domingo, 18 de mayo de 2025

¿Qué dice la Biblia acerca de prestar dinero?

 

¿Qué dice la Biblia acerca de

prestar dinero?



La Palabra de Dios dice que muchísima gente se aleja de la fe y queda marcada por muchas aflicciones cuando permite que el dinero se apodere de su corazón. Por eso, la Biblia contiene cientos de versículos sobre cómo Dios quiere que manejemos el dinero, y esto incluye el prestarlo.

Moisés trató este tema en el Antiguo Testamento. Esencialmente, a los israelitas no se les permitía cobrar intereses cuando prestaban dinero a un hermano pobre. Sin embargo, podían cobrar intereses por los préstamos que hacían a los extranjeros. Esta regla formaba parte de la ley mosaica: "Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura" (Éxodo 22:25; ver también el Salmo 15:5). Esta prohibición de cobrar intereses incluía en realidad "ni interés de comestibles, ni de cosa alguna de que se suele exigir interés" (Deuteronomio 23:19). El propósito de la ley era doble: un préstamo con intereses sólo agravaría la situación de los pobres, y Dios prometía una bendición para quienes tuvieran la bondad de prestar, y que superaría con creces cualquier interés que ganaran. Además, al final de cada siete años, los acreedores debían cancelar todas las deudas que tuvieran con sus hermanos israelitas (Deuteronomio 15:1).

En el Nuevo Testamento, Jesús nos dice que no debemos "rechazar al que quiera pedirte prestado" (Mateo 5:42). Aplicó este principio incluso a nuestros enemigos en sus momentos de necesidad: "Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande" (Lucas 6:35. De hecho, hay muchos pasajes en la Biblia que nos exhortan a tener un corazón generoso y dadivoso, especialmente con los menos afortunados. Moisés enseñó a su pueblo: "Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que el Señor tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite" (Deuteronomio 15:7-8).

La clara enseñanza de la Biblia es que Dios espera que Sus hijos actúen con rectitud al prestar dinero. Y nos ayuda a recordar que nuestra capacidad de producir riqueza viene de Dios (Deuteronomio 8:18) y que es Dios quien "envía [tanto] la pobreza como la riqueza; Él abate y enaltece" (1 Samuel 2:7). Ahora bien, no hay nada malo en prestar dinero legítimamente y esperar que se lo devuelvan con un interés justo (Salmo 37:21; Proverbios 28:8). Sin embargo, debemos recordar que la enseñanza bíblica sobre asuntos monetarios también incluye el préstamo de dinero y el endeudamiento. Aunque la Biblia no prohíbe expresamente pedir dinero prestado, tampoco lo fomenta. Esto no es lo mejor para el pueblo de Dios, ya que la deuda nos convierte en esclavos del prestamista (Proverbios 22:7). Dios prefiere que acudamos a Él para cubrir nuestras necesidades en lugar de depender de los prestamistas. Asimismo, como aclara el salmista, debemos pagar nuestras deudas (Salmo 37:21). Cuando prestamos dinero a alguien, aumentamos la carga de deudas de esa persona y ponemos obstáculos para que tropiece.

Alguien dijo en una ocasión: "Antes de pedir dinero prestado a un amigo, decide qué es lo que más necesitas". No hay duda de que las amistades se han estropeado o incluso se han perdido por el hecho de prestar dinero. Sin embargo, si ambas partes se mantienen dentro de los parámetros bíblicos, no debería haber ningún problema. Sin embargo, para no poner en peligro una relación que valoras, en algunas situaciones un regalo puede ser mejor que un préstamo. Dios espera que Sus hijos den a los necesitados, así que damos de nuestro tiempo, talentos y dinero. Como nos enseñó Jesús: "Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir" (Lucas 6:38).

Pero que hay del endeudamiento en el Cristiano. Pablo nos encomienda no deber a nadie nada sino el amor en Romanos 13:8. Este es un poderoso recordatorio del desagrado de Dios por toda forma de endeudamiento que no ha sido pagada de manera puntual (ver Salmo 37:21). Al mismo tiempo, la biblia no ordena explícitamente contra todas las formas de deuda. La biblia advierte contra la deuda, y ensalza la virtud de no endeudarse, pero no prohíbe la deuda. La biblia tiene duras palabras de condena para los prestamistas que abusan de los que están atados a ellos en deuda, pero no condena al deudor.

Los cristianos se encuentran en una situación paralela. La vida, muerte y resurrección de Jesucristo ha pagado nuestra deuda de pecados con Dios. Ahora, mientras tengamos la oportunidad, podemos ayudar a otros en necesidad, particularmente a quienes son nuestros hermanos en la fe, con préstamos que no aumenten sus problemas. Jesús aún enseñó este principio en la parábola acerca de dos deudores y su actitud hacia el perdón de la deuda (Mateo 18:23-35).

La biblia no expresa ni prohibiciones ni permisos sobre el préstamo de dinero. La sabiduría de la biblia nos enseña que usualmente no es buena idea endeudarse. Las deudas nos hacen esencialmente esclavos de aquel a quien debemos. Al mismo tiempo, en algunas situaciones, el endeudarse es un “mal necesario”. En tanto que el dinero sea manejado de una manera sabia, y los pagos de la deuda sean manejables, un cristiano puede tener la carga de una deuda financiera si es absolutamente necesario.

 CONCLUSION:

De todo lo mencionado sobre el tema en las Escrituras podemos expresar que Dios no se agrada del endeudamiento del Cristiano y mucho menos que no pague sus compromisos, el salmo 37:21 dice: "El impío toma prestado, y no paga; mas el justo tiene misericordia, y da., también rechaza que preste dinero buscando ganancias.   Todo cristiano debe entender que si usted quiere prestar como forma de negocio para generar ganancias no debe hacerlo, busque otra manera de obtener ingresos.

 

Francis Suarez

 


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