"El Espíritu vuelve a Dios que lo dio"
En algunas ocasiones se utilizan las palabras de Eclesiastés 12:7 para
sostener la creencia en el vuelo del espíritu al cielo al morir el cuerpo,
donde se supone que entra en su herencia eterna; aunque parece que siempre se
olvidan de que "es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de
Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el
cuerpo, sea bueno o sea malo" (2 Corintios 5:10), Por supuesto esto
es así solo para los nacidos de nuevo. Aquí este Tribunal de Cristo es el juicio
para los creyentes, que pertenecen a la primera resurrección.
Para qué podría ser semejante juicio, si los hombres van a sus premios o
castigos al morir, es inconcebible para una mente racional. También de la misma
manera citan a (Heb. 9:27) que dice : “ Esta determinado que todo hombre muera una
sola vez, y luego el juicio,” como si al morir inmediatamente se nos
pasa juicio y recibimos lo que merecemos; mal entendiendo que la escritura lo
que afirma es que después de morir el próximo acontecimiento será la
resurrección para juicio, sea un creyente que murió en victoria o un impío
pecador que llego a la muerte sin recibir a Cristo.
Ahora bien, lo primero a lo cual dirigiríamos la atención del lector en el
versículo en referencia es al hecho que Salomón no hace diferencia entre buenos
y malos, sino que habla, sin calificaciones, de que, al morir la persona, el
espíritu regresa a Dios que lo dio. Lo que sea el espíritu del cual se habla
aquí, todos concordarán en que todos los hombres lo tienen, tanto los buenos
como los malos, y que al producirse la muerte ese espíritu abandona al bueno y
al malo por igual; y en vista de que se dice que regresa a Dios que lo dio, se
entiende que vino de Dios.
El hecho que el espíritu del cual se habla aquí se da a todos los hombres
por igual, y que al producirse la muerte regresa a Dios desde donde vino,
muestra claramente que ese espíritu no es el hombre mismo, bueno o malo, porque
ningún creyente en la teoría popular admitirá que la supuesta entidad
espiritual de los malos va a Dios al producirse la muerte. Porque para que este
texto pueda ajustarse a la teoría de la existencia desincorporada consciente y
a la creencia de que se va al cielo al morir, debe modificarse
considerablemente. Habría que recordarle a Salomón que cometió un grave error
al no cuidar sus palabras para que dijeran que al producirse la muerte sólo el
espíritu de los buenos va a Dios, mientras que el de los malos va en otra
dirección; no a Dios, sino al diablo.
Usted estimado lector, no estará dispuesto a admitir que Salomón se
equivocó. Más bien Ud. se sentirá inclinado a concluir que la teoría popular
discrepa tanto de la inspiración que las palabras de la Escritura tendrían que
ser modificadas en gran medida para que pudieran ajustarse a los dogmas de las
escuelas teológicas, basadas en interpretaciones y opiniones de hombres.
Sírvase tomar nota de que el espíritu del cual se habla aquí regresa a Dios
que lo dio . Dios lo dio. Es un elemento que Dios dio a algo o a alguien en ese
momento (Neutro) ni bueno ni malo era. Es aquello que fue dado a un ser, y no
es el ser a quien le fue dado. Por lo tanto, no es el hombre mismo sino algo
que fue dado al hombre, lo cual, al producirse la muerte, abandona al hombre al
cual le fue dado y regresa a Aquel que lo dio.
Ahora bien, quiero pedirle que vuelva a leer lo que hemos dicho y los
textos que hemos dado en relación con el tema del espíritu. Entonces usted verá
que la palabra espíritu se usa con frecuencia para referirse a la vida, tanto
del hombre como de los animales. La palabra espíritu en el versículo en
referencia procede del término hebreo ruach. Salomón usó esta misma palabra en
este mismo libro, en Eclesiastés 3:19, pero nuestros traductores la vertieron
ahí como "respiración" y aquí como "espíritu"
(Eclesiastés 12:7) Con respecto al hombre y a las bestias, ahí se dice: "Una
misma respiración [ ruach ] tienen todos". Ahora bien, ¿qué dio Dios al hombre cuando lo
hizo un ser viviente? La respuesta se da en Génesis 2:7-- "Sopló en su nariz aliento [
ruach ] de vida". ¿Qué ocurre cuando muere un hombre? "Sale
su aliento [ ruach ], y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus
pensamientos" (Salmos 146:4) Cuando respiramos inhalamos el aire
que nos rodea, el cual Dios, en sus métodos misteriosos, ha impregnado con el
principio de vida. Cuando, por enfermedad o accidente, nos vemos impedidos de
respirar, nuestro aliento o respiración se va, la vida se va y quedamos sin
vida como estaba Adán antes de que Dios soplara el aliento de vida en su nariz.
Dios es la única fuente de vida; la vida de todos los seres vivientes. La vida
vino de él. Al producirse la muerte, la vida regresa a él. La vida que Dios dio
a Adán no fue una entidad inmortal. Sin duda no fue una entidad consciente lo
que sopló Dios en la nariz de Adán. Tampoco es una entidad consciente cuando
regresa a Dios que lo dio.
Además, el espíritu o vida de todos los hombres y de todos los animales
procede de Dios; pero el hombre salió del polvo. "Entonces Jehová Dios formó
al hombre del polvo de la tierra" (Génesis 2:7) "El
primer hombre es [formado] de la tierra, terrenal" (1 Corintios 15:47)
El hombre salió del polvo; su vida, o espíritu de vida o aliento de vida, vino
de Dios. Cuando se produce la muerte, hay un retorno de las cosas. El hombre
que salió del polvo regresa a la tierra, y la vida que fue dada para hacerlo un
hombre viviente regresa a Dios que lo dio. Al hacer un hombre viviente, se
produce la formación y otorgamiento de vida. Para que ese mismo hombre muera se
le debe retirar la vida, y el hombre mismo queda expuesto a la descomposición.
Esto es lo que el texto biblico dice acerca de la muerte: "Y
el polvo vuelva a la tierra, como era , y el espíritu [vida] vuelva a Dios que
lo dio". Y lo que se aplica en esto al hombre también se aplica a
las bestias; porque Salomón dice de ambos: "Como mueren los unos, así mueren los
otros, * * * todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo"
(Eclesiastés 3:19, 20) El hombre que no es mejor que las bestias "es
semejante a las bestias que perecen [...], como a rebaños que son conducidos al
Seol [sepulcro]" (Salmos 49:12, 14, 20) Pero el hombre que
sobrepasa a las bestias en la escala intelectual y moral, y se hace responsable
ante Dios, saldrá a vida otra vez; se producirá una resurrección [ anastasis
---levantarse otra vez] "para que cada uno reciba según lo
que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo" (2
Corintios 5:10).
El espíritu que vuelve a Dios
"Y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios
que lo dio" (Eclesiastés 12:7).
Acá tenemos una descripción de lo que ocurre con el hombre cuando muere.
Pero se levanta naturalmente la pregunta: ¿Qué es ese espíritu que regresa a
Dios?
Las palabras del apóstol Santiago pueden ayudarnos a entenderlo:
"Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin
obras está muerta" (Santiago 2:26). El espíritu, entonces, es lo que mantiene el cuerpo
vivo.
Algunas Biblias tienen una acotación marginal en la cual explican que la
palabra "espíritu" puede ser traducida también por "respiración".
Pues el cuerpo sin la respiración o el aliento está muerto.
Las dos palabras, "aliento" y "espíritu se usan
indistintamente en las Escrituras. Job 27:3 dice en la Versión Moderna:
"Mientras tanto que mi espíritu esté dentro de mí, y haya hálito de Dios
en mis narices... "
El espíritu que un hombre recibe de Dios y que vuelve a Dios cuando muere,
es lo que Dios pone en sus narices.
Volvámonos ahora pues al relato de la creación del hombre otra vez. ¿Qué
puso Dios en las narices del hombre?
"Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló
en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente" (Génesis
2:7).
Dios insufló en la nariz del hombre en ocasión de la creación el aliento de
vida. Luego, en ocasión de la muerte, la chispa o el aliento o el espíritu de
vida regresa a Dios quien lo dio. Es el proceso inverso de la creación.
"Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra".
¿Describiremos al hombre tal como salió de las manos de su Creador?
Allí está: completo con todas sus partes. Tiene un cerebro en la cabeza
listo para pensar, pero no piensa. Hay sangre en las venas lista para fluir, pero
no fluye. Tiene un corazón en el pecho listo para latir, pero no late. Está
listo para vivir, para amar, para actuar, peo no vive, no ama, no actúa
todavía.
"Y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser
viviente".
Desde ese momento el hombre poseyó una identidad, una personalidad, un
carácter. El hombre llegó a ser "alma
viviente", según la antigua versión de Valera, o un "ser viviente", según la versión
revisada.
Luego, cuando el hombre muere, de acuerdo con Eclesiastés 12:7, el polvo
vuelve a la tierra como era, y el espíritu de vida, o aliento de vida, sea que
se trate de un hombre santo o pecador, regresa a Dios quien lo dio. La
identidad no está perdida. El carácter está preservado. La personalidad está
segura en las manos de Dios. Pero el hombre deja de estar consiente, porque la
unión del cuerpo y el aliento - unión que da vida y que la mantiene - ha sido
quebrantada.
En otras palabras, si la unión del polvo de la tierra y el aliento de vida
produce un ser viviente, ¿qué le ocurre a ese ser o a esa alma viviente cuando
estos dos elementos son separados en ocasión de la muerte? Por eso Job dice: “
"Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?" (Job 14:14) y David
dice: “Porque en la muerte no hay memoria de ti; en el sepulcro, ¿quién te
alabará? (Salmo 6:5) También : ‘
Los muertos no alaban al SEÑOR, ni ninguno de los que descienden al
silencio. (Salmo 115:17) Isaías también hablo: “Porque el sepulcro no te
exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden a la fosa esperarán tu
verdad. (Isaías 38:18) y nuevamente salomón dice: “ Porque los que viven saben que
han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su
memoria es puesta en olvido.”(Ecle. 9:5)
Cualquiera puede ver que el hombre deja de existir como un ser viviente
hasta que el autor de la vida reúna de nuevo los dos elementos en el día de la
resurrección. AMEN.
Francis Suarez
Articulo escrito y presentado
En mi blopspot el 11 enero 2017