domingo, 27 de diciembre de 2020

La adoración que agrada a Dios

 


La adoración que agrada a Dios

 Juan 4:20-24


Introducción

Durante su conversación con la samaritana, el Señor abordó el tema de la adoración con una amplitud y profundidad completamente nuevas. De esta manera contestó a las inquietudes de la mujer, dejándonos también a nosotros una información muy valiosa que necesitamos para poder ofrecer a Dios una adoración que sea de su agrado.

(Jn 4:20-24) "Le dijo la mujer: Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren."

Veremos cuáles son sus características a la luz de la Biblia, y consideraremos el tipo de enseñanza que Jesús aplico a la mujer samaritana.

1. Primero ¿Qué es la adoración?

Adorar a Dios es la actividad más noble, elevada e importante que el ser humano puede realizar. Fuimos creados para eso, y cuando el hombre pecó rompiendo así su relación con Dios, él envió a su propio Hijo con el fin de redimirnos para que pudiéramos ser nuevamente verdaderos adoradores. Esto es lo que Jesús quería dar a entender a la mujer cuando le dijo: "el Padre tales adoradores busca que le adoren".

En el libro de Apocalipsis 4:8-11, las Escrituras nos dicen : "Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas."

Ahora bien, cuando nos preguntamos qué es la adoración, encontramos que, como es habitual en la Biblia, ésta no nos ofrece ninguna definición, sino que su forma de enseñarnos es mostrándonos numerosos ejemplos de personas que adoraban a Dios con el fin de que a través de ellos podamos aprender cómo debemos hacerlo nosotros.

Notemos por ejemplo cómo el rey David comenzaba el Salmo 18 expresando su amor a Dios: "Te amo, oh Jehová", para inmediatamente después invocarle porque reconocía que "es digno de ser alabado" (Sal 18:1-3). Como no puede ser de otra manera, es nuestro amor a Dios lo que nos lleva a adorarle. Aunque, por supuesto, este amor es una pobre respuesta al gran amor que hemos recibido de él (1 Jn 4:10). Por lo tanto, si la adoración no surge como una respuesta genuina de nuestro amor a Dios, todo lo que hagamos no pasará de ser simples ritos religiosos fríos y secos, carentes de significado, y que de ninguna manera agradarán a Dios.

Ahora bien, todos sabemos que el verdadero amor a Dios implica entrega absoluta. El Señor nos enseñó que para amarle hay que hacerlo con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente (Mt 22:37). Así pues, la adoración genuina implica la entrega de todo lo que somos como una ofrenda de amor. Podemos encontrar una buena ilustración de esto en el sacrificio de los holocaustos que se realizaban en el Antiguo Testamento. La particularidad que tenía este tipo de ofrenda era que el animal se ofrecía completamente al Señor en olor grato, a diferencia de los otros sacrificios en los que se reservaban diferentes partes para los sacerdotes o el oferente (Lv 3:1-9). Así que, podríamos decir que la adoración es una "ofrenda del todo quemada", donde el adorador no se queda nada para sí mismo, sino que se entrega sin reservas a Dios, consagrándole su vida entera a él.

Todo indica que el apóstol Pablo tenía este tipo de sacrificio en mente cuando exhortaba a los cristianos en Roma:

(Rom. 12:1) "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional."

Y si meditamos un poco más en esto, rápidamente nos daremos cuenta de que la expresión plena de este tipo de devoción la encontramos en Cristo cuando entregó su vida al Padre en la Cruz:

(Ef 5:2) "Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante."

Por lo tanto, adorar a Dios implica también sumisión y obediencia. No podemos adorarle sin haber rendido previamente nuestra voluntad ante él para servirle en todo cuanto nos manda. Ya hemos visto un buen ejemplo de esto en el pasaje de Apocalipsis antes citado, en el que en una escena celestial "los ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono" (Ap 4:10). El hecho de colocar sus coronas a los pies del Señor es una forma de expresar su sumisión, reconocimiento y entrega absoluta.

La conclusión de todo esto es que no podemos reducir nuestra adoración a unas bonitas expresiones de nuestros labios, porque antes de que Dios escuche lo que decimos, primeramente mira nuestros corazones. Esta fue la razón por la que tanto Jesús como los profetas del Antiguo Testamento tuvieron que reprender reiteradamente al pueblo de Israel:

(Mr 7:6) "Respondiendo él, les dijo: Hipócritas bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí."

Su problema consistía en que cuando ofrecían su adoración a Dios, lo que decían sus labios no se correspondía con la actitud interior de sus corazones. No había obediencia a su Palabra, lo que era una triste evidencia de su falta de amor por él (Jn 14:15).

Ahora bien, una vez que hemos señalado que la adoración surge de un corazón que ama y se entrega completamente a la voluntad de Dios, hay que decir también que le adoramos cuando nos dirigimos a él para expresarle la admiración que le profesamos. Esto lo podemos hacer principalmente por medio de la oración y también del canto.

(Heb. 13:15) "Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesen su nombre."


domingo, 20 de diciembre de 2020

"¿ En el Antiguo Testamento dónde se menciona a Cristo?"

 

"¿ En el Antiguo Testamento dónde se menciona a Cristo?"


Sabemos que El Nuevo Testamento por no dejar de mencionarlo contiene la vida y enseñanza de Jesucristo. Hay quienes fechan la escritura de los Evangelios en el siglo II d.C., esto es, más de 100 años después de la muerte de Jesucristo. Aún si este fuera el caso (cual rechazamos), en términos de evidencias antiguas, los escritos hechos menos de 200 años después de que los eventos ocurrieran, son considerados como evidencias muy confiables. Más aún, la gran mayoría de los estudiosos (cristianos y no cristianos) aceptarán que las Epístolas de Pablo (al menos algunas de ellas) fueron de hecho escritas por Pablo en la mitad del primer siglo d.C., menos de 40 años después de la muerte de Jesús. En términos de evidencias de manuscritos antiguos y tomando en cuenta que se han encontrado en Hebreo y griego, incluso algunas porciones escritas en arameo lengua de la época de Jesús, esta es una prueba extraordinariamente fuerte de la existencia de un hombre llamado Jesús en Israel a principios del primer siglo d.C.

 Existen muchas profecías acerca de Jesucristo en el Antiguo Testamento.  Intérpretes teológicos cuentan en grandes cantidades las profecías Mesiánicas. Incluso si usted examina e investiga en la historia secular fuera de los Escritos Sagrados, no encontrara en la historia de la humanidad algún personaje más mencionado y de cual se hayan escritos o hicieran menciones (Profecías) sobre su vida siglos antes de nacer, y de una manera tan exacta y asombrosa. De muestra apenas mencionaremos aquellas que están consideradas como las más claras e importantes.

 Con respecto al nacimiento de Jesús: Isaías 7:14 “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”. Isaías 9:6 “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz”. Miqueas 5:2 “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”.

 Con relación al ministerio y muerte de Jesús: Zacarías 9:9, “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén, he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”. Salmo 22:16-18 “Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos; entre tanto, ellos me miran y me observan. Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes”.

 Creo que en la comunidad Cristiana a unanimidad entiende que la profecía más clara acerca de Jesús, y definitivamente la más extensa, está en el capítulo 53 de Isaías porque es la más explicativa, pues aquí muestra su padecimiento, su misión a cumplir, su propósito, su obra de expiación a favor de los seres humanos Isaías 53:3-7 “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”.

 Y hay más, mucho más como la profecía de las “setenta semanas” en Daniel capítulo 9, predicen la fecha exacta en que Jesús el Mesías sería “quitado”. Isaías 50:6 describe con precisión los golpes que Jesús soportó. Zacarías 12:10 predice la lanza que “traspasó” el corazón del Mesías, y que ocurrió después de que Jesús murió en la cruz. Definitivamente hay muchas profecías y muchos más ejemplos que pueden proporcionarse, pero en este artículo sería imposible mencionarlos, entendemos que estos serán suficientes para ilustrar a los lectores. El Antiguo Testamento definitivamente profetizó la venida de Jesús como el Mesías.

Gracias damos al Todo Poderoso por ofrecer a su hijo Cristo Jesús en un amor infinito para darnos vida y en abundancia al lado de él. Gracias Señor, para ti toda la honra y la gloria por los siglos de los siglos amen.

domingo, 13 de diciembre de 2020

¿Cómo experimentar una libertad real en Cristo?"

 

¿Cómo experimentar una

 libertad en Cristo?"


Aunque parezca una contradicción, la única verdadera libertad en Cristo viene a aquellos que son sus esclavos. La esclavitud ha llegado a significar degradación, miseria y desigualdad. Pero el paradigma bíblico es la verdadera libertad del esclavo de Cristo que experimenta el gozo y la paz, los derivados de la única y verdadera libertad que alguna vez podamos llegar a conocer en esta vida. Hay 124 casos en el nuevo testamento de la palabra doulos, que significa "alguien que pertenece a otro" o "esclavo con ningún derecho de propiedad". Desafortunadamente, la mayoría de las versiones modernas de la biblia, así como la Reina Valera, generalmente traducen la palabra doulos como "siervo" o "esclavo". Pero un siervo es uno que trabaja por un salario, y que, en virtud de su trabajo, su amo le debe algo. El cristiano, por el contrario, no tiene nada que ofrecerle al señor en pago por su perdón, y le pertenece totalmente al amo que lo compró con su sangre derramada en la cruz. Los cristianos son comprados por esa sangre y son posesión de su señor y salvador. No somos contratados por él; le pertenecemos a él (Romanos 8:9). Así que "esclavo" es realmente la única traducción correcta de la palabra doulos.

 Cada uno busca la libertad. Especialmente en el occidente, la libertad es la mayor virtud, y es muy buscada por todos aquellos que son o se consideran oprimidos. Pero la libertad en Cristo no es lo mismo que la libertad política o económica. De hecho, algunas de las personas que han sido oprimidas más duramente en la historia, han tenido completa libertad en Cristo. La biblia nos dice que, espiritualmente hablando, nadie está libre. En Romanos 6, Pablo explica que todos somos esclavos. O somos esclavos del pecado o esclavos de la justicia. Aquellos que son esclavos del pecado no se pueden liberar a sí mismos de él, pero una vez que somos libres del castigo del poder del pecado a través de la cruz, nos convertimos en una clase diferente de esclavos, y es en esa esclavitud que podemos encontrar la paz y la verdadera libertad.

 Lejos de ser oprimidos, el esclavo de Cristo es verdaderamente libre. Hemos sido liberados del pecado por el hijo de Dios quien dijo, "Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres" (Juan 8:36). Ahora, el cristiano puede decir con verdad, junto con Pablo, "Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte" (Romanos 8:2). Ahora sabemos la verdad y esa verdad nos hace libres (Juan 8:32). Paradójicamente, a través de nuestra servidumbre a Cristo, también nos hemos convertido en hijos y herederos del Dios altísimo (Gálatas 4:1-7). Como herederos, somos partícipes de esa herencia, la cual es la vida eterna que Dios concede a todos sus hijos. Este es un privilegio más allá de cualquier tesoro terrenal que alguna vez podamos heredar, mientras que aquellos en la esclavitud del pecado heredan sólo la muerte espiritual y una eternidad en el infierno.

 Muchas veces no comprendemos de que hemos sido crucificados con Cristo (Gálatas 2:20) y que hemos nacido de nuevo completamente como nuevas criaturas (2 Corintios 5:17). La vida cristiana es una de morir a sí mismo y de levantarnos a "caminar en la novedad de vida" (Romanos 6:4), y esa vida nueva se caracteriza por tener pensamientos sobre aquel que nos salvó, no por tener los pensamientos acerca de la carne muerta que ha sido crucificada con Cristo. Cuando continuamente estamos pensando en nosotros mismos y complaciendo la carne en los pecados de los cuales hemos sido liberados, estamos básicamente cargando un cadáver, lleno de podredumbre y muerte. La única manera de enterrarlo completamente es por el poder del Espíritu, que es la única fuente de fortaleza. Fortalecemos la nueva naturaleza cuando la alimentamos continuamente con la palabra de Dios, y por medio de la oración obtenemos el poder que necesitamos para escapar del deseo de volver a la vieja vida de pecado.

 Entonces, ¿por qué tantos cristianos viven como si estuvieran aún en la esclavitud? Por una sencilla razón; a menudo nos rebelamos contra nuestro amo, negándonos a obedecerle y aferrándonos a nuestras vidas pasadas. Nos sujetamos a los pecados que una vez nos ataron a Satanás como nuestro amo. Ya que nuestra nueva naturaleza aún vive en la vieja naturaleza carnal, todavía somos atraídos al pecado. Pablo le dice a los de Éfeso que "se despojen" del viejo hombre viciado conforme a los deseos engañosos y que "se vistan" del nuevo hombre creado según Dios en la justicia. Despojarse de la mentira, y vestirse de la verdad. Dejar a un lado el robar, y convertirse en alguien útil y que trabaja. Despojarse de la amargura, la rabia y la ira, y vestirse de bondad, compasión y perdón (Efesios 4:22-32). Hemos sido liberados de la esclavitud del pecado, pero a menudo nos volvemos a poner las cadenas porque hay una parte de nosotros que ama la vida antigua.

 Debemos escuchar el corazón de Dios, para que por medio del estudio de su Palabra, aprenderla para obrar de acuerdo a lo que quiere Dios que hagamos y para dejar de ser presa de aquellos falsos maestros que tergiversan la palabra de Dios y que muchos hermanos por falta de conocimiento bíblico son capturados y los hacen caer en creencias de doctrinas falsas, con razón Jesús dijo que : “ en él y su palabra seremos libres “. Sé que para nuestras iglesias se llenen de este tipo de personas, necesitaremos a la vez en nuestros púlpitos Lideres que se hallan forjado con esta disciplina.

Recordemos hermanos que perseverar en el estudio de la palabra santa, nos acerca más a Dios, nos hace libres, engrandecemos nuestra fe y nos ayuda a hacer la voluntad de Dios.

domingo, 6 de diciembre de 2020

¿Cuál es el tiempo de angustia para Jacob?

 

¿Cuál es el tiempo de angustia para Jacob?

El estudio de las Sagradas Escrituras es algo muy serio, sobre todo para aquellos siervos de Dios que tenemos el privilegio de predicar su palabra; nos exige poner empeño en el estudio  y análisis para lograr cuando el caso lo requiere una correcta  exégesis bíblica. Por eso debemos reconocer la diferencia que existe entre exégesis y hermenéutica.

Ambos términos provienen del griego: exegesis ξήγησις1 , que es la forma crítica de interpretar un texto y hermenéutica ρμηνευτικ τέχνη2 , que trata del arte o ciencia de interpretar o explicar dicho texto o cita.

 

Todos conocemos o hemos escuchado del patriarca Jacob mencionado en la biblia , esta nos dice que Jacob probablemente nació en Lahai-roi, y que fue uno de los últimos patriarcas al cual se le debe el nacimiento de las 12 tribus de Israel a través de sus hijos. De hecho Jacob recibió el nombre de Israel dado por Dios (Gen, 35:10) nació unos veinte años después del matrimonio entre Isaac y Rebeca, cuando para ese tiempo su padre tenía 60 años de edad, y su abuelo Abraham, 160 años. ... Era el segundo nacido de los hijos mellizos de Isaac y Rebeca.

 

La frase “tiempo de angustia para Jacob” es una cita de Jeremías 30:7 la cual dice, “¡Ah, cuán grande es aquel día! Tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado.”

 

En los versos anteriores de Jeremías 30, encontramos que el Señor le está hablando al profeta Jeremías cerca de Judá e Israel (30:3-4). En el verso 3, el Señor promete que un día en el futuro, Él traerá tanto a Judá como a Israel de regreso a la tierra que Él prometió a sus padres. El verso 5 describe un tiempo de gran temblor y espanto. El verso 6 describe este tiempo de tal forma que lo ilustra como hombres sufriendo los dolores del parto, indicando nuevamente un tiempo de angustia. Pero hay esperanza para Judá e Israel, porque aunque este es llamado un “tiempo de angustia para Jacob” el Señor promete que Él salvará a Jacob (refiriéndose a Judá e Israel) de este tiempo de gran angustia (verso 7).

 

En Jeremías 30:10-11 el Señor dice, “Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, ni te atemorices, Israel; porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de cautividad; y Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, y no habrá quien le espante. Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová….”

 

También el Señor dice que Él destruirá a las naciones que tuvieron a Judá e Israel en cautiverio, y que jamás permitirá que Jacob sea totalmente destruido. Sin embargo, debe notarse que el Señor describe esto como un tiempo de disciplina para Su pueblo. Él dice de Jacob, “… y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo.”

 

Jeremías 30:7 dice, “¡Ah, cuán grande es aquel día! Tanto, que no hay otro semejante a él.” El único período de tiempo que se ajusta a esta descripción es el período de la Tribulación. Este tiempo es sin paralelo en la historia.

 

Jesús describe la Tribulación usando algunas de las mismas imágenes de Jeremías. En Mateo 24:6-8, Él declara que la aparición de falsos cristos, las guerras y rumores de guerras, hambrunas y terremotos son “el principio de los dolores de parto.”

 

Pablo también describe la Tribulación como dolores de parto. 1 Tesalonicenses 5:3 dice, “que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.” Este evento sigue al Arrebatamiento y al retiro de la Iglesia en 4:13-18. En 5:9, Pablo re-enfatiza la ausencia de la Iglesia en este período de tiempo diciendo: “Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.” La ira de la que se habla aquí es el juicio de Dios sobre el mundo incrédulo y Su disciplina de Israel durante la Tribulación

 

Estos “dolores de parto” son descritos en detalle en Apocalipsis, capítulos 6 a 12. Parte del propósito de la Tribulación, es traer a Israel de regreso al Señor.

 

Para aquellos que han recibido a Cristo como su Salvador del pecado, el tiempo de angustia para Jacob es algo por lo que debemos alabar al Señor, porque demuestra que Dios guarda Sus promesas. Él nos ha prometido vida eterna a través de Cristo nuestro Señor, y ha prometido tierra, semilla, y bendición para Abraham y sus descendientes físicos. Sin embargo, antes de cumplir esas promesas, Él disciplinará amorosa, pero firmemente a la nación de Israel, para que regrese a Él.