domingo, 30 de agosto de 2020

"¿Conoces Qué es la Segunda Venida de Jesucristo?"


 

"¿Conoces Qué es la Segunda Venida de Jesucristo?"

La segunda venida de Jesucristo es la esperanza de los creyentes de que Dios está en control de todas las cosas, y que volverá a buscar a sus santos de su Iglesia, erradicar el mal y a satanás y reinar para siempre. Él es fiel a las promesas y profecías de Su Palabra. En Su primera venida, Jesucristo vino a la tierra como un bebé nacido en un pesebre de Belén, tal como fue profetizado. Jesús cumplió muchas de las profecías del Mesías durante Su nacimiento, vida, ministerio, muerte, y resurrección. Sin embargo, hay algunas profecías respecto al Mesías, que Jesús aún no ha cumplido. La segunda venida de Jesucristo será el retorno de Cristo para cumplir las profecías restantes. En Su primera venida, Jesús fue el siervo sufriente. En Su segunda venida, Jesús será el Rey conquistador. En su primera venida, Jesús llegó bajo las más humildes circunstancias. En Su Segunda Venida, Jesús vendrá con los ejércitos celestiales a Su lado.

Los profetas del Antiguo Testamento no hicieron esta distinción clara entre los dos advenimientos. Esto puede verse en Escrituras tales como Isaías 7:14; 9:6-7; y Zacarías 14:4. Como resultado de las profecías que parecen hablar de dos individuos, muchos estudiosos judíos creyeron que habría ambas, un Mesías sufriente y un Mesías conquistador. Fallaron en entender que el mismo Mesías cumpliría los dos papeles. Jesús cumplió el papel del siervo sufriente (Isaías capítulo 53) en Su primera venida. Jesús cumplirá el papel del Rey y libertador de Israel en Su segunda venida. Zacarías 12:10 y Apocalipsis 1:7 describen la segunda venida, mirando hacia atrás a Jesús siendo traspasado. Israel, y el mundo entero, lamentarán por no haber aceptado al Mesías la primera vez que Él vino.

Después de que Jesús ascendió al cielo, los ángeles declararon a los apóstoles, “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11). Zacarías 14:4 identifica el Monte de los Olivos como el lugar de la segunda venida. Mateo 24:30 declara, “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”. Tito 2:13 describe la segunda venida como una “manifestación gloriosa”.

La segunda venida es relatada con grandes detalles en Apocalipsis (19:11-16), “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en Su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino Él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y Su nombre es; EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De Su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones, y Él las regirá con vara de hierro; y Él pisa el lagar del vino del furor de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en Su muslo tiene escrito este nombre; REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES”.

Nunca, nunca confunda con el jinete del caballo blanco de (Apoc. 6:2) este es el anticristo, es uno de los (4) Jinetes que herirán la humanidad de la tierra con toda clase de pestes, plagas,  desastres y sufrimientos. Este vino a vencer y solo portaba un arco y una corona, Cristo Jesús  porta una espada de doble filo, y trae una corona con muchas diademas (12) y escrito el nombre de: EL VERBO DE DIOS, quien es ese, pues el Apóstol Juan te lo dice en (Juan 1:1-14). Nuestro Rey y Señor Cristo Jesús.

 Amen hermano,

Gracias una vez más a Gotquestions.org por la base del articulo central, Dios les bendiga


domingo, 23 de agosto de 2020

Exégesis de: “Tome su cruz y sígame”

 


Exégesis de: “Tome su cruz y sígame” (Mateo 16:24; Marcos 8:34; Lucas 9:23)

En la cita de (Mt.16:24) muchas personas interpretan la "cruz" como una carga que deben llevar en sus vidas: un problema o tribulación, o incluso talves una enfermedad física que les afecta. Muchas veces lo confiesan diciendo "Esa es mi cruz que tengo que llevar". Pero esto es lo que Jesús quiso decir cuando dijo, "tome su cruz y sígame".

Nadie estaba pensando en la cruz como símbolo de una carga o problema que había que llevar cuando Jesús la llevó y fue crucificado en ella. Para una persona en el primer siglo, la cruz significaba una cosa y sólo una cosa: la muerte por la forma más dolorosa y humillante que los seres humanos podrían desarrollar.

Solo después de la muerte y resurrección de Jesús, la Iglesia reconoció ver la cruz como un símbolo valioso de la expiación, perdón, gracia y amor de Cristo hacia nosotros. Pero en los días de Jesús, la cruz representaba solamente muertes tortuosas. Puesto que los romanos obligaron a los condenados llevar sus propias cruces al lugar de la crucifixión, el llevar una cruz significaba llevar su propio mecanismo de ejecución mientras se enfrentaban a la multitud haciendo el ridículo por el camino a la muerte.

En el caso de llevar la cruz y seguir a Cristo implica decir sí a algo por el bien de Jesús. Llevar la cruz implica oración y estudio de la Biblia. Estos toman tiempo y deben ser elegidos y ser buscados, en lugar de otros pasatiempos que podríamos preferir humanamente y que siendo de este mundo no son de provecho espiritual.

Por lo tanto, "tome su cruz y sígame" significa estar dispuesto a morir con el fin de seguir a Jesús. Esto se llama "morir a sí mismo". Es un llamado a la entrega absoluta. Después que Jesús ordenó llevar la cruz, dijo, "Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?" (Lucas 9:24-25; Mateo 16:26; Marcos 8:35-36). Aunque el llamado es difícil, la recompensa es inigualable, esa cruz representa su capacidad de sacrificio.

 Dondequiera que Jesús iba, él atrajo a multitudes. Aunque estas multitudes a menudo los seguían como el Mesías, su punto de vista de quién realmente era el Mesías y lo que iba a hacer, estaba distorsionado. Pensaron que Cristo traería consigo la restauración del reino. Creían que los liberaría del régimen opresor de sus ocupantes romanos. Incluso el propio círculo íntimo de los discípulos de Cristo creían que el reino vendría pronto (Lucas 19:11). Seguir a Jesús es fácil cuando la vida va muy bien; nuestro verdadero compromiso con él se revela durante las pruebas. Jesús nos aseguró que las pruebas vendrían a los que los seguían (Juan 16:33). El discipulado exige sacrificio, y Jesús jamás ocultó ese costo.

En Lucas 9:57-62, tres personas parecían dispuestos a seguir a Jesús. Cuando Jesús los cuestionó más adelante, su compromiso fue a medias en el mejor de los casos. Fallaron al no medir el costo de seguirlo. Ninguno estaba dispuesto a tomar su cruz y crucificar a sus propios intereses.

Éste llamado es lo que Jesús quiso decir cuando dijo, "tome su cruz y sígame".

Si te preguntas si estás dispuesto a tomar tu cruz, considera lo siguiente:

"¿Estás dispuesto a seguir a Jesús, si esto significa perder tu familia, algunos de tus amigos más cercanos, tu trabajo, la pérdida de tu reputación y lo peor tu propia vida? Si es así has vencido.

 

Gracias a estas entidades, por su aporte como fuente, para la elaboración de este articulo:

Mateo 16 Comentario de Matthew Henry, traducido del Inglés

(Biblia Paralela) y

Gotquestions.org

 


domingo, 16 de agosto de 2020

¿Cómo debe aplicarse la disciplina en la iglesia?

 

¿Cómo debe aplicarse la disciplina en la iglesia?

Con pena vemos muchas Iglesias donde sus líderes, parecen no saber aplicar las directrices que dejo Cristo de cómo administrar su Iglesia y manejar las diferentes situaciones con sus siervos. Hacemos la observación que la disciplina es una expresión de amor verdadero. Todos sabemos que Dios ES amor, cierto; pero la Biblia también nos dice: (Heb.12:5-6) “no menosprecies la disciplina del Señor. Porque el Señor al que ama, disciplina”.

El verdadero amor, como dice en (1Cor.13:4-6) , “no busca lo suyo, se goza en la verdad”. Y como sabemos que el Señor dijo que “su Palabra es verdad”, debemos acudir a las Sagradas Escrituras para buscar la respuesta, sobre todo el  creyente que desea agradar y obedecer al Señor antes que a los hombres.

La disciplina que menciona la Biblia y que debe aplicarse en la iglesia, debe tener siempre un objetivo principal, restaurar al que se ha desviado de la senda dispuesta por el Señor y buscar que se reconcilie con Dios. Expulsar de la iglesia a un creyente, es algo que debería ser siempre el último recurso no deseado. Cuando un hermano ha pecado y este insiste en hacerlo luego de sido exhortado privadamente, luego en la compañía de uno o dos, y posteriormente se ha comunicado esta situación a la iglesia, se recomienda hacer una reprensión pública delante de toda la iglesia

La disciplina si no va acompañada de un profundo amor, de la fragancia balsámica, suavidad, gracia y sabiduría del Espíritu Santo, y basada absolutamente en la Palabra de Dios, no será disciplina. Pero se debe evidenciar humildad y verdadero arrepentimiento en el hermano que peca.

La iglesia es la casa de Dios y Él ha dejado instrucciones muy precisas “para que sepamos cómo debemos conducirnos allí” (1Tm.3:15). Solamente el Señor puede disponer cómo han de hacerse las cosas en Su casa. Y para eso ha sido muy explícito en Su Palabra, para que nadie tenga que aplicar su propio criterio humano, el cual obviamente no tendría la gracia ni sabiduría como el que Dios ha dispuesto.

Estoy consciente que todos conocemos los pasajes donde Dios dice: (Mt.9:13) “Misericordia quiero” y (Jn.8:7) “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra”. Así que me concentraré específicamente en los pasajes puntuales donde se refiere directamente a la disciplina dentro de la iglesia, pero sin olvidarnos de estos dos pasajes que serán siempre la base de lo que analizaremos a continuación.

En (Mt. 18)  Jesús da las primeras instrucciones de disciplina a aplicar en su iglesia.

En Mt.18: 20 : “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Esta es la expresión más simple y famosa de lo que debe ser una iglesia local. Dos o tres creyentes es suficiente, pero con Cristo Jesús en medio de ellos; Sin embargo vemos el caso diferente en la última iglesia de Laodicea en Ap.3:20 donde están llamando a la puerta para que lo dejen entrar, porque le han dejado fuera. Una simple lectura nos aconseja que deben darse tres pasos y en el orden señalado por Él, para que la disciplina sea conforme a la voluntad del Señor, antes de llegar a la expulsión.

Primeramente (Mt.18:15)  “si tu hermano peca contra ti, vé y repréndele estando tú y él solos, y si te oyere, has ganado a tu hermano”. Vemos claramente que el objetivo es “ganar al hermano”. Naturalmente se está refiriendo a un caso entre dos hermanos, pero cuando es algo que incluye a la iglesia, quienes deben encargarse de esa delicada labor, solamente los que están calificados por el Espíritu Santo. Gal.6:1 “Si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado”.

Segundo (Verso 16): “si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra”. Cuando la intervención a parte ha fracasado, se debe hacer con la compañía de uno o dos hermanos, es lo que dice.

Tercer (Verso17):  “Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia”. Cuando han fracasado los pasos anteriores, entonces se debe comunicar a la iglesia sobre este problema. Claramente esto debe hacerse ANTES de expulsar al hermano, para que toda la iglesia tenga la oportunidad de orar por ese tema específico.

Esto lo reitera Pablo cuando está dando las instrucciones “para que sepamos cómo debemos conducirnos en la casa de Dios”. Tambien él dice:  “A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman”. (1Tm.5: 20)   Después de haber agotado todas esas instancias que ordena la Palabra de Dios, si no ha habido un cambio de actitud, se llegará al último recurso de poner fuera de la comunión aquel que persiste en pecar.

La iglesia que no cumpla con todos estos pasos establecidos por el Señor, ha caído en grave desobediencia contra Dios, porque es algo muy serio y delicado juzgar a uno por el cual Cristo también derramó Su sangre preciosa y Él ya ha pagado por todos sus pecados (Col.2: 13). En un caso así, no se puede decir que el Señor es quien manda allí ni que Él es el centro de ese lugar, porque ha sido usurpado por los hombres que arbitrariamente han hecho las cosas de otra manera y no como el Señor ordena en Su Palabra.

 El propósito de la disciplina tiene como objetivo restaurar al hermano que persiste en pecar, y de guardar la santidad en la casa de Dios. La iglesia que haga todo esto conforme a la voluntad del Señor, gozará de la misma bendición que trajo Moisés en su celo por cumplir todo lo que Dios le había ordenado al levantar el tabernáculo: (Ex.40:16 y 34) “Y Moisés hizo conforme a todo lo que Jehová le mandó; así lo hizo. Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el lugar”. 

También es necesario recordar que la Palabra de Dios señala los casos por los cuales debe separarse de la comunión al que persiste en pecar o que ha dejado atrás las leyes de Cristo, no es por cualquier motivo que a nosotros nos parezca indebido. Esto lo puede hallar en (1Cor.5: 11-13, 6: 9-10). También incluye aquellos que no andan según las enseñanzas de la Palabra de Dios, (2Ts.3: 6-15, 1Tm.1: 10-20, Tito 1: 10-11) .

Eso sí, bajo ningún concepto ese hermano restaurado debe ponerse en posición de autoridad o de liderazgo en la Iglesia, debe estar en prueba por un tiempo, Dios a través de sus siervos en la Iglesia imparte su misericordia pero usted debe ganarce esa gracia salvadora, siendo fiel y obediente a las enseñanzas de Cristo.

 


domingo, 9 de agosto de 2020

"¿Qué se conoce como el don de lenguas

 

"¿Qué se conoce como el don

 de lenguas o que es?"

Una persona con el don de interpretar lenguas (1ª Corintios 12:30) podría entender lo que una persona que habla en lenguas está diciendo, aunque no conozca el idioma que está siendo hablado. El intérprete de lenguas comunicaría entonces el mensaje del que habla en lenguas a todos los demás, de manera que todos pudieran entender. "Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla" (1ª Corintios 14:13). La conclusión de Pablo en cuanto a las lenguas que no fueron interpretadas es poderosa, "Pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida" (1ª Corintios 14:19).

Las Sagradas Escrituras mencionan que el primer acontecimiento de hablar en lenguas se produjo en el día de Pentecostés; lo encontramos en el libro de los Hechos 2:1 al 4. Los apóstoles salieron y compartieron el evangelio con las multitudes, hablándoles en su propia lengua, "¡Les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios!" (Hechos 2:11). La palabra griega traducida "lenguas", literalmente significa "idiomas". Por tanto, el don de lenguas es hablar en un idioma que una persona no conoce, a fin de ministrar a alguien que habla ese idioma. En 1ª Corintios capítulos 12 al 14, donde Pablo habla de dones milagrosos, comenta, "Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablase con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina?" (1ª Corintios 14:6). De acuerdo con el apóstol Pablo, y de acuerdo con las lenguas descritas en Hechos, hablar en lenguas es valioso para aquel que escucha el mensaje de Dios en su propio idioma, pero es inútil para todos los demás, a menos que sea interpretado / traducido.

¿Es el don de lenguas para hoy en día? 1ª Corintios 13:8 menciona que cesa el don de lenguas, aunque conecta el cese con la llegada de lo "perfecto" en 1ª Corintios 13:10. Como excepcion Isaías 28:11 y Joel 2:28-29 presenta evidencia de que hablar en lenguas sera una señal del juicio venidero de Dios, pero solo al final de los tiempos, justo antes de la llegada de nuestro señor Jesucristo, solo en ese momento y referente a su pueblo Israel su ultimo remanente.  1ª Corintios 14:22 describe las lenguas como una "señal para los incrédulos". De acuerdo con este argumento, el don de lenguas era una advertencia para los judíos de que Dios iba a juzgar a Israel por rechazar a Jesucristo como Mesías. De hecho Dios pasó el primer juicio a Israel (con la destrucción de Jerusalén y el templo por los romanos en el año 70 d. C.), por lo cual el don de lenguas dejaría de servir para su propósito establecido, a partir de ahí; Y verdaderamente es así pues a partir de ese suceso no hay registro de que volviera a ocurrir después del primer siglo. 

Al mismo tiempo, si el don de hablar en lenguas estuviera activo en la iglesia de hoy en día, se realizaría de acuerdo con la Escritura. Se entiende que sería un idioma real y comprensible (1ª Corintios 14:10). Este tendría el propósito de comunicar la Palabra de Dios con una persona que habla otro idioma (Hechos 2:6-12). Sería de acuerdo con el mandato que Dios dio a través del apóstol Pablo, "Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios (1ª Corintios 14:27-28). También sería en obediencia a 1ª Corintios 14:33, "Pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz, como en todas las iglesias de los santos".

 

El hablar en lenguas extrañas, o hacer creer que habla en ellas de parte de pastores, predicadores y evangelistas de iglesias, más que un desconocimiento es un descaro que ofende a Dios. Estas personas conocen lo que dice la biblia y aun así lo hacen para impresionar y controlar a sus fieles. El Apóstol Pablo bien claro dijo que los dones pasarían, cuando llegara lo perfecto y eso llego cuando fue finalizado el libro de apocalipsis a final del siglo I. Una vez compiladas todas las epístolas, los libros de Los Hechos y apocalipsis, más la suma de Los evangelios  Mateo, Marcos, Lucas y Juan que posteriormente dio formación a lo que llamamos el Nuevo Testamento junto al Viejo testamento forman nuestra Sagrada Escritura (La Biblia). ESTO queridos hermanos y lectores es lo perfecto (La Biblia). Hoy en día ya no necesitamos ver milagros, ni cosas sobrenaturales para creer, pues la escritura dice que ya andamos por fe, no por vista para creer. (2 Cor. 5:7)

Solamente imagínese cuánto más productivos podrían ser los misioneros si no tuvieran que ir a una escuela de idiomas, e instantáneamente fueran capaces de hablar a la gente en su propio idioma. Sin embargo, Dios no parece estar haciendo esto. Las lenguas no parecen ocurrir hoy en día en la forma que lo hacían en el Nuevo Testamento, a pesar del hecho de que sería sumamente provechoso. La vasta mayoría de creyentes que afirman practicar el don de hablar en lenguas, no lo hacen en acuerdo con las Escrituras mencionada anteriormente, pues los demás no entienden lo que algunos supuestamente inspirados dicen, hasta el punto que ni ellos mismos lo saben. Estos hechos conducen a la conclusión de que el don de lenguas ha cesado, o es al menos una rareza en el plan de Dios para la iglesia hoy.

Dios definitivamente puede dar a una persona el don de hablar en lenguas para facilitar la comunicación con una persona que habla otro idioma. Y sabemos que el Espíritu Santo de Dios es soberano y Poderoso para hacerlo y distribuir a quien quiere los dones espirituales (1ª Corintios 12:11).

 

Francis Suarez"

domingo, 2 de agosto de 2020

Cuándo empezó la iglesia?



Cuándo empezó la iglesia?

 

A partir de CristoJesus y de la expresión “ Todas las cosas son hechas nuevas “nos damos cuenta que nace a partir de Cristo como cabeza. La iglesia inició el Día de Pentecostés, cincuenta días después de la pascua, cuando Jesús murió y resucitó. La palabra que se traduce como "iglesia", viene de dos palabras griegas que juntas quieren decir "llamados del mundo para Dios". La palabra se utiliza en toda la Biblia, para referirse a todos aquellos que han nacido de nuevo (Juan 3:3), por medio de la fe en la muerte y resurrección de Jesús (Romanos 10:9-10). La palabra iglesia, cuando se usa para hacer referencia a todos los creyentes de todo el mundo, es un sinónimo de la expresión cuerpo de Cristo (Efesios 1:22-23; Colosenses 1:18).

La palabra iglesia aparece por primera vez en Mateo 16, cuando Jesús le dice a Pedro, "sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella" (versículo 18). La "roca" aquí es la declaración que había hecho Pedro: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente" (versículo 16). Esa verdad acerca de Jesús, es el fundamento de la iglesia que ha florecido durante más de dos mil años. Todo aquel que toma esa verdad y la convierte en el fundamento de su propia vida, se convierte en un miembro de la iglesia de Jesús (Hechos 16:31).

En el libro de los Hechos se detalla los inicios de la iglesia y su milagrosa extensión a través del poder del Espíritu Santo. Diez días después que Jesús ascendió al cielo (Hechos 1:9), el Espíritu Santo fue derramado sobre 120 seguidores de Jesús que habían esperado y orado (Hechos 1:15; 2:1-4). Los mismos discípulos que habían temblado de temor por ser identificado con Jesús (Marcos 14:30, 50), de repente fueron empoderados para proclamar con denuedo el evangelio del Mesías resucitado, confirmando Su mensaje con señales y prodigios (Hechos 2:4, 38-41; 3:6-7; 8:7). Miles de judíos de todas partes del mundo habían ido a Jerusalén para la fiesta de pentecostés. Estando allí, escucharon el evangelio en su propia lengua (Hechos 2:5-8), y muchos creyeron (Hechos 2:41; 4:4). Aquellos que fueron salvos fueron bautizados y muchos se añadían todos los días a la iglesia. Cuando se desató la persecución, los creyentes fueron dispersados, llevando consigo el mensaje del evangelio, y la iglesia se extendió rápidamente en todos los lugares conocidos de la tierra (Hechos 8:4; 11:19-21).

Las palabras de Jesús, "edificaré mi iglesia", fueron un anuncio previo de lo que iba a suceder cuando Él envió al Espíritu Santo para morar en los creyentes (Juan 15:26-27; 16:13). Aun así, Jesús tuvo que someterse a la cruz y experimentar la resurrección. Aunque los discípulos entendieron parcialmente, aún no se había dado el cumplimiento de todo lo que Jesús había venido a hacer. Después de Su resurrección, Jesús no iba a permitir que Sus seguidores empezaran la obra que Él les había asignado de hacer discípulos en todas las naciones (Mateo 28:19-20), hasta tanto no viniera el Espíritu Santo (Hechos 1:4-5).

El comienzo de la iglesia involucró a los judíos en Jerusalén; sin embargo, la iglesia pronto se extendió a otros grupos de personas. Los samaritanos fueron evangelizados por Felipe en Hechos 8. En Hechos 10, Dios le dio una visión a Pedro, que le ayudó a entender que el mensaje de salvación no estaba limitado solamente a los judíos, sino que estaba disponible a todo aquel que creyera (Hechos 10:34-35, 45). La salvación del etíope eunuco (Hechos 8:26-39) y de Cornelio el centurión romano (Hechos 10), convenció a los creyentes judíos, que la iglesia de Dios era mucho más amplia de lo que ellos habían imaginado. El llamado milagroso de Pablo en el camino a Damasco (Hechos 9:1-19), preparó el escenario para una mayor difusión del evangelio a los gentiles (Romanos 15:16; 1 Timoteo 2:7).

Muchos pastores y predicadores de iglesias evangélicas enfatizan que los judíos fallaron en llevar el evangelio al mundo, dicen que fue la Iglesia como si fuera de gentiles solamente, ERROR; a muchos se le olvida que la Iglesia que viene de Jesus su cabeza, primero se formó de judíos, incluso estando en vida Jesus le  había dicho a sus discípulos que no entraran en casas de gentiles (Mateo 10:5), pues había venido a tratar su pueblo primero.   Años después  de haberce  fundado varias iglesias en distintos  lugares se llegó al Centurión romano Cornelio el primer gentil, junto a su familia y sus esclavos.

Lo que tenemos aquí es que Dios en su divino propósito, dio entrada a los Gentiles por su Amor, Misericordia y Gracia salvadora y nos usó como instrumento para ayudar en la evangelización en el mundo, para avanzar más rápido; me explico, Los Judios son un pueblo muy pequeño y cerrado por sus tradiciones a las demás naciones paganizadas, su avance hiba a ser muy lento, pero al utilizar los gentiles aquellos de otras naciones su entrada a otros pueblos hiba a ser más fácil y rápida; algunos me podrán decir pero el tiempo para Dios no es problema, es verdad; pero eso es para Dios que es eterno, pero no nosotros y necesitábamos rápido del plan de Dios para hacer conocer su verdad, pues el mundo se estaba perdiendo rápido. Acaso Dios no es el tenedor de toda la sabiduría, ahí hay sabiduría.   Es como en el caso de la mujeres, porque Dios no quiso que las mujeres predicaran en público en ese tiempo, lógico porque hiban a ser rechazadas, no se les hiba a prestar atención, incluso podían ser agredidas, pues la mujer ocupaba un plano bajo en la sociedad. Es esto difícil de entender, Dios quiere que las cosas ocurran bajo nuestras leyes, nuestras desiciones y voluntad, no quiere intervenir divinamente. Por eso la escritura dice que el busca adoradores, pero adoradores en verdad.(Juan 4:23-24) Dios tiene el poder para cambiar tu mente, pero él quiere que salga de ti, sea tu voluntad, él no quiere obligarte.

Las palabras proféticas de Jesús a Pedro antes de la crucifixión, han demostrado ser ciertas. A pesar de la persecución y que "las puertas del Hades" han luchado contra ella, la iglesia sólo crece más fuerte. Apocalipsis 7:9 proporciona una visión de la iglesia como Dios diseñó que fuera: "Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero". La iglesia que Jesús inició, continuará hasta el día en que Él venga por nosotros (Juan 14:3; 1 Tesalonicenses 4:16-17), y estaremos unidos con Él para siempre como Su esposa (Efesios 5:27; 2 Corintios 11:2; Apocalipsis 19:7).