Sobre (1
Corintios 7:14) Dos Preguntas
“...Porque el marido
incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues
de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son
santos...”
(1 Cor. 7:14)
En la iglesia a la cual
pertenezco se nos ha presentado un caso de un hermano recien casado, que viene de un anterior divorcio el cual no fue por “Adulterio”, aunque sabemos que esta en
franca violación a lo que dijo Jesus en
(Mateo 5:31-32) he querido examinar mejor las evidencias en las Sagradas Escrituras,
al igual que análisis e interpretaciones de Teologos y Pastores diversos y la conclusión
al final es esta.
¿Cómo
es que el esposo o esposa es “santificado en un creyente”?
Cuando leemos la palabra “santo” o “santificado”, inmediatamente
viene a nuestra mente alguien que es salvo. Sin embargo, y por causa del plan
de salvación que leemos en la Biblia, es evidente que la palabra “santificado” en este texto tiene otro
significado.
El plan de salvación no
incluye casarse con un cristiano, o ser esposo, o esposa de un creyente. El
pecador necesita creer que Jesucristo es el Hijo de Dios (Juan 3:16; Hechos 8:36). Necesita arrepentirse de sus pecados (Hechos 3:19), necesita ser sumergido
en agua para perdón de sus pecados (Hechos
2:38), y entonces puede decir que es salvo, pues ha obedecido el evangelio
(Marcos 16:15, 16). Y a todo esto también
súmele que debe perceberar hasta el fin de sus días sin apatarce del Señor.
Así pues, el hombre o la
mujer implicados en 1 Corintios 7:14,
aunque santificados en sus respectivos cónyuges, no implica que sean salvos.
¿Cómo debemos entender,
entonces, la palabra “santificados”
en este contexto? Bueno, leyendo los versículos 12 y 13, nos damos cuenta que
algunos cristianos que tenían esposo o esposa no creyente, pensaban que debían
abandonarlos por este hecho. Pablo les dice, “...Si algún hermano tiene mujer
que no sea creyente... no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea
creyente... no lo abandone...” ¡Ellos creían que Dios no se agradaba de tales
matrimonios mixtos! ¿A qué conclusión
llegaban? El divorcio. Querían repudiar a sus cónyuges por ser incrédulos,
pues al ser incrédulos, son pecadores, y si son pecadores, ¡debe ser pecado vivir
y comulgar con ellos!
Al saber Pablo sobre esta
cuestión, les dice que “NO” que no deben
“ABANDONAR” a sus cónyuges por el hecho de que ellos no
son cristianos. En el versículo 14 les da la razón de ese mandamiento,
“...porque el marido incrédulo es santificado en la mujer...” y “...la mujer incrédula en el marido...”, es decir, que Dios
acepta tales matrimonios. La palabra “santificado”
denota “aceptación”, “aprobación”.
Dios “acepta” o “aprueba” a tales
personas como maridos o esposas de los creyentes. Entonces no son “matrimonios
reprobados”, ni “cónyuges reprobados”,
sino “aceptados” por Dios.
¿Hay niños que son
“inmundos”?
No, no hay niños inmundos, y
Pablo no afirma tal cosa. Es más, tal inmundicia ni por inferencia se puede
extraer de las palabras de Pablo.
Para comprender
correctamente lo que Pablo está diciendo, debemos tomar nota de la frase
“...pues de otra manera serían...”, todo lo cual indica que se trata de una
hipótesis. Es una suposición de algo posible para sacar de ello una consecuencia.
¿Cuál es la consecuencia? Que Dios
acepta tales cónyuges como esposos de los creyentes. ¿Son los niños inmundos? No, entonces tampoco es inmundo estar
casado con un no creyente; “...de otra manera...”, es decir, si ser marido de
un no creyente fuera pecado, entonces los hijos serían inmundos también. Ya
hemos visto que Pablo dice que Dios acepta al cónyuge incrédulo como esposo de
un cristiano, y esta verdad descansa en otra, incluso aceptada por los
corintios, es decir, que los niños no son, ni nacen inmundos.
La santidad de los niños no
descansa en la situación espiritual de los Padres, pues Dios dice que “...el hijo no llevará el pecado del padre...”
(Ezequiel 18:20), pues el pecado es, personalmente, un delito en contra de
la ley de Dios (1 Juan 3:4), es algo que hacemos y no que heredamos (Juan
8:34), y toda consecuencia espiritual negativa, toda inmundicia nace de
nuestros propios pecados y no de los pecados de nuestros padres (Ef. 2:1). Ante
esta verdad, entonces, es ilógico que los hijos sean inmundos, a pesar de la
situación espiritual de sus padres.
En
conclusión, Pablo pone una razón muy fuerte para que los
corintios comprendan que el marido incrédulo es aceptado por Dios como esposo
de un cristiano, la santidad de los hijos. ¿Puede mancharse esa santidad? No,
entonces no es posible que Dios rechace un matrimonio mixto. Y esto no esta en
desacuerdo con la cita (2 Corintios 6:14) del yugo desigual, esto lo revela
Pablo pero con otro propósito.
1
Corintios 7:15
PREGUNTA: ¿I Corintios 7:15,16 presenta otra base
para el divorcio?
RESPUESTA:
NO
Aquí vemos que solo libra de
responsabilidad al cristiano cuando el cónyuge incrédulo lo abandona a pesar de
los esfuerzos del cristiano o cristiana de mantener intacto el matrimonio. PERO el texto NO DICE que el cónyuge cristiano puede divorciar a su cónyuge incrédulo.
Además el texto NO DICE que el
cristiano puede volver a casarse con otra persona por el simple hecho de haber
sido abandonado por el cónyuge incrédulo. Sencillamente dice que “no está sujeto a servidumbre”. Ya que
la enseñanza de Cristo en Mateo 19 es tan clara y el significado de no estar
sujeto a servidumbre no es tan claro, no me atrevo a decir que sea base para el
segundo casamiento .Asi que en realidad
no justifica ni muestra otra causa para divorciarce que no sea la mencionada
por Jesus “ADULTERIO”
La Biblia describe la condición de la mujer
divorciada (no por fornicación)
quien se casa con otro como "adúltera"
(Mateo 5:32 ), pero esto no alivia de responsabilidad o de pecado al hombre
que la divorció y no cambia el hecho que él también comete adulterio si se casa con otra. Según (Mateo 19:9), aunque él se hubiera casado primero, ella siempre
habría cometido adulterio al casarse ella con otro. No es asunto de esperar
para ver cual de los divorciados se casa primero. El pecado comenzó con
divorciarse por otra causa. Ante Dios siguen comprometidos él con ella y ella
con él en el pacto matrimonial que hicieron. No se pueden soltar de este pacto
por medio del divorcio por otra causa (que
no sea la fornicación), suceda lo que sucede después (excepto la muerte, por supuesto).
Deseamos unidad y paz, y
entendimiento para el que lo necesita.