Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo
todos serán vivificados.Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las
primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando
entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda
autoridad y potencia (1 Co.15:22-24).
No cabe la menor duda, por la vasta evidencia presentada
en las Escrituras, de que habrá una clara división en el programa de la
resurrección. La locución -cada uno en su debido orden-, en sí, nos muestra
varios acontecimientos por separado. El orden de estos acontecimientos, de
acuerdo a los textos de arriba, da inicio con las -primicias-, que es el Señor
Jesucristo, como lo mejor de la cosecha presentada, y que designa, como
ejemplo, el excelente, digno y abundante fruto que le seguirá después de su
resurrección, fruto que estará compuesto o integrado por todos los resucitados
suyos en su segunda venida. El término -luego-, en este caso, el primero que
aparece, es una palabra griega (epeita) que separa el tiempo, que no se
encuentra definido en la Biblia, entre la resurrección de Cristo y -los que son
de Cristo- (hoi tou Christou) en su venida.
Algunos expositores en el verso 24, donde dice -luego el
fin-, consideran que es muy razonable y válido adicionar -al fin de la
resurrección-, comprendiéndose en esta situación que Pablo se está refiriendo a
la conclusión del cumplimiento del programa de la resurrección, tanto de justos
como de injustos, y que termina precisamente con la resurrección de los últimos
nombrados.
Aunque no se menciona en el verso 24 como -la
resurrección de los incrédulos para su condenación-, creemos que Pablo trata de
decirnos que la resurrección de los muertos en Cristo (1 Ts, cap 4) irá seguida
con el fin del siglo presente, de la era actual, sin el suceso de la
resurrección de los rebeldes que se llevará a cabo en realidad hasta el final
de la era milenaria y terrenal (Ap. cap. 20).
Es importante aclarar que los -todos- que en Adán han
muerto (1 Co. 15:22), no son los -todos- que en Cristo serán vivificados. 1 Co.
15:22 se enseña que, mientras todos los que están en Adán mueren, la
resurrección mostrada aquí compete exclusivamente para los que están en Cristo
(...en Cristo todos serán vivificados); los malvados se hallan categóricamente
excluidos. -Luego el fin-, indicaría, entonces, la culminación del programa de
la resurrección hasta el final de la era milenaria y no de la presente época.
Como Adán es la Cabeza de la raza humana, al caer este en pecado, la muerte se
hizo un mal natural y necesario en todos los hombres en general. Ahora,
teniéndose en cuenta que Cristo es la Cabeza espiritual de -todos- los que son
salvos en su nombre, éstos son los que por conclusión habrán de ser
-vivificados-. No hay ningún indicio o sugerencia de una resurrección
universal, en un solo tiempo, único, en los versos estudiados. El pensarse que
los inconversos puedan estar en Cristo, resulta una aseveración lo bastante
ridícula y calumniadora cuando es analizada por el infalible Ojo de las
Escrituras. La condición es: solamente los que hayan experimentado el Nuevo
Nacimiento serán -vivificados- en Cristo en su Parusía.
El segundo -todos- (pantes, todos serán vivificados) es
coextensivo como el primer -todos- (pantes, en Adán todos mueren), es decir, el
-todos- es universal para cada caso, es su esencia correspondiente y asilada.
No es congruente determinar una resurrección general, en un solo evento. La
palabra que haría viable tal cosa sería, si fuese aplicada, egeriresthai.
-Todos serán vivificados- posee una connotación clara y cerrada con la
salvación de los creyentes. Los incrédulos no se encuentran nominados en este
aspecto. Pablo atrae la atención de los creyentes en Cristo como las
-primicias- de los muertos que han creído en el Señor y Mesías. Cristo es las
-primicias- (aparche) de los creyentes genuinos, y no de otros, es decir, de
los no creyentes o incrédulos. Esto hace una diferencia abismal entre el primer
-todos- del segundo.
Todos los que serán vivificados en Cristo, incluye los
santos de la dispensación antigua como los de la actual. Los rebeldes estarán
reservados para ser resucitados en el futuro para su aniquilación eterna en el
Lago de Fuego que arde con Azufre, después de terminar el reinado milenario de
Cristo, como la Biblia lo establece sin confusas complicaciones:
Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de
su prisión...(Ap.20:7).
Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él,
de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró
para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los
libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la
vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los
libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la
muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados
cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de
fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de
la vida fue lanzado al lago de fuego (Ap.20:11-15).
Los dejamos con palabras de dos expositores bíblicos que
hablan con gran acierto al respecto:
Quizás San Pablo estuviese pensando en un
tercer...(togama, orden), aquellos que no son de Cristo, que serían levantados
de los muertos en un tiempo antes del fin. Pero a lo largo del pasaje, los
incrédulos y los malos están completamente en el trasfondo, si acaso se los
toma en cuenta.
El contexto nos habla de resurrección, y se refiere a la
resurrección final según un número de comentaristas. Con estos últimos estamos
de acuerdo. El apóstol ha mostrado que habrá varias etapas de la resurrección
de los muertos. Primero, Cristo, las primicias; segundo los que son de Cristo,
en su venida; tercero, la resurrección final de todos los incrédulos.
Dios les bendiga siempre.
Referencias:
Eventos del Porvenir, de J. Dwigth Pentecost.
Reina Valera Versión 1960.
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