Que nos dice Romanos 1:16, y cuales son sus
implicaciones hoy dia?
Cuando estoy estudiando y realizando la investigación de un tema en
particular de Las Sagradas Escrituras, acostumbro en ocasiones buscar la
opinion de diversas personas aplicadas en el estudio de la Palabra del Señor,
con la finalidad de aunar criterios y examinar los posibles diferentes puntos
de vista de interpretación de la misma; para con la biblia validar el correcto.
Es indudable que uno de los versos más misteriosos en toda la Biblia es
del Apóstol Pablo cuando escribió a la joven iglesia en Roma. En el libro que
lleva ese nombre, es la cita de Rom, 1:16 nos dice: “Porque no me avergüenzo del
evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree, del
Judío primeramente y también del Griego.”
Esta cita bíblica ha sido objeto de intenso estudio entre los eruditos
cristianos por siglos, y ha resultado en una variedad de interpretaciones,
afectando la forma en que los cristianos perciben al pueblo escogido.
Tristemente, muchos líderes judíos creen que dicha interpretación equivocada
contribuyó a la teología del reemplazo, al antisemitismo cristiano y al
profundo abismo que existe hoy día entre las comunidades cristiana y judía. A
continuación les dejo el comentario y explicación de esta cita de Romanos 1:16
realizado por la Dra. Rev. Cheryl Hauer
Que se desempeña como Directora de Desarrollo de la institución “Bridges for Peace” que promueve la
difusión del evangelio cristiano y la solidaridad con la nación de Israel.
Lo nuevo,
¿Qué esta Pasando?
Desde el 14 de mayo de 1948, el Señor ha cumplido profecía tras
profecía, trayendo de regreso a Su pueblo Israel desde los cuatro confines de
la tierra y revelándose a todos como un Dios fiel, amoroso y guardador de Su
antiguo pacto. El pueblo judío está nuevamente establecido en su tierra, el
desierto florece, las antiguas ciudades están de nuevo habitadas...para
mencionar sólo algunas de las promesas milenarias que Dios ha cumplido durante
los pasados 65 años.
Dios hace cosas asombrosas en el mundo hoy día, a medida que prepara el
escenario para la redención de la humanidad. Y, claro está, sabemos que Israel
se encuentra en el mismo centro de ese escenario. Además, Dios invita a Sus
hijos del Nuevo Pacto para que participemos en Su plan de estos tiempos, lo que
tiene profundas implicaciones para todos los cristianos.
Como podrá ver, Dios hace algo hoy que nunca ha hecho antes en la
historia de la Iglesia. Por casi 2,000 años, el cristianismo ha estado
desconectado de su antigua “raíz.”
Sus dos pueblos del pacto han estado separados por un cisma tan grande y
profundo que muchos lo veían como irreparable. Generaciones de cristianos han
pasado por la historia sin reconocer jamás que Jesús era judío ni comprendieron
el impacto que esa conexión pudiera tener sobre su fe. Pero durante las más
recientes décadas, Dios ha comenzado el proceso milagroso de unir a ambos
pueblos en uno, injertando el cristianismo a la raíz hebraica y abriendo las
puertas de comunicación entre judíos y cristianos que han estado clausuradas
por casi dos milenios.
Como resultado, muchos cristianos re-evalúan la antigua posición
eclesiástica respecto a Israel, e intentan comprender nuevamente la relación
que debe existir entre judíos y cristianos. Muchos se arrepienten de la
histórica arrogancia cristiana y rechazan la falsa doctrina del reemplazo. Y en
el proceso, muchos han vuelto a analizar el texto de Romanos 1:16.
Volviendo al
Inicio de todo.
Para poder comprender lo que Pablo decía a los antiguos romanos, tenemos
que comenzar desde el principio. En Génesis 12:1-3, Dios le dijo a Abraham que
saliera de Ur de los Caldeos y viajara hasta la tierra de Canaán. Le dijo
claramente Su intención de crear una nueva nación que llamaría Suya propia, y
Su propósito era de bendición. Su pueblo sería una bendición para todas las
naciones de la tierra. Dios los bendeciría, y el resto del mundo sería
bendecido por medio de ellos. Así comenzó la historia de amor más asombrosa en
toda la historia, iniciada por Dios mismo.
En Génesis 15, Dios selló Su relación con Su futuro pueblo escogido por
medio de un pacto con Su amigo Abraham, pacto que se describe en hebreo como “olam,” que significa perpetuo. Sobre
20 veces en el libro de Génesis, Dios repite los términos del pacto, aclarando
que no tan sólo sería perpetuo, sino que sería incondicional.
Su mensaje a Abraham y su descendencia también era claro: “Yo les doy esta tierra como
posesión perpetua, seré su Dios y ustedes serán Mi pueblo.”
Es desafortunado que muchas personas no comprendan el significado de un
pacto. Mientras viajo por diferentes partes del mundo en representación de
Puentes para la Paz, a menudo hago una sencilla pregunta a los cristianos: “¿Qué es un pacto?” La respuesta más
común que recibo es que es “una promesa.”
Esa es una buena respuesta, pero está incompleta. Si Dios desea que su pacto
sea eterno, debe ser más que una simple promesa. Las promesas pueden ser
fácilmente rotas, y una mirada a nuestras propias vidas evidencia que raramente
son perpetuas.
La segunda respuesta más común que recibo es que es “un tratado.” Nuevamente, la respuesta
está incompleta. La historia está llena de tratados anulados. Ciertamente, Dios
quiso comunicar algo mucho más grande que eso. La tercera respuesta que
comúnmente escucho es que es “un
contrato.” Aquí se incluye el aspecto legal de un pacto, pero la respuesta
todavía está sólo parcialmente correcta. Un contrato puede hacerse entre
extraños, y casi siempre se establecen ciertos parámetros de tiempo. Puede ser
cumplido o incumplido, pero eventualmente también podrá ser anulado e
invalidado.
Claramente, la mejor respuesta es “relación.” Cuando Dios habla sobre un pacto con
Su pueblo, se refiere a una asombrosa relación de eterna unidad, una unidad que
jamás podrá ser quebrantada.
“Yo seré tu Dios,” le dijo a Abraham. Sería un pacto de
amor y relación perpetua. Y era incondicional. Génesis 15 describe una práctica
común en el antiguo Medio Oriente de “cortar
un pacto.” Ambas partes que entraban en el pacto tenían que atravesar dos
hileras de porciones de animales sacrificados para sellar su acuerdo. Pero Dios
hizo que Abraham se durmiera, y sólo Él atravesó las porciones cortadas. ¡Qué
significado tan profundo tendría eso para Abraham! Claramente Dios, y sólo
Dios, tomaba responsabilidad en el cumplimiento de ese pacto.
Y a medida que continuamos nuestra discusión sobre Romanos 16, debemos
mirar a otra palabra hebrea: “jésed.” Dwight Pryor, maestro sobre las raíces
hebraicas (de bendita memoria), enseñó que si uno iba a aprender solamente una
palabra hebrea en toda la vida, debería ser jésed, porque su significado es de
tanta importancia para conocer el corazón de Dios. Sin jésed, es imposible
comprender lo que significa un pacto para el Señor. A menudo se traduce como
misericordia, gracia o bondad, pero su definición es incompleta sin los
componentes de poder, fidelidad y generosidad. Habla del amor de Dios tan
insondable, incondicional, extravagante y tierno por Su pueblo, además de
irrevocable y eterno. Usada casi exclusivamente con relación a Israel, jésed es
la forma en que Dios le dice a Su pueblo escogido: “No puedo contenerme. Por
naturaleza, ¡te tengo que amar!”
En Génesis 17, Dios reitera las cláusulas de Su pacto mientras informa a
Abraham que Sara tendrá un hijo por medio del cual los términos de Su pacto
serían cumplidos. Abraham le recuerda a Dios que ya tiene un hijo llamado
Ismael, pero Dios es firme. Bendecirá a Ismael en otras maneras, pero Isaac
sería el hijo de la promesa.
Todo lo demás descansa sobre ese pacto relacional. Mucho de lo que
sucede alrededor del mundo hoy día, desde el regreso de los exiliados a Israel
hasta el virulento odio contra los judíos en todas partes del mundo, viene como
resultado de ese pacto. La Biblia es la historia de la interacción de Dios con
la humanidad, y en su centro se encuentra ese pacto. Es el vehículo a través
del cual el increíble
jésed de Dios se manifiesta a las
naciones.
Sin embargo, a pesar de que cientos de versos bíblicos establecen lo
contrario, la teología del reemplazo echó raíz, y por casi 2,000 años ha sido
la enseñanza más usual en torno a Israel y la Iglesia. Ignorando las
declaraciones claras de Dios sobre la naturaleza perpetua de Su pacto con
Israel, los cristianos aprendieron a creer que Dios había finalizado su trato
con los judíos, y la Iglesia llegó a ser el “nuevo” pueblo escogido. Examinemos ahora a Romanos 1:16 a la luz
de esa historia.
Muchas Interpretaciones
¿Cuál es la
verdadera?
Comentaristas del libro de Romanos han producido una gran variedad de
interpretaciones sobre las palabras de Pablo, especialmente de la frase: “...del
judío primeramente y también del griego.” Algunos enseñan que esa es
una simple delineación cronológica, declarando que Dios escogió intervenir en
la historia en cierto orden. Muchos otros creen que es un mandato y una fórmula
para evangelizar. Algunos maestros judíos describen a Romanos 1:16 como uno de
esos versos antisemitas en el Nuevo Testamento y que, por lo tanto, es
responsable por la persecución del pueblo judío a través de la historia. Y
finalmente, los que creen que el cristianismo reemplaza al judaísmo lo ven como
un trampolín para proclamar la disolución del judaísmo y la supremacía de la
Iglesia. Comencemos nuestra discusión determinando lo que Romanos 1:16 no dice.
1. ¿Es una
simple delineación de orden cronológico?
Obviamente, hay alguna verdad en esa interpretación. El pacto relacional
de Dios con el ser humano comenzó con los judíos, y luego la puerta fue abierta
para los gentiles. Sin embargo, nuestro estudio revelará un significado mucho
más profundo.
2. ¿Son los
judíos superiores y más justos?
Debemos recordar que Pablo se dirigía tanto a judíos como gentiles que
llegaban a la Iglesia, cada uno trayendo el bagaje de sus pasadas vidas. Para
muchos gentiles, eso hizo surgir un resentimiento antiguo hacia el pueblo
judío. Con las actitudes antisemitas también llegaron acusaciones de que los
judíos se creían superiores a los no-judíos y que, según enseñaba San Agustín,
deben ser humillados para que vean la superioridad de la Iglesia. Pero Pablo
había dicho claramente que eso no era verdad.
“¿Entonces qué? ¿Somos nosotros mejores que ellos? ¡De ninguna manera! Porque ya
hemos denunciado que tanto Judíos como Griegos están todos bajo pecado. Como
está escrito: "NO HAY JUSTO, NI AÚN UNO” (Rom. 3:9-10).
3. ¿Los
judíos tienen un monopolio de Dios?
Ellos han sido frecuentemente acusados de elitismo, creyendo que el
pacto fue primeramente de ellos y todavía es sólo de ellos. Pero Pablo también
se refirió a ese asunto. Cuando escribió a los efesios, aclaró patentemente que
el pacto relacional de Dios con el pueblo judío ciertamente vino primero y que
nunca terminaría. Pero Dios abrió las puertas del pacto a los gentiles, quienes
antes eran extranjeros a la comunidad de Israel y ajenos a las promesas del
pacto, sin esperanza y sin Dios en este mundo (Ef. 2:12-13).
“¿O es Dios el Dios de los Judíos solamente? ¿No es también el Dios de
los Gentiles? Sí, también de los Gentiles, porque en verdad Dios es uno, el
cual justificará en virtud de la fe a los circuncisos y por medio de la fe a
los incircuncisos” (Rom. 3:29-30).
4. ¿La cita
de Romanos 1:16 justifica el antisemitismo cristiano?
A través de las edades, eruditos judíos han buscado en el Más Nuevo
Testamento y las enseñanzas cristianas
en general para determinar qué fue lo que dio base a lo que parecía ser un
inherente odio cristiano hacia el pueblo judío. Varios versos fueron seleccionados
que, cuando en combinación, parecían describir al pueblo judío como una raza
inferior, desheredado por Dios y destinado a la persecución. Sabemos que
ciertamente Pablo nunca negó su origen judío y amaba a su pueblo
apasionadamente. Más tarde, exhortó a la Iglesia que no fuera arrogante y que
mantuviera una actitud humilde hacia el pueblo judío. Claramente, su
declaración a la Iglesia en Roma nada tiene que ver con antisemitismo. Sin
embargo, las siguientes declaraciones por los padres de la Iglesia primitiva
nos ayudan ver cómo la comunidad judía pudiera percibir lo contrario:
Ireneo de Lyon: “Los judíos han sido desheredados de la
gracia de Dios.” Hilario de Poitiers: “Los judíos son un pueblo perverso, malditos por Dios para siempre.”
Gregorio de Nisa: “Los judíos son una cría de víboras, y odian
el bien...” Juan Crisóstomo: “Los judíos son asesinos habituales,
poseídos por el diablo; su desenfreno y borracheras les da los modales de un
cerdo. Ellos se matan y se mutilan uno al otro. Los judíos han sido abandonados
por Dios por el crimen de deicidio; no existe expiación posible. Dios siempre
ha odiado a los judíos.”
5. ¿Romanos
1:16 es un mandato para la evangelización?
Pablo habló proféticamente en Romanos 11, advirtiendo a la Iglesia
contra la propia arrogancia que la caracterizó contra el pueblo judío. A la luz
de los casi 2,000 años de antisemitismo cristiano, Pablo tendría otra cosa en
mente cuando escribió Romanos 1:16. ¿Pero
qué era?
Escogidos y
Especiales
Ahora que hemos examinado lo que ese verso no significa, veamos algunas
maneras en que el pueblo judío siempre ha sido “primero:”
1. Escogidos
Deuteronomio 14:2 dice: “Porque eres pueblo santo para el SEÑOR tu
Dios; y el SEÑOR te ha escogido para que le seas un pueblo de Su exclusiva posesión
de entre los pueblos que están sobre la superficie de la tierra.” Ese
es uno de entre muchos versos que aclaran que Dios escogió al pueblo judío. Por
medio de Abraham, creó una nación totalmente nueva que sería su “especial
tesoro.” En Génesis 12:1-3, Nehemías 9:7, Amós 3:2, Romanos 11:28-29,
etc., vemos que Dios los escogió. Y en Deuteronomio 7:7-8 nos dice por qué: “El
SEÑOR no puso Su amor en ustedes ni los escogió por ser ustedes más numerosos
que otro pueblo, pues eran el más pequeño de todos los pueblos; mas porque el
SEÑOR los amó y guardó el juramento que hizo a sus padres...”
2. Encomendados
En Romanos 3:1, Pablo pregunta si hay alguna ventaja o beneficio en ser
judío, en contraste con cualquier otro pueblo. ¿Cómo responde? ¡Dice que hay
mucha ventaja en todos los sentidos! Pablo dice que a ellos se les confiaron
las propias Palabras de Dios. A ellos se les encomendó la tarea de presentar el
concepto de eterna salvación a la humanidad, compartir la nueva creencia del
monoteísmo, asegurar que la Palabra de Dios fuese copiada fidedignamente y
transmitida con reverencia de generación en generación, recibir la revelación
especial por medio de Moisés y los profetas, recibir las promesas de Dios dadas
únicamente a ellos, y ser el canal humano por el cual vendría el Mesías.
Romanos 9:4-5 dice: “Porque son Israelitas, a quienes pertenece la adopción
como hijos, y la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, el culto y las
promesas, de quienes son los patriarcas, y de quienes, según la carne, procede
el Cristo (el Mesías)...”
3. Primeros en recibir al Mesías
En Mateo 15:24, Yeshúa (Jesús) dice que fue enviado a las ovejas
perdidas de la casa de Israel. En ese mismo libro, encomienda a Sus discípulos
que sanen a los enfermos y resuciten a los muertos. Les instruye que eviten
predicar a los gentiles porque deben llegar sólo a las ovejas perdidas de
Israel. Cuando Yeshúa anduvo por esta tierra, también evitaba hablar con los
gentiles. Su prioridad era alcanzar los corazones del pueblo judío, recordándoles
del increíble amor y la misericordia de Dios por ellos. Y debemos recordar que
Su principal mensaje al pueblo judío era sobre su cumplimiento profético. Qué
pena que la Iglesia eventualmente rechazara al pueblo judío como primero en los
planes de Dios, “a quienes pertenece la adopción como hijos, y la gloria, los pactos,
la promulgación de la ley, el culto y las promesas...” según enseñó
Pablo en Romanos 9.
4. Fuente de salvación para el mundo
Yeshúa también dijo claramente a la mujer samaritana en Juan 4:22 que la
salvación y la redención provenía del pueblo judío: “Ustedes adoran lo que no
conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los
Judíos.”
Repasemos lo ya establecido. Aunque Romanos 1:16 ha sido históricamente
malinterpretado y erróneamente aplicado, hay muchas referencias bíblicas que
verifican la especial relación de Dios con el pueblo judío. Fueron escogidos,
encomendados a ser guardianes de la revelación y las Escrituras, y bendecidos
por ser la familia de la cual vino Yeshúa, el Mesías. E indudablemente, la
salvación vino al mundo como resultado del pacto relacional de Dios con
Abraham.
A manera interesante, Romanos 1:16 no es el único lugar donde aparece la
frase “...del Judío primeramente y también del Griego.” La
encontramos también en Romanos 2:9-11, que dice: “Habrá tribulación y angustia
para toda alma humana que hace lo malo, del Judío primeramente y también del
Griego; pero gloria y honor y paz para todo el que hace lo bueno, al Judío
primeramente, y también al Griego. Porque en Dios no hay acepción de personas.”
De repente, nuestra comprensión sobre el anterior verso se complica un
poco más.
En Su
Totalidad
A continuación le presento el término literario de “merismo,” que es una figura retórica en antiguos escrito semíticos
y también actuales, que consiste en utilizar dos o más palabras contrastantes
para expresar una totalidad, o usar diferentes partes del tema para explicar un
todo. Básicamente, es una manera de expresar algo en su totalidad, sin omitir
nada.
Existen
varios merismos en uso común hoy día, como en esta copla popular:
Ni contigo ni
sin ti
tienen mis
males remedio;
contigo,
porque me matas
y sin ti,
porque me muero.
Cada parte en conjunto suma una totalidad, algo completo sin omitir
nada. La Biblia está llena de merismos,
muchos de los cuales han sido malinterpretados por nuestros antepasados
griegos. Creo que Pablo hablaba de “espíritu,
alma y cuerpo” refiriéndose a la totalidad de la persona, sin omitir nada.
Cuando Yeshúa es descrito como “el Alfa y la Omega,” o cuando el texto se
refiere al Señor como “El que era, El
que es y El que ha de ser,” la implicación es una clara totalidad.
Y existen muchos, muchos más. Génesis 1:1 indica la totalidad de la
creación de Dios con las palabras “el
cielo y la tierra.” El Salmo 139 se refiere al conocimiento íntimo y
completo de Dios hacia Sus criaturas cuando dice: “Tú conoces mi sentarme y mi
levantarme.” 1 Reyes 4:25 representa a la nación entera de Israel por
la frase “desde Dan hasta Beerseba.
Otro ejemplo clásico se encuentra en Hechos 1:8, que dice: “…pero
recibirán poder cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes; y serán Mis
testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la
tierra.” Algunos en el mundo cristiano consideran que este mandato
describe un orden apropiado para la predicación apostólica y lo han convertido
en doctrina de evangelización. Yo creo que es un merismo. Yeshúa quiso decir:
“Quiero que lleven este mensaje a todos lados.”
Y el
Verdadero Significado es...
Nuevamente, para comprender a Romanos 1:16, debemos recordar que Pablo
hablaba tanto a gentiles como judíos que se habían unido en un mismo cuerpo
espiritual, y tiene un fuerte mensaje para ambos, aún en el presente.
Para los gentiles que se han contaminado con el antisemitismo, es un
recordatorio de que la revelación del Dios verdadero y la salvación sólo han
venido a través del pueblo judío. El cumplimiento profético de Dios debe ser
por ellos porque así Dios se lo dijo a Abraham en Génesis 17. No vino por
Ismael ni nadie más, sino sólo los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob.
Y es un recordatorio al pueblo judío sobre el mensaje de salvación de
Dios. Aunque fue primeramente de ellos y para ellos, no les pertenece
exclusivamente. La misericordia de Dios se expresa por medio de ese asombroso
regalo. Dios bendice al mundo por medio de Su pueblo bendecido, según prometió
en Génesis. Y es para todos en su totalidad, tanto judío como gentil.
Para los cristianos hoy día, las implicaciones son profundas. Dios
describe al pueblo judío como Su especial tesoro, Su nación santa (Éx. 19:5-6).
Dios dice que los ama con amor eterno y que los tiene grabados en las palmas de
Su mano. Pero por 2,000 años, han sufrido horrenda persecución por parte de los
que se llaman cristianos. Cada uno que vive hoy día tiene el increíble
privilegio y oportunidad de ser parte del plan reconciliador de Dios a medida
que une a Sus dos pueblos del pacto.
Ya la Iglesia
no puede ver al pueblo judío como inferior, importante sólo como objeto de
evangelización. Ya no podemos alegar, contrario a las Escrituras, que el pacto
con ellos sólo fue “temporero” y no eterno, ni que el pueblo judío fue
desheredado por Dios y reemplazado por la Iglesia.
Ya es tiempo de ver al pueblo judío a través de los ojos de Dios, de
amarlos con Su amor, de fortalecerlos con Sus palabras y de animarlos por Su
Espíritu. Es tiempo de que alcancemos a nuestros hermanos judíos con sinceridad
y respeto, con manos de amor y amistad incondicional. Es tiempo de que la
Iglesia responda a su llamado más elevado, de realmente ser la imagen de Dios
que, por naturaleza propia, está impulsado a amar a toda la humanidad en su totalidad.
Recopilado Por:
Francis
Suarez Rguez
Fuentes: Biblia “Dios Habla Hoy”
Diccionario Biblico Ilustrado “Holman”
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Por Rev. Cheryl Hauer
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