El Pecado
Son
todos los pecados
iguales ante Dios?
Entienda esto, La Biblia dice que usted tiene al menos una cosa en común
con cada hombre, mujer y niño que haya vivido alguna vez: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”
(Rom. 3:23). La Biblia también dice que cuando (no si) usted peca,
automáticamente gana la pena de muerte (Rom. 6:23).
¿Pero qué es el pecado — y qué ha hecho usted para ganar la muerte?
Dios dice que sus pecados le separan de Él (Isa.59:1-2). Él no puede oír
sus oraciones, no le puede hablar a través de Su Palabra, a menos que usted
primero se arrepienta — cambie su vida — del camino de pecado.
En Mateo 5:21-28, Jesús iguala el cometer adulterio con tener lujuria en tu corazón, y
cometer homicidio con tener odio en tu corazón. Sin embargo, esto no significa
que los pecados sean iguales. Lo que Jesús estaba tratando de hacer entender a
los fariseos, era que es pecado aún el pensar acerca de, o querer realizar un
hecho. Los líderes religiosos de los días de Jesús enseñaban a la gente que
estaba bien pensar acerca de cualquier cosa que quisieras, mientras no llevaras
a cabo con hechos esos deseos. Jesús proclamó que nuestras acciones son el
resultado de lo que hay en nuestros corazones (Mateo 12:34).
Así que, aunque Jesús dijo que tanto la
lujuria como el adulterio son pecados – eso no significa que sean iguales. Es
mucho peor el matar a una persona que simplemente odiarla – aún cuando a los
ojos de Dios ambos son pecados. Existen grados de pecado. Algunos pecados son
peores que otros. Al mismo tiempo, considerándolos ante las consecuencias
eternas y la salvación, todos los pecados son lo mismo. Todos y cada uno de los
pecados conducirán a la condenación eterna (Romanos 6:23). Todos los pecados,
sin importar cuán “pequeños” sean, son contra un infinito y eterno Dios, y es
por eso que son merecedores de un castigo infinito y eterno.
Ahora aquí viene lo bueno hermanos y es
que, no hay un pecado “tan grande” que Dios no pueda perdonar. Jesús murió para
pagar el castigo por el pecado (1 Juan 2:2). Jesús murió por TODOS nuestros
pecados (2 Corintios 5:21). ¿Son todos los pecados iguales ante Dios? Sí y no.
¿En severidad? No. ¿En castigo? Sí. ¿En que sean perdonables? Sí.
Ahora
¿Son
castigados los hijos por los pecados de los padres?
Ni los hijos son castigados por los pecados cometidos por sus padres; ni los padres son castigados por los pecados de sus hijos. Cada uno es responsable por sus propios pecados. Ezequiel 18:20 nos dice, “El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo.” Este verso muestra claramente que el castigo por los pecados de una persona, es asumido por ella misma , osea no responsabiliza a otro por ese hecho cometido.
Hay un verso que, cuando es malentendido, ha llevado a algunos a creer que la Biblia enseña que el castigo por el pecado es inter-generacional, pero esta interpretación es incorrecta. El verso en cuestión es Éxodo 20:5, el cual declara con referencia a los ídolos: “No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque Yo Soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen.” Este verso está hablando no de castigo, sino de consecuencias. Está diciendo que las consecuencias de los pecados de un hombre, pueden repercutir en generaciones posteriores. Dios estaba diciéndoles a los israelitas que sus hijos sentirían el impacto de la generación de sus padres, como una consecuencia natural de esta desobediencia, de su aborrecimiento a Dios. Los hijos que crecían en tal ambiente, practicarían de igual modo la idolatría, cayendo en el preestablecido patrón de desobediencia. El efecto de una generación desobediente, plantaba la maldad tan profundamente, que tomaba varias generaciones para revertirla. Dios no nos responsabiliza por los pecados de nuestros padres, pero a veces sufrimos como resultado de los pecados que cometieron nuestros padres, como lo ilustra Éxodo 20:5.
Como enseña Ezequiel 18:20, cada uno es responsable por sus propios pecados y debe cargar con el castigo por ellos. No podemos compartir nuestra culpa con otros, ni los otros pueden ser responsables por ellos. Sin embargo, existe una excepción a esta regla, y es aplicable a toda la humanidad. Un Hombre puede cargar los pecados de otros y pagar el castigo por ellos, para que los pecadores sean totalmente justos y puros a los ojos de Dios. Ese Hombre es Jesucristo. Porque Dios envió a Jesús al mundo para intercambiar Su perfección por nuestros pecados. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.” (2 Corintios 5:21). Sólo Jesucristo puede quitar el castigo por los pecados de aquellos que acuden a Él en fe.
Francis Suarez
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