jueves, 3 de mayo de 2018

La Oracion

La oración
¿Quien escucha  nuestras oraciones?
“Oh Oidor de la oración, aun a ti vendrá gente de toda carne.” (Salmo 65:2)

Hay quienes dicen que las oraciones “no pasan del techo”. Cuando una persona está sufriendo, es más probable que se pregunte si hay alguien que escuche sus oraciones.

La Santa Escritura nos dice
“Los ojos de Jehová * están sobre los justos, y sus oídos están hacia su ruego; pero el rostro de Jehová está contra los que hacen cosas malas” (1 Pedro 3:12). Estas palabras demuestran que Dios sí escucha las oraciones, pero sobre todo las de las personas que obedecen sus mandamientos. Vez tras vez, la Biblia nos asegura que Dios está dispuesto a escucharnos, como leemos en 1 Juan 5:14: “Esta es la confianza que tenemos [...], que, no importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye”. Así es, la persona que se acerca a Dios debe asegurarse de que las cosas que le pide sean de su agrado.

 ¿Cómo hacer  nuestras oraciones?
“Al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces.” (Mateo 6:7)

La Biblia dice:
Las oraciones deben nacer del corazón y ser sinceras; no deben decirse de memoria ni repetirse de forma mecánica. La Biblia nos dice: “Al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces, así como la gente de las naciones, porque ellos se imaginan que por su uso de muchas palabras se harán oír. Pues bien, no se hagan semejantes a ellos, porque Dios su Padre sabe qué cosas necesitan ustedes hasta antes que se las pidan” (Mateo 6:7, 8).

Cuando una oración esta enfocada en cosas vanales, y no esta acompañada de fe y sincerdiad, la persona que la realiza está perdiendo su tiempo y hasta podría ofender a Dios. La Biblia dice que él detesta las oraciones hechas por personas que se niegan a obedecerlo (Proverbios 28:9). El que aparta su oído para no oír la ley, Su oración también es abominable.

¿A quién hay que orar?
Los cristianos debemos orar a nuestro Padre, que está en los cielos (Mateo 6:9).

Que hace la mayoria de las personas:
Mucha gente ora a María, a los ángeles o a personas que considera santas, como Antonio de Padua, el llamado patrono de las necesidades de la vida, y Judas Tadeo, quien, según la tradición, es el patrono de las causas perdidas. La esperanza de los creyentes es que intercedan por ellos delante de Dios.

Dice la Biblia:
“Busquen a Jehová mientras pueda ser hallado. Clamen a él mientras resulte estar cerca.” (Isaías 55:6)
¿Hay ciertas palabras que necesito decir en mi oración?
¿Es mejor orar de pie, sentado, de rodillas, o inclinado? ¿Deben estar mis manos abiertas, cerradas o levantadas hacia Dios? ¿Deben estar cerrados mis ojos cuando oro? ¿Es mejor orar en un templo o afuera en la naturaleza? ¿Debo orar por la mañana cuando me levanto, o por la noche antes de ir a la cama?  ¿Cómo comienzo mi oración? ¿Cuál es la manera correcta de cerrar una oración? Estas preguntas, y otras, son preguntas comunes que recibimos acerca de la oración. ¿Cuál es la manera correcta de orar? ¿Acaso importa cualquiera de las cosas mencionadas? 
de ninguna manera.

Primera de Juan 5:14-15 nos dice, “Y esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” Similarmente, Juan 14:13-14 declara, “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, Yo lo haré.” De acuerdo a esto, y a muchas otras Escrituras, Dios responde a las peticiones de oración basándose en si éstas se piden de acuerdo a Su voluntad y en el Nombre de Cristo (para traer gloria a Jesucristo).

Así que, ¿cuál es la manera correcta de orar? Filipenses 4:6-7 nos dice, “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” La manera correcta de orar es derramar tu corazón ante Dios. Ser honesto y abierto con Dios, puesto que Él ya te conoce mejor de lo que te conoces a ti mismo. Presenta tus peticiones a Dios, pero ten en mente que Dios sabe lo que es mejor, y no te concederá una petición que no sea Su voluntad para ti. Expresa tu amor, gratitud, y adoración a Dios en oración, pero no te preocupes por tener las palabras correctas para expresarlo. Dios está más interesado en el contenido de tu corazón, que en la calidad de tus palabras.

Siempre pedir, buscar y llamar
"Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá" (Mateo 7,7-8)

Mover montañas con la fe
"Jesús les respondió: "Les aseguro que si tienen fe y no dudan, no sólo harán lo que yo acabo de hacer con la higuera, sino que podrán decir a esta montaña: "Retírate de ahí y arrójate al mar", y así lo hará. Todo lo que pidan en la oración con fe, lo alcanzarán" (Mateo 21,21-22)

Oración: Poder liberador contra el demonio
"Jesús les respondió: "Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración" (Marcos 9,29)

Pedir con sabiduria, sin vacilar
"Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que la pida a Dios, y la recibirá, porque él la da a todos generosamente, sin exigir nada en cambio. Pero que pida con fe, sin vacilar, porque el que vacila se parece a las olas del mar levantadas y agitadas por el viento. El que es así no espere recibir nada del Señor" (Santiago 1,5-7)

Lo más cerca que llega la Biblia de dar un “patrón” para la oración, es el Padre Nuestro en Mateo 6:9-13.  Es un ejemplo de las cosas que debe contener una oración –adoración, confianza en Dios, peticiones, confesión, protección, etc. Ora por las cosas de las que habla el Padre Nuestro, pero usa tus propias palabras y “adáptala” a tu propia jornada con Dios. La manera correcta de orar, es expresando lo que hay en tu corazón a Dios. Sentado, de pie, o de rodillas; con las manos abiertas o cerradas; ojos abiertos o cerrados; en un templo, en casa, o al aire libre; por la mañana o por la noche - todas estas cosas son asuntos secundarios, sujetos a la preferencia personal, convicción y conveniencia. El deseo de Dios es que la oración sea una conexión real y personal entre Él y nosotros.



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