domingo, 18 de septiembre de 2022

Reflexiones acerca del Diaconado de las Mujeres

 

Reflexiones acerca del

 Diaconado de las Mujeres



Saludos queridos hermanos y lectores, a continuación les dejo un artículo que proviene de una línea imparcial, es del. Dr. Piñero, estudioso del Cristianismo y Literatura Clásica Antigua Filólogo,  exponiendo su punto como investigador,  donde expone razones y analiza Las Escrituras, sobre todo la cita de (1 Tim. 3:8-13).

 Sigue existiendo el diaconado en el que participan las mujeres, al parecer en pie de igualdad con los varones. Leemos en 1 Tim 3,8-13:

 « De la misma manera (griego hosaútos; se sobreentiende que los “obispos”: vv. 1ss), también los diáconos deben ser dignos, deben tener una sola palabra, no dados al mucho vino, ni amantes de ganancias deshonestas, 9 sino guardando el misterio de la fe con limpia conciencia. 10 Que también éstos sean sometidos a prueba primero, y si son irreprensibles, que entonces sirvan como diáconos. 11 De igual manera (griego hosaútos), las mujeres (diáconos) deben ser dignas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo. 12 Que los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus propias casas. 13 Pues los que han servido bien como diáconos obtienen para sí una posición honrosa y gran confianza en la fe que es en Cristo Jesús.  »

 Este diaconado nada tiene que ver con la institución -o estamento- de las “viudas” como ayudantes en el ministerio de la iglesia que se regula unas cuantos párrafos más adelante en la Epístola (cap. 5) y que veremos a continuación.

 El párrafo que acabamos de citar más arriba aunque directamente no habla del estado civil de las mujeres que, al perecer, han de servir como diaconisas. Si por los hombres sugiere que sean ¿Casadas una sola vez? (en el sentido no tanto de ser divorciadas y como  viudas que permanecen como tal, sin volver a contraer matrimonio).

 Sin embargo, en el caso de las mujeres diáconos no parece que pudieran estar casadas, o por lo menos con marido vivo, todo indica que las mujeres diáconos eran viudas, divorciadas una sola vez con justificación bíblica o eran doncellas (Vírgenes); esta última al parecer era la condición más favorable mencionada por el Apóstol Pablo para servir a la obra del Señor, como lo enfatiza en su epístola de 1ra de Corintios 7:28 y 34,  puesto que se exigía una dedicación completa al servicio de la comunidad de los fieles y la obra de la iglesia, y esto hacia difícil a una mujer casada tener tiempo para atender un esposo y su casa misma.  Tanto era así que para poder subsistir los diáconos de ambos sexos percibían ya probablemente una compensación económica de las arcas de la comunidad a través de las ofrendas al igual que los presbíteros gobernantes. Lo deducimos del siguiente pasaje (1 Tim 5:17-18):

 « Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza. 18 Porque la Escritura dice: ‘No pondrás bozal al buey cuando trilla, y digno es el obrero de su salario, ver también (Dt 25,4), lo cual significa que el obrero es digno de su salario, incluso los que tienen por cometido el servicio al Señor en el Tabernáculo (véase Núm 18:31). »

En cualquier caso hermanos lectores el Apóstol Pablo enfatiza que es mejor quedarse en el estado que fue llamado por Dios y permanecer en el. (1Cor. 7:24)

 Gálatas 6:6 dice: “El que es enseñado en la Palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye”.

 En muchas Iglesias los pastores no se les paga lo justo para sostener a su familia y ellos se ven en la penosa necesidad de trabajar secularmente, y esto es un impedimento para la Obra, puesto que no es atendida lo suficiente, conforme al propósito de Dios para ellos.

 La institución del “orden” de las viudas

 1 Tim 5,3-16 es el texto básico que rige la institución de las viudas, como orden más o menos eclesial (no puede saberse si recibían o no la ordenación estricta por medio de la imposición de las manos; lo más probable es que no fuera así):

 « “Honra a las viudas que en verdad son viudas; 4 pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, que aprendan éstos primero a mostrar piedad para con su propia familia y a recompensar a sus padres, porque esto es agradable delante de Dios. 5 Pero la que en verdad es viuda y se ha quedado sola, tiene puesta su esperanza en Dios y continúa en súplicas y oraciones noche y día. 6 Mas la que se entrega a los placeres desenfrenados, aun viviendo, está muerta. 7 Ordena también estas cosas, para que sean irreprochables. 8 Pero si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.

9 Que la viuda sea puesta en la lista (griego, literalmente “catálogo”) sólo si no es menor de sesenta años, habiendo sido la esposa de un solo marido, 10 que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos, si ha mostrado hospitalidad a extraños, si ha lavado los pies de los santos, si ha ayudado a los afligidos y si se ha consagrado a toda buena obra. 11 Pero rehúsa poner en la lista a viudas más jóvenes, porque cuando sienten deseos sensuales, contrarios a Cristo, se quieren casar, 12 incurriendo así en condenación, por haber abandonado su promesa anterior.

13 Y además, aprenden a estar ociosas, yendo de casa en casa; y no sólo ociosas, sino también charlatanas y entremetidas, hablando de cosas que no son dignas. 14 Por tanto, quiero que las viudas más jóvenes se casen, que tengan hijos, que cuiden su casa y no den al adversario ocasión de reproche. 15 Pues algunas ya se han apartado para seguir a Satanás. 16 Si alguna creyente tiene viudas en la familia , que las mantenga, y que la iglesia no lleve la carga para que pueda ayudar a las que en verdad son viudas. »

 En primer lugar, las viudas auténticas, desprotegidas y de vida irreprochable no son ante todo una institución que ofrece sus prestaciones, sino particularmente una que las recibe: deben ser cuidadas por el sistema de “seguridad social de la comunidad”, es decir, bien por su familia (hijos,, o parientes, v. 16), o por los fondos al respecto de la iglesia misma, hecha a través de las ofrendas

 

Francis Suarez

Bendiciones de Dios al hermano Antonio Piñero

Por su aporte de este análisis.

 


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