domingo, 15 de febrero de 2015

Proposito de la Iglesia y que dice la Biblia sobre su Crecimiento

¿Qué dice la Biblia acerca del crecimiento de la iglesia y su Proposito?"

Aunque la Biblia no se refiere específicamente al crecimiento de la iglesia como un tema a desarrollar, el principio del crecimiento de la iglesia es el entendimiento de lo que dijo Jesús “…y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” (Mateo 16:18). Pablo confirmó que la iglesia tiene su fundamento en Jesucristo (1 Corintios 3:11). Jesucristo es también la cabeza de la iglesia (Efesios 1:18-23) y la vida de la iglesia (Juan 10:10). Habiendo dicho esto, debe ser recordado que el “crecimiento” puede ser un término relativo. Hay diferentes clases de crecimiento, algunas de las cuales no tienen nada que ver con números.

Una iglesia puede estar viva y creciendo, aún cuando el número de sus miembros o congregantes no cambie. Si aquellos que están en la iglesia están creciendo en la gracia y el conocimiento del Señor Jesús, sujetando sus vidas a Su voluntad, tanto individual como colectivamente, esa es una iglesia que está experimentando un verdadero crecimiento. Al mismo tiempo, una iglesia puede estar aumentando su membrecía semanalmente, llegando a contar con grandes números, y aún así estar muerta espiritualmente.

El crecimiento de cualquier tipo sigue un patrón típico. Al igual que un organismo, la iglesia local tiene a aquellos que plantan la semilla (evangelistas), aquellos que riegan la semilla (pastores/maestros), y otros que usan sus dones espirituales para el crecimiento espiritual de los que están en la iglesia local. Pero nótese que es Dios quien da el crecimiento (1 Corintios 3:7). Aquellos que plantan y aquellos que riegan recibirán cada uno su propia recompensa, de acuerdo a su labor (1 Corintios 3:8).

Debe haber un balance entre quienes plantan y quienes riegan para el crecimiento de la iglesia local, lo que significa que en una iglesia sana, cada persona debe saber cuál es su don espiritual, para que pueda funcionar plenamente dentro del Cuerpo de Cristo. Si el plantar y el regar están fuera de balance, la iglesia no prospera conforme al propósito de Dios. Desde luego, debe haber obediencia y una dependencia diaria del Espíritu Santo, para que Su poder pueda ser derramado en aquellos que plantan y riegan, para que venga el crecimiento por parte de Dios.

Finalmente, la descripción de una iglesia viva y creciente, se encuentra en Hechos 2:42-47, donde se declara que los creyentes “…perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” Luego dice que se ayudaban unos a otros, y alcanzaban a aquellos que necesitaban conocer al Señor, por lo que el Señor “añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.” Cuando estas cosas están presentes, la iglesia experimentará crecimiento espiritual, ya sea que haya o no un incremento numérico.

El Señor fue muy claro en Su Palabra acerca de la manera en que Él desea que esté dirigida y organizada Su iglesia terrenal. Primeramente, Cristo es la cabeza de la iglesia y su suprema autoridad (Efesios 1:22, 4:15; Colosenses 1:18). Segundo, la iglesia local debe ser autónoma, libre de cualquier autoridad o control externo, con derecho al auto-gobierno y libre de la interferencia de cualquier jerarquía de individuos u organizaciones (Tito 1:5). Tercero, la iglesia debe estar gobernada por un liderazgo espiritual, compuesto de dos ministerios principales: ancianos y diáconos.

Los “ancianos” eran un grupo de líderes entre los israelitas desde el tiempo de los libros de Moisés (el Pentateuco). Los encontramos tomando decisiones políticas (2 Samuel 5:3; 2 Samuel 17:4,15), posteriormente en la historia, aconsejando al rey (1 Reyes 20:7) y representando a la gente en lo concerniente a asuntos espirituales (Éxodo 7:1; 7:5-6, 24:1, 9; Números 11:16, 24-25). La primera traducción griega del Antiguo Testamento (LXX) usaba la palabra presbuteros para “anciano.” Esta es la misma palabra griega usada en el Nuevo Testamento que también es traducida como “anciano.”

El Nuevo Testamento, menciona varias veces a ancianos que asumían el papel de liderazgo en la iglesia (Hechos 14:23; 15:2; 20:17; Tito 1:5; Santiago 5:14) y aparentemente cada iglesia tenía más de uno, porque generalmente la palabra se encuentra en plural.
Respecto a la palabra “pastor” (poimen), referente a un líder humano de una iglesia, solamente es encontrado una vez en el Nuevo Testamento en Efesios 4:11, “Y Él mismo constituyó a unos apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros.

Parecería, de acuerdo a los pasajes anteriores, que siempre ha habido una pluralidad de ancianos, pero esto no niega que Dios dote a algunos ancianos en particular con el don de la enseñanza, mientras que a otros con el don de la administración, etc. (Romanos 12:3-8; Efesios 4:11)

¿Cuál es el propósito de la iglesia?"

La cita de Hechos 2:42 puede ser considerado como una declaración del propósito de la iglesia, “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y las oraciones.” Así que, de acuerdo a esta Escritura, el propósito o actividades de la iglesia deben ser; (1) Enseñar la doctrina bíblica, (2) proveer un lugar de convivencia para los creyentes, (3) celebrar la Cena del Señor, y (4) orar.

Otra “comisión” dada a la iglesia es el proclamar el Evangelio para la Salvación, a través de Jesucristo (Mateo 28:18-20; Hechos 1:8) y por ultimo otros propósitos finales de la iglesia son dados en Santiago 1:27, donde leemos “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.” La iglesia está para ministrar a aquellos que están en necesidad y realizar obras misioneras de piedad.
Así que, con todo lo que hemos dicho, ¿cuál es el propósito de la iglesia? Me gusta la ilustración en 1 Corintios 12:12-27. La iglesia es el “cuerpo” de Dios – somos Sus manos, boca y pies en este mundo. Estamos para hacer las cosas que Jesucristo haría si Él estuviera aquí físicamente en el mundo. La iglesia está para ser “cristiana” --- es decir, “como Cristo” --- y para ser seguidores de Cristo.



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