"¿Cuál es la
postura de los preteristas sobre el final de los tiempos?"
Los
preteristas consideran el libro del Apocalipsis como un cuadro simbólico de los
conflictos de la iglesia primitiva, mismos que ya se han cumplido. Esta opinión
niega la calidad de predicción futura de la mayor parte del libro de
Apocalipsis. En varias maneras esta opinión combina la interpretación alegórica
y simbólica, con el concepto de que Apocalipsis no trata de futuros eventos
específicos. El movimiento preterista enseña esencialmente que todas las
profecías del Nuevo Testamento sobre el final de los tiempos, fueron cumplidas
en el año 70 de nuestra era, cuando los romanos atacaron y destruyeron a
Jerusalén e Israel.
Mientras
que las cartas a las iglesias en los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis fueron
escritas a iglesias reales existentes en el primer siglo, y contienen
aplicaciones prácticas para las iglesias actuales, los capítulos del 6 al 22
describen eventos que están aún por suceder en un futuro. No hay razón para
interpretar alegóricamente el futuro cumplimiento profético. El cumplimiento
profético fue cumplido literalmente en el pasado. Tomemos como ejemplo todos
los textos del Antiguo Testamento que predicen la primera venida de Cristo.
Jesucristo vino en el tiempo que fue predicho que vendría (Daniel 9:25-26). Cristo nació de una virgen (Isaías 7:14). Cristo sufrió y murió por nuestros pecados (Isaías 53:5-9). Estos son sólo unos
pocos ejemplos de probablemente cientos de profecías del Antiguo Testamento que
el Señor dio a los profetas, y que están registradas en la Escritura, las
cuales fueron cumplidas literalmente. Simplemente no tiene sentido el tratar de
alegorizar las profecías por cumplirse, o entenderlas de manera diferente a la
que se lee normalmente.
Cuando
lees en Apocalipsis los capítulos del 6 al 18, te enteras del tiempo más
terrible que jamás ocurrirá en el mundo, el tiempo cuando la bestia (el
anticristo) reinará por siete años (La Gran Tribulación), y cuando el falso
profeta promoverá ante el mundo la adoración de la bestia como dios. Más
adelante, en el capítulo 19, todo llega a un clímax con el literal regreso de
Cristo. Jesucristo derrota a la bestia y al falso profeta en la batalla del
Armagedón, y entonces son lanzados al lago de fuego. En el capítulo 20, Cristo,
que tiene a Satanás atado en el abismo, establece Su reino terrenal por 1,000
años. Al final de los 1,000 años, Satanás es desatado y causa una breve
rebelión, que es sofocada prontamente por Cristo y Satanás es lanzado
definitivamente al lago de fuego. Entonces es el juicio final, la resurrección
y el juicio de todos los incrédulos. Los capítulos 21 y 22 describen el estado
eterno – la manera en que los creyentes gozarán de la presencia y la comunión
con el Señor por toda la eternidad, presenciando la tierra nueva y cielo nuevo.
El preterismo
es totalmente inconsistente en su interpretación del libro de Apocalipsis. De
acuerdo con la opinión preterista sobre el final de los tiempos, los capítulos
6-18 de Apocalipsis son simbólicos y alegóricos, y no describen eventos
literalmente. Sin embargo, el capítulo 19, de acuerdo al preterismo, debe ser
entendido literalmente. Jesucristo literalmente regresará físicamente.
Entonces, nuevamente el capítulo 20 es interpretado alegóricamente por los
preteristas. Más adelante, los capítulos 21-22 son entendidos al menos
parcialmente como literales, de que, sí, habrá realmente un Nuevo Cielo y una
Nueva Tierra. Nadie niega que Apocalipsis describa algunas cosas
figurativamente; sin embargo el negar selectivamente la naturaleza literal de
porciones selectas del Apocalipsis, conduce a no tener bases para interpretar
literalmente nada del Apocalipsis. Si
los sellos, las trompetas, las copas, los testigos, los 144,000, la bestia, el
falso profeta, el Reino Milenial, etc., son alegorías o simbolismos - ¿sobre
qué bases aseguramos que la Segunda
Venida de Cristo, y la Nueva Tierra son de interpretación literal? Ese es
el fracaso del preterismo – somete la interpretación de Apocalipsis a la
opinión de quien lo interprete. En vez de eso, debemos leerlo, creerlo y
obedecerlo – literal y exactamente.
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