domingo, 25 de agosto de 2024

Es la Salvación solo por Fe, o por Fe y Obras ?

 



¿Es la salvación sólo por fe, o es la salvación por fe más obras? Esta es quizás la pregunta más importante en toda la teología cristiana. Esta pregunta fue la causa de la Reforma, la división entre el protestantismo y el catolicismo. Esta pregunta es una diferencia clave entre el cristianismo bíblico y la mayoría de las sectas. ¿La salvación es sólo por la fe o por la fe más las obras humanas? Dicho de otra manera, ¿me salvo por confiar en Jesús, o tengo que creer en Jesús y, además, hacer ciertas cosas?

Las obras necesarias para la salvación, además de la fe, son diferentes en los distintos círculos religiosos. Muchos grupos afirman que el bautismo en agua es una obra que hay que añadir a la fe para la salvación: si no te bautizas, no eres salvo. Algunos van aún más lejos: tienes que bautizarte con el pastor correcto, utilizando el método correcto y pronunciando las palabras correctas.

Otros aconsejan cumplir diferentes requisitos para salvarse, aunque la fórmula es siempre fe + [Obras]. La salvación es por fe + asistir a misa, fe + confesarse, fe + diezmar, etc.

Muchos pasajes en la Biblia enseñan que la salvación es sólo por la fe, no por la fe más las obras. Efesios 2:8-9, por ejemplo, está claramente redactado y es inequívoco: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe". La palabra gracia es de vital importancia, ya que se refiere a las bendiciones de Dios sobre los que no las merecen. La sola idea de la gracia niega todo intento de ganarse la salvación. Pablo presenta ese argumento cuando enseña sobre la elección de Dios del remanente de Israel: "y como es mediante la bondad de Dios, entonces no es por medio de buenas acciones. Pues, en ese caso, la gracia de Dios no sería lo que realmente es: gratuita e inmerecida" (Romanos 11:6 NTV).

Otros pasajes que enseñan claramente la salvación sólo por la fe son Hechos 16:31; Romanos 3:28; 4:5; 5:1; Gálatas 2:16; 3:24; Efesios 1:13; y Filipenses 3:9.

Sin embargo hay algunos pasajes bíblicos que, a primera vista, parecen enseñar la salvación por la fe más las obras. Uno de ellos es Santiago 2:24, que parece decir que la justificación es por la fe más las obras: "Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe". Este aparente problema se resuelve examinando toda la argumentación de Santiago en su epístola. Santiago está refutando la idea de que una persona pueda tener fe salvadora sin producir ninguna obra buena (ver Santiago 2:17-18). Según Santiago, la fe genuina en Cristo producirá un cambio de vida y producirá buenas obras (Santiago 2:20-26). Santiago no está diciendo que la justificación es por la fe más las obras, sino que una persona que está verdaderamente justificada por la fe tendrá buenas obras en su vida. Las obras son una demostración externa de la fe genuina en Cristo (Santiago 2:14, 17, 20, 26), y es esa demostración externa la que "justifica" al creyente a los ojos de los demás.

El Apóstol Pablo dice que los que tienen verdadera fe en Jesucristo estarán "celosos de buenas obras" (Tito 2:14). Volviendo a Efesios 2, inmediatamente después de enseñar que nos salvamos por la fe, no por las obras (Efesios 2:8-9), Pablo dice que fuimos creados "para buenas obras" (Efesios 2:10). La salvación viene por la gracia de Dios a través de la fe porque es un regalo, y esa fe se manifiesta en buenas obras. Por eso automáticamente las obras acompañan a la fe y son una prueba de ella.

Si vamos a decir que somos salvos por las obras, debemos especificar de quién son las obras. No nos salvamos por nuestras propias obras, por muy meritorias que nos parezcan. Nos salva únicamente la obra de Cristo a favor nuestro. Su muerte y Su resurrección son las obras que nos salvan. Recibimos a nuestro Salvador por la fe (Juan 1:12).

Francis Suarez Rodriguez


viernes, 23 de agosto de 2024

DIFERENCIA ENTRE LEY Y MANDAMIENTOS

 

DIFERENCIA ENTRE  LEY Y MANDAMIENTOS



Colosenses 2:13-17 te dice:

“…Perdonándoos todos los pecados,  anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz. Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.    Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo”.  

De acuerdo al diccionario, Mandamiento se define como: Precepto u orden de un superior a un inferior. Cada uno de los preceptos del Decálogo.  en cambio, la palabra Ley se define de manera distinta: Precepto dictado por la autoridad competente, en que se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados.

 Los Mandamientos provienen de Dios directamente dados a los hombres, como lo son los Diez Mandamientos escritos en Piedra por el dedo de Dios, dados a Moisés, y muchos otros mandamientos personalizados que Dios dio a sus siervos a lo largo y ancho de la Biblia, mandamientos que tienen más que ver con que se cumpla la Voluntad de Dios para esa persona, y para la humanidad,  la cual solo Dios en su soberanía conoce y dicta. Dios dio a Abraham mandamientos, estatutos y leyes mucho antes de que Moisés apareciera en la historia. [Génesis 26:5].

De la misma manera, Dios dio autoridad a Moisés para crear leyes que establecieran orden entre los Israelitas, leyes que tienen que ver más con aspectos morales, conducta, forma de buscar perdón, manera de adorar y equilibrio necesarios para la sobrevivencia, estos se convirtieron en toda una legislación que abarcaba cerca de (613) ordenanzas o decretos. Sin embargo, a lo largo de la Biblia, se establecen los Diez Mandamientos como mandamientos perpetuos para todos los que han hecho de Dios, su Dios. El decálogo lo puedes leer en Éxodo 20 2-17.  Léelo, imprímelo y ponlo en algún lugar donde puedas meditarlo diariamente.

 Cabe recordar que estos Mandamientos fueron dados a Moisés después de un ayuno de 40 días. Recordemos que los Israelitas, mientras Moisés estaba en este ayuno, se hicieron ídolos [becerro de oro] y cuando Moisés bajo del monte con los 10 Mandamientos, estos prefirieron los ídolos y rechazaron los mandamientos de Dios. Moisés intercedió por ellos ante Dios.

“Si alguna persona del pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y delinquiere… “ Levítico 4:27

 Más adelante, Dios define los pecados contra sus mandamientos como el que peca por equivocación, por falta de conocimiento, y el que peca a sabiendas, y a ambos ofrece perdón de sus pecados a cambio de sacrificios [Levítico5:17]. Los mandamientos de Dios se cumplen porque la persona ha hecho a Dios su Dios, y por amor y obediencia, los cumplen. Esto trae a su vez bendición si se cumplen, viviendo una vida recta y plena, o maldición si no los cumplen, y por ende, la bendición de Dios es condicionada a la obediencia a Sus mandamientos. La bendición es una consecuencia espiritual de la obediencia. En otras palabras, los hombres son libres de escoger si obedecer o no los mandamientos de Dios, no deben ser impuestos, no debemos usarlos para condenar a los hombres, pues Dios no salva ni condena a ninguno por cumplirlos, sino que ofrece expiación de pecado –salvación- al que se arrepiente de no haberlos cumplido. En otras palabras, Dios es sobre todas las cosas, un Dios Salvador que siempre ha perdonado a todo aquel que se arrepiente. En la Biblia, siempre que Dios se refiere al Decálogo, se refiere a los Mandamientos que dio a Moisés. Pero también la Biblia diferencia estos, de las leyes dadas a Moisés: La ley de los Sacrificios [Lev 6:8], Ley de la Lepra [Lev 13], Leyes de Santidad y Justicia [Lev 19], Ley de los votos [Números 30],  Ley del casamiento de las herederas [Números 36], etc. No confundir los Mandamientos y las Leyes con las Fiestas solemnes [Tradiciones].

 “Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti.”  (Deuteronomio 31:26)

 Otra diferencia entre los Mandamientos perennes de Dios, y la ley de Moisés, es que los mandamientos de Dios estaban DENTRO DEL ARCA DEL PACTO, y la ley de Moisés junto al arca del pacto.  Jesucristo nuestro amado Salvador es el Nuevo Pacto de Dios con los hombres, y Jesucristo confirmó LOS DIEZ MANDAMIENTOS como los mandamientos que han de guardarse para siempre, pero solamente para  todos aquellos que creemos en Dios como nuestro Padre. Hay una gran diferencia entre cumplir los mandamientos porque han sido enseñados a los hombres, que cumplirlos por convicción propia y  Amor a Dios y Dios conoce esta diferencia, pues escudriña los corazones de cada quien.

 Dice, pues, el Señor: “Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado” Isaías 29:13 [Mateo 15:8-9]

 Jesucristo, al igual que Moisés, comenzó su ministerio ayunando 40 días y 40 noches, y al igual que Moisés fue ministrado por Dios, tentado por el diablo, y ayudado por los Ángeles durante toda esta prueba. Una de las cosas que Jesucristo hizo durante su ministerio en la tierra, fue confirmar los Mandamientos de Dios, pero también expuso a los hombres que invalidaban los Mandamientos imponiendo doctrinas de hombres, enseñándolas como mandamientos de Dios. Desde entonces, el hombre sigue haciendo lo mismo, toma la Biblia, la usa fuera de contexto, impone doctrinas y los llama mandamientos de Dios como requisitos para ser salvos.  Jesucristo además cumplió la Ley y todo lo que los antiguos hombres de Dios profetizaron respecto al Mesías.

 El le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Más si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”. (Mateo 19:7)

Guardar los mandamientos –El Decálogo- no es algo imposible de cumplir, de hecho es posible vivir de acuerdo al decálogo, si tenemos a Jesucristo en nuestro corazón, hemos recibido al espíritu santo, y hemos sujetado todo nuestro ser, espíritu alma y cuerpo bajo la voluntad de Dios. Sin embargo, algunos quieren imponer la ley como requisito para entrar a la vida, porque Jesucristo dijo que no vino a abrogar la ley, sino a cumplirla, pero también dijo que la ley ni Sus palabras pasarían, es decir que están escritas como testimonio perenne. Sabemos que Jesucristo cumplió toda la ley y todos los mandamientos de Dios, porque El es santo. Sin embargo, lo que Jesucristo hizo con la ley en el Nuevo Testamento,  es INYECTARLE GRACIA para beneficio de los hombres [Y aquí puedo ver a muchos legalistas alarmarse], pues  Jesucristo es Dios, y es Soberano, e hizo lo que Su Padre le envió a hacer: INYECTAR LA GRACIA SOBRE LA LEY PARA BENEFICIO DE  TODOS LOS QUE HABRIAN DE CREER POR MEDIO DE EL.

 Jesús le dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primer y gran mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” . (Mateo 22:37-40)

 Para una persona que ha sido perdonada de todos sus pecados, y ha recibido la Salvación por medio de Jesucristo, no es imposible amar a Dios con todo el corazón y con toda el alma y con toda la mente, ni amar al prójimo como a uno mismo. De hecho es FACTIBLE.  El Decálogo mismo es FACTIBLE si al conocerlo, y memorizarlo, y vivirlo lo practicas en tu diario vivir. Jesucristo diferenció entre la Ley y los mandamientos, diciendo que los hombres se aferraban a la ley y tradición de los hombres, aparentando santidad pero por dentro estaban llenos de corrupción. Esto se comprobaba cada vez que Jesucristo hacia algo que rompía con las tradiciones de los hombres, como comer con pecadores, no lavarse las manos antes de comer, etc. Jesucristo inyecto la Gracia a la ley cuando sanaba a los leprosos, ministró a los niños, comió con pecadores, habló con la mujer de Samaria, sanó a los enfermos en el día de reposo, se proclamó el Señor del día de reposo [Marcos 2:28], recordemos que  nada causaba más polémica entonces, que el día de reposo .

 También les dijo: “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” . (Marcos 2:27)

 Siempre ha habido doctrinas  que han hecho el día de reposo mayor que Dios, y mayor que los hombres. incluso iglesias que te dicen que si no guardas el día de reposo (Sábado) no obtendrás salvación. Jesucristo puso al día de reposo en perspectiva, diciendo que es eso, un día de descanso establecido por Dios para el hombre, no que el hombre fue creado para reposar en el séptimo día. Sin embargo, aun al día de reposo, Jesucristo inyectó la GRACIA, sanando, liberando, y comiendo con sus discípulos en los sembradíos, en el día de reposo [Lucas 6].  Jesucristo hizo la mayoría de sus más extraordinarias sanidades, en el día de Reposo. [Lucas 6:6, Lucas 13:10, Lucas 14:1-3, Juan 5:9, Juan 9:14, 16]

 “Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle. Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban”.  (Marcos 3:2 y 4)

Gracias a Dios que Jesucristo vino a cumplir lo que Dios le había mandado, y no se dejó intimidar ni amedrentar por los fariseos y saduceos, y escribas de la ley, quienes no soportaban la Gracia de Dios.  Si eres cristiano, Nacido de Nuevo, Bautizado, lleno del Espíritu Santo, tú vas a aprender a ver toda la Biblia desde la perspectiva de Jesucristo, y no desde la perspectiva de sectas, tradiciones, o falsos maestros. Esa es tu responsabilidad como creyente, mínimo tienes que obedecer y hacer todo lo que JESUCRISTO te enseñó, creer la perspectiva de Cristo que es la Verdad. El primer fruto será aplicar la Gracia a todo lo que hagas, digas, pienses, como veas a las personas, como te veas a ti mismo, como veas la Salvación misma. Memorizaras estas palabras de Jesucristo’.

Estimado amigo lector, queridos hermanos en la fe, les pregunto: ¿Bajo qué normas creen ustedes que seremos juzgados en el juicio Final?  Pues bajo la lupa de Los Diez Mandamientos, incluyendo nuestras obras ya sean buenas o malas.

Los Mandamientos (Ley de Dios) es su Ley Moral, esta refleja su personalidad Divina, su carácter, su amor y su inconmensurable Justicia. Son los principios universales de la correcta existencia en el universo creado por Dios a través de su hijo Jesucristo, al cual puso como Rey y Señor nuestro. AMEN

 

Francis R. Suarez Rodríguez

Elaborado por:



domingo, 18 de agosto de 2024

¿Cómo vencer el pecado en mi vida cristiana?

 

¿Cómo vencer el pecado en mi vida cristiana?



La Biblia presenta diferentes recursos para ayudarnos a vencer nuestra pecaminosidad. En esta vida, nunca seremos perfectamente victoriosos sobre el pecado (1 Juan 1:8), pero esa debe ser nuestra meta. Con la ayuda de Dios, y siguiendo los principios de Su palabra, podemos progresivamente vencer el pecado y llegar a ser más y más como Cristo.

El primer recurso que la Biblia menciona para ayudarnos a vencer el pecado es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es un don que Dios nos ha dado para ser victoriosos en el vivir cristiano, es nuestro guía, nuestro ayo En Gálatas 5:16-25, Dios hace un contraste entre las obras de la carne y el fruto del Espíritu. En ese pasaje, somos llamados a caminar en el Espíritu. Todos los creyentes ya poseen el Espíritu Santo, pero este pasaje nos dice que necesitamos caminar en el Espíritu, dejando bajo Su control nuestra voluntad. Esto significa que deberíamos llevar a la práctica lo que el Espíritu Santo nos induce a hacer en nuestras vidas, en lugar de seguir los deseos de la carne.

La diferencia que el Espíritu Santo puede hacer en la vida del creyente se demuestra en la vida de Pedro, quien antes de ser lleno del Espíritu Santo, negó a Jesús tres veces, habiendo dicho antes que seguiría a Cristo hasta la muerte. Una vez lleno del Espíritu, Pedro habló del Salvador a los judíos en pentecostés de manera fuerte y abierta.

Uno camina en el Espíritu tratando de no apagar al Espíritu (como dice en 1 Tesalonicenses 5:19) y buscar más bien, ser lleno del Espíritu (Efesios 5:18-21). ¿Cómo se llena uno del Espíritu Santo? Primero, es elección de Dios igual que lo era en el Antiguo Testamento. Dios elegía a individuos específicos para llevar a cabo una obra que Él quería que hicieran y los llenaba con Su Espíritu (Génesis 41:38; Éxodo 31:3; Números 24:2; 1 Samuel 10:10). En Efesios 5:18-21 y Colosenses 3:16, hay evidencia de que Dios escoge llenar a aquellos que se están llenando de la Palabra de Dios. De manera que eso nos lleva a nuestro siguiente recurso.

(2) La Palabra de Dios, la Biblia, en 2 Timoteo 3:16-17 dice que Dios nos ha dado Su Palabra para equiparnos para cada buena obra. Esto nos enseña cómo vivir y qué creer, nos revela cuando hemos escogido senderos erróneos, nos ayuda a regresar al sendero correcto, y nos ayuda a permanecer en ese sendero. Como nos dice Hebreos 4:12, la Palabra es viva y eficaz, y capaz de penetrar en nuestros corazones, para arrancar los problemas más profundos que humanamente hablando no se pueden vencer. El salmista habla acerca de este poder que puede cambiar vidas en el Salmo 119. A Josué se le dijo que la clave del éxito para vencer a sus enemigos, era no  olvidar este recurso, sino más bien meditar en la Palabra día y noche, de manera que pudiera obedecerla. Él lo hizo, aún cuando lo que Dios le ordenó no tenía sentido militar, y esta fue la clave para su victoria en su lucha por obtener la tierra prometida.

La Biblia es un recurso que a menudo tratamos de manera ligera. Damos prueba de ello al llevar nuestras Biblias a la iglesia, o leer el devocionario diario o un capítulo diario, pero fallamos en memorizarla, en meditar en ella o en aplicarla para nuestras vidas; fracasamos en confesar los pecados que nos revela o adorar a Dios por los dones que revela habernos dado. A menudo nos volvemos o anoréxicos cuando se trata de la Biblia. Al alimentarnos de la Palabra, aspiramos lo suficiente como para mantenernos vivos espiritualmente (pero nunca ingerimos lo suficiente para ser cristianos prósperos que demos frutos).

Si usted no ha hecho un hábito de estudiar y meditar en la Palabra de Dios, es importante que desde ya comience a hacerlo. También le sugiero comenzar un diario. Tenga como un hábito no dejar la Palabra de Dios hasta que haya escrito algo que lo beneficie. Algunos escriben oraciones que le hacen a Dios, pidiéndole que los ayude a cambiar en las áreas en las que Él les ha hablado. Eso no es así, recuerde la Biblia es la herramienta que utiliza el Espíritu en nuestras vidas (Efesios 6:17), una parte indispensable y primordial de la armadura que Dios nos da, para pelear nuestras batallas espirituales (Efesios 6:12-18).

Un tercer recurso esencial en nuestra batalla en contra del pecado es la oración. Nuevamente, este es un recurso que los cristianos mencionan de labios para afuera pero no lo ponen en práctica, le dan un uso muy pobre. Tenemos reuniones de oración, tiempos de oración, etc., pero no usamos la oración de la misma manera que lo hacía la iglesia primitiva (Hechos 3:1; 4:31; 6:6; 13:1-3). Pablo repetidamente menciona cómo oró por aquellos a quienes ministró. Dios nos ha dado promesas maravillosas concernientes a la oración (Mateo 7:7-11; Lucas 18:1-8; Juan 6:23-27; 1 Juan 5:14-15), y Pablo incluye la oración en su pasaje referente a cómo prepararse para la batalla espiritual (Efesios 6:18).

¿Cuán importante es la oración para vencer el pecado en nuestras vidas? Tenemos las palabras de Cristo para Pedro en el huerto de Getsemaní antes de que lo negara. Ahí, mientras Jesús está orando, Pedro está durmiendo. Jesús lo despierta y dice, "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil" (Mateo 26:41). Nosotros, como Pedro, queremos hacer lo que es correcto, pero no encontramos la fortaleza

Por ultimo un cuarto recurso en nuestra guerra para vencer el pecado es la iglesia, la comunión de otros creyentes. Cuando Jesús envió a Sus discípulos, los envió de dos en dos (Mateo 10:1). Los misioneros en el libro de los Hechos, no salían uno a la vez, sino en grupos de dos o más. Jesús nos manda a no dejar de congregarnos como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras (Hebreos 10:24-25).

Muchos cristianos descubren que tener un compañero a quien rendirle cuentas puede ser un gran beneficio para vencer pecados difíciles. Tener a otra persona con quien pueda hablar, orar, animarse e incluso ser reprendido, es de gran valor. Esta persona puede ser un amigo, un familiar o tu pareja; y como es natural debe ser también nacido de nuevo.  La tentación es común a todos nosotros (1 Corintios 10:13). Tener un compañero o un grupo con quien tengamos que ser responsables, puede darnos la dosis final de aliento y motivación que necesitamos para superar incluso los pecados más fuertes.

Algunas veces la victoria sobre el pecado viene rápidamente en unas áreas, y lentamente en otras. Pero Dios nos ha prometido, que mientras hacemos uso de Sus recursos, Él va a producir cambios en nuestras vidas. Podemos perseverar en nuestra lucha para vencer el pecado porque sabemos que Él es fiel a Sus promesas. Solo el hombre cambia Dios no (Santiago 1:17).Dios les bendiga.

 

Francis Suarez


domingo, 11 de agosto de 2024

12 grandes mujeres de la Biblia


12 grandes mujeres de la Biblia

 Antes de empezar les diré que no están ordenadas en orden cronológico, ni por importancia numérica; eso sí; María (Madre de Jesús) es la única excepción ya que se considera por mucho que ha sido la mujer más extraordinaria, y aquí están las razones:

La Biblia tiene varios ejemplos de mujeres temerosas de Dios que marcaron la diferencia en su momento. Esas mujeres se destacaron en un mundo dominado por los hombres, y demostraron que Dios nos usa a todos para cumplir sus propósitos. Estas son 12 mujeres que se destacaron, pero no son las únicas.

 1
María era una joven sencilla que fue escogida para una gran misión: ser la madre de Jesús. Ella no rechazó esa misión, sino que la aceptó con fe. Con seguridad y aplomo, María ayudó a educar a Jesús y, años más tarde, lo vio resucitado en gloria.

Pensemos por un momento solo el hecho de que Dios la eligió sobre todas las otras mujeres para a través de ella traer a la tierra a su hijo, criarlo y educarlo hasta que estuviera listo para hacer la obra de su Padre la hace especial y única.

―Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho.
(Lucas 1:38)

 

2

Sara, aunque ya estaba entrada en años, abandonó todo para vivir el resto de su vida en tiendas de campaña. Ella permaneció siempre al lado de su esposo, Abraham, apoyándolo. Sara creyó a Dios, y con 90 años, vio realizado su sueño de tener un hijo. Dios llenó su corazón de alegría.

Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo se reirán conmigo.»
(Génesis 21:6)

3

Rajab era una prostituta de Jericó que salvó la vida de dos espías hebreos. Esa fue la razón por la que su familia se salvó cuando los hebreos atacaron Jericó. Gracias a su fe esta mujer despreciada se ganó un lugar entre el pueblo de Israel, llegó a ser uno de los antepasados de Jesús y obtuvo un puesto entre los héroes de la fe.

Por la fe la prostituta Rajab no murió junto con los desobedientes,
pues había recibido en paz a los espías.
(Hebreos 11:31)

 

4

Débora era una profetisa y jueza que lideraba a Israel cuando no había rey. Ella convocó el ejército y animó a los guerreros a derrotar a los opresores. Bajo el liderazgo de Débora, Israel tuvo paz durante 40 años.

Los guerreros de Israel desaparecieron;
desaparecieron hasta que yo me levanté.
¡Yo, Débora, me levanté
como una madre en Israel!
(Jueces 5:7)

5

Rut no era israelita, pero se ganó un lugar entre el pueblo de Dios por su dedicación a Dios y por el amor a su suegra. Ella abandonó su casa y su familia para servir a Dios. Rut era trabajadora y respetuosa. Conquistó el corazón de Booz y fue la bisabuela del rey David.

Pero Rut respondió:
―¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti!
Porque iré adonde tú vayas, y viviré donde tú vivas.
Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios.
(Rut 1:16)

 

6

Ana no podía tener hijos, pero confiaba en Dios y oró con fe por uno. Cuando Dios se lo dio, ella se lo dedicó como muestra de agradecimiento. Samuel se crio en el templo y llegó a ser un gran profeta.

Ana elevó esta oración:
Mi corazón se alegra en el Señor;
en él radica mi poder.
Puedo celebrar su salvación
y burlarme de mis enemigos.
(1 Samuel 2:1)

 

7

Ester era una chica israelita que ganó el concurso de belleza más importante de su tiempo y se convirtió en la reina de Persia. Ella fue muy valiente y arriesgó su vida para salvar a su pueblo de una gran masacre. Dios le dio belleza, gracia e inteligencia a Ester para que ella pudiera proteger a su pueblo.

Al rey le gustó Ester más que todas las demás mujeres, y ella se ganó su aprobación y simpatía más que todas las otras vírgenes. Así que él le ciñó la corona real y la proclamó reina en lugar de Vasti.
(Ester 2:17)

8

Miriam nació y creció como esclava en Egipto. Cuidó de su hermano Moisés cuando él era un bebé. Ese es el mismo Moisés a quien Dios usó para liberar al pueblo de la esclavitud. Además de ser líder de alabanza, Miriam era profetisa y era muy respetada por el pueblo hebreo.

Miriam les cantaba así: Canten al Señor, que se ha coronado de triunfo arrojando al mar caballos y jinetes.
(Éxodo 15:21)

9

Priscila es un ejemplo del trabajo en equipo. Ella trabajaba con su marido, Aquila, difundiendo la palabra de Dios. Ellos eran amigos de Pablo y fundaron una iglesia en su casa. Priscila y Aquila también enseñaron y prepararon a un hombre llamado Apolos para la obra de Dios.

Saluden a Priscila y a Aquila, mis compañeros de trabajo en Cristo Jesús. Por salvarme la vida, ellos arriesgaron la suya. Tanto yo como todas las iglesias de los gentiles les estamos agradecidos.
(Romanos 16:3-4)

                             10

Agar, sierva de Sara, fue humillada y maltratada por su señora, pero todo esto era necesario como prueba para probar su carácter y obediencia y por eso huyó. Allí, en el desierto, tuvo un encuentro con el ángel del SEÑOR. Recibió la promesa de que su descendencia sería numerosa a través de su hijo, Ismael. Ella, que se había sentido insignificante e invisible hasta entonces, le llamo por nombre a Dios, El Roí (el Dios que me ve). Dios la había visitado, y ahora sabía que era valiosa para él.

Ella invocó el nombre del SEÑOR, que hablaba con ella, y dijo: Tú eres un Dios que me ve.
Pues pensó: “¿Acaso no he visto aquí al que me ve?”.
(Génesis 16:13)

11

Elisabet, que había sido estéril, se convirtió en la madre de Juan el Bautista, quien preparó el camino para el ministerio de Jesús. Durante su embarazo, Elisabet recibió la visita de su parienta, María, también embarazada. Tan pronto Elisabet oyó la voz de María, fue llena del Espíritu Santo y bendijo a María y a su bebé, Jesús. ¡Reconoció que Jesús era un bebé como ningún otro!

Aconteció que, cuando Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre. Y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz y dijo: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
(Lucas 1:41-42)

12

Finalmente que podemos decir de esta mujer; Lidia era vendedora de púrpura de la ciudad de Tiatira, y temerosa de Dios. Era una mujer exitosa, pero eso no le impedía buscar a Dios de todo corazón. Ella escuchó el mensaje de Pablo y sus compañeros, abrió su corazón a Dios y, tanto ella como su familia, fueron bautizados. Ella abrió su casa a Pablo y ayudó con su hospitalidad al establecimiento de la iglesia en su región.

Como ella y su familia fueron bautizadas, nos rogó diciendo: “Ya que han juzgado que soy fiel al Señor, entren en mi casa y quédense”. Y nos obligó a hacerlo.
(Hechos 16:15)

Francis Suarez

Elaborado por:


domingo, 4 de agosto de 2024

Ezequiel 37 La visión del valle de los huesos secos

 

Ezequiel 37

La visión del valle de los huesos secos



Aquí queridos hermanos en la Fe y apreciados lectores; La interpretación de este capítulo se refiere a la restauración futura de Israel. Esta restauración tiene que ver tanto con la entidad nacional de Israel como, con la restauración espiritual que el Señor, anunció en el capítulo anterior.

Ezequiel 36:35-37:28

Los versículos 35 al 38 del capítulo anterior, y el capítulo 36, anunciaban proféticamente que la tierra desolada se convertirá un día en un jardín del Edén. El mensaje profético aseguró además, en el versículo 38 Y sabrán que yo soy el Señor. No lo saben hoy en Israel, ni en el mundo de nuestra época. Pero ese día se acerca, en el que ese pueblo sabrá que El es el Señor. Pasemos ahora al

Tenemos ante nosotros una visión notable y nos gustaría aclarar que esta visión no tiene que ver con la resurrección de los creyentes muertos que pertenecen a la iglesia. Ese es el gran esfuerzo de interpretación realizado por muchos que espiritualizan la sección profética del Nuevo Testamento. Estimado oyente, cuanto tomamos literalmente a la profecía, tiene sentido y resulta comprensible. Aquí estamos hablando del pueblo de Israel y no de una resurrección espiritual o física de individuos. En nuestras notas hemos titulado a este capítulo "La resurrección de Israel" y creemos que es un título apropiado, aunque algunas veces ha sido mal entendido. Algunos piensan que nos estamos refiriendo a la resurrección de los muertos a partir de Abraham. Y no se refiere a esta resurrección, sino a la de la nación de Israel.

En este capítulo 37, Dios le dio a Ezequiel una parábola viviente y real, y para hacerlo lo llevó al valle de los huesos secos. Leamos el primer versículo de este capítulo 1:

"La mano del Señor vino sobre mí, me llevó en el espíritu del Señor y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos."

Anteriormente en este relato, (en el capítulo 8) vimos que antes de que Jerusalén fuera destruida por Nabucodonosor Ezequiel fue transportado a Jerusalén.

En este pasaje, nuevamente, creemos que Dios transportó literalmente a Ezequiel. Cuando el profeta dijo me llevó en el espíritu del Señor estaba diciendo que el Espíritu del Señor efectivamente lo llevó al valle que estaba lleno de huesos. Y continuó diciendo en el versículo 2 de este capítulo 37 de Ezequiel.

"Me hizo pasar cerca de ellos, a su alrededor, y vi que eran muchísimos sobre la faz del campo y, por cierto, secos en gran manera."

Allá por el año 1849, un hombre llamado Lius Manley y su socio, llamado John Rogers cruzaron el valle de la muerte en California para llevar provisiones a un grupo conducido por Bennet Arcane, que por error se habían introducido allí quedando aislados. Los miembros de este grupo habrían perecido si estos dos hombres no hubieran cruzado el valle para rescatarlos. Ellos fueron en realidad los primeros hombres de raza blanca en cruzar este valle y contemplar esa gran escena de muerte y desolación. Pocos han visto semejantes espectáculos, pero lo que Ezequiel vio unos 2.500 años antes debió haber sido aun más sombrío y desolado. El vio una visión de otro "valle de la muerte", más desolado, más temible y más impresionante que el "valle de la muerte de California."

El valle que Ezequiel contempló estaba lleno de huesos, y lo que los caracterizó fue que esos huesos eran muchísimos, estaban muy secos y estaban esparcidos sobre la superficie del campo. Escuchemos ahora lo que dice el versículo de este capítulo 37:

"Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Yo le respondí: Señor Dios, tú lo sabes."

Estos huesos esparcidos por todo aquel valle eran huesos humanos, y al profeta se le hizo la pregunta: "¿vivirán estos huesos?"Aquí tenemos este montón de huesos, esparcidos por todas partes. Son huesos humanos. Y a este profeta se le hizo la pregunta: "¿Vivirán estos huesos?" Y la respuesta de Ezequiel fue: "Señor Dios Tú lo sabes. En otras palabras, quiso decirle "No veo como podrían vivir; está más allá de mi comprensión. Tu solo sabes si estos huesos pueden vivir o no". Ahora, escuchemos lo que se le dijo en el versículo 4:

"Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: "¡Huesos secos, oíd palabra del Señor!"

Aquí encontramos algo más bien "irónico e incluso también podríamos decir "humorístico". Hemos dicho una y otra vez que Dios tiene cierto sentido del humor, y aquí tenemos un ejemplo de ello. Si usted no lo considera así, puede pasarlo por alto. Pero imaginémonos a Ezequiel escuchando a Dios decirle Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd Palabra del Señor. Se nos ocurre la idea que Ezequiel habrá pensado. "Señor, ¡no querrás decir que me ponga a hablar aquí con estos huesos secos! ¡Si lo hago en cualquier momento aparece un señor vestido de blanco y me interna en cierto lugar! Realmente, la frase que tenía que pronunciar Ezequiel no parecía la introducción más apropiada para un sermón, ¿no es cierto? Ningún predicador comenzaría su sermón dominical dirigiéndose a su congregación diciéndoles: "¡huesos secos, oíd palabra del Señor!" Bueno, es posible que haya algunas congregaciones que merecerían recibir semejante saludo y anuncio inicial, pero quizás no haya predicadores que se atrevan a hacerlo.

Pues, bien, este profeta estaba observando ese valle lleno de huesos secos, y tenía que hablarles. Podríamos comparar su situación con un predicador de nuestra época. Cada congregación a la cual se dirige un predicador incluye a quienes son salvos, y a quienes no lo son. Los que son salvos tienen oídos para oír, pero puede que algunos no escuchan o perciban las verdades espirituales. Y aquellos que no son salvos, desde un punto de vista espiritual, están muertos en sus delitos y pecados y aun no han sido redimidos. Ante esa situación, el predicador se siente sencillamente tan impotente como Ezequiel, porque cualquier predicador que comprenda el estado real y la condición de aquellos que están espiritualmente perdidos, reconoce su propia impotencia para hablarles. Ezequiel tenía que decirles a estos huesos: "Quiero que escuchéis lo que Dios tiene que deciros". Y escuchémoslo nosotros, leyendo los versículos 5 y 6:

"Así ha dicho el Señor Dios, a estos huesos: Yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Pondré tendones en vosotros, haré que la carne suba sobre vosotros, os cubriré de piel y pondré en vosotros espíritu, y viviréis. Y sabréis que yo soy el Señor."

Fue como si Dios hubiera dicho: "Quiero que les hables y les digas que yo seré el que les dará vida". Y esa es nuestra condición en la actualidad. Si Dios no actuara, nadie tendría vida espiritual. Ninguno de nosotros podemos salvar a nadie. Simplemente hablamos a personas cuya condición espiritual es como la de los huesos secos, y les transmitimos la Palabra de Dios. Esto es todo lo que podemos hacer. El Espíritu de Dios es el que les trae la vida. Esa es la única forma en que a tales personas les puede llegar la vida. Esta es la aplicación de estos versículos; y también vamos a ver que ellos tienen también una importante interpretación. Así que vemos lo que hizo entonces el profeta. Leamos el versículo 7:

"Profeticé, pues, como me fue mandado; y mientras yo profetizaba se oyó un estruendo, hubo un temblor ¡y los huesos se juntaron, cada hueso con su hueso!"

Así que él profetizó como Dios le mandó. Ezequiel obedeció a Dios.

Dice aquí que se oyó un estruendo, hubo un temblor ¡y los huesos se juntaron, cada hueso con su hueso! Nos imaginamos el extraño sentimiento que habrá experimentado Ezequiel cuando en su visión vio que todos aquellos huesos se unían. Pero sucedió algo más. Leamos el versículo 8 de este capítulo 37 de Ezequiel:

"Yo miré, y los tendones sobre ellos, y subió la carne y quedaron cubiertos por la piel; pero no había en ellos espíritu."

Aquí tenemos un método, y queremos que usted lo observe. El primer estado de los huesos era que estaban esparcidos, secos y muertos. Después, gradualmente comenzaron a unirse, y entonces aparecieron tendones, la carne, y se recubrieron de piel. Este fue un proceso, y no un hecho instantáneo. En ese momento de la visión todo lo que había era un montón de cuerpos, realmente, de cadáveres que se encontraban allí en el valle, como si estuvieran dispuestos para su envío a la funeraria. No se veían ya huesos, sino cuerpos completos. Incluso tenían toda la apariencia de seres humano, pero en ellos no había vida. Y Ezequiel continuó recibiendo instrucciones de Dios. Leamos los versículos 9 y 10:

"Me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu que así ha dicho el Señor Dios: ¡Espíritu, ven de los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos, y vivirán!. Profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron y se pusieron en pie. ¡Era un ejército grande en extremo!"

Ezequiel habló y la vida vino sobre aquellos cuerpos. Lo que sucedió en aquel momento se parece a lo que ocurrió en el mismo principio, en la creación del hombre. Dios tomó al hombre del polvo de la tierra; Ezequiel comenzó con huesos, pero Dios no. Dios comenzó simplemente con el polvo de la tierra y después sopló en el hombre el aliento de la vida.

Ahora lo que ocurrió a aquellos huesos sucedió en tres pasos: (1) Eran huesos esparcidos, que no podían estar más muertos; (2) Después se unieron, y la carne y la piel los cubrieron, aunque eran cuerpos muertos; y finalmente (3) recibieron vida. En estos tres pasos encontramos una verdadera clave para entender la profecía Bíblica en relación con el pueblo de Israel.

Leamos entonces el versículo 11, de este capítulo 37, que nos explica el significado de la visión:

"Luego me dijo: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. Ellos dicen: Nuestros huesos se secaron y pereció nuestra esperanza. ¡Estamos totalmente destruidos!."

Como vemos, aquí vemos que se está hablando del pueblo de Israel y no de la iglesia.

El texto nos aclara lo que dijeron: Nuestros huesos se secaron y pereció nuestra esperanza. ¡Estamos totalmente destruidos! Es que el pueblo, en el cautiverio, se había ido de un extremo a otro. Mientras Jerusalén había permanecido como ciudad y los profetas falsos continuaron diciendo que ellos regresarían, mantuvieron una esperanza falsa. Después que Jerusalén hubo sido destruida, se fueron al otro extremo. Pasaron por lo que algunos psicólogos llamarían una psicosis maníaco depresiva. Estaban en malas condiciones; a veces estaban animados y otras, en las profundidades de la depresión. Por eso decían: "pereció nuestra esperanza" Esta visión estaba siendo revelada a ellos para que supieran que sí, que tenían una esperanza, y que era para todo el pueblo de Israel. Así que el profeta recibió la siguiente orden divina. Leamos el versículo 12 de este capítulo 37:

"Por tanto, profetiza, y diles que así ha dicho el Señor Dios: Yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío; os haré subir de vuestras sepulturas y os traeré a la tierra de Israel."

Después de leer este versículo, alguien se inclinará por decir: "un momento. Usted dijo que esta visión no estaba relacionada con una resurrección física". Y aun insisto en ello. Adelantémonos en el texto y leamos el versículo 21 de este capítulo 37:

"Y les dirás: "Así ha dicho el Señor Dios: Yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron; los recogeré de todas partes y los traeré a su tierra."

Esto fue lo que Dios quiso decir en el versículo 12 cuando dijo: os haré subir de vuestras sepulturas. Israel está como sepultado en las naciones del mundo, y los israelitas serán traídos de regreso y otra vez se convertirán en una nación.

Y ahora queremos expresar cuidadosamente algo sobre los tres pasos experimentados por los huesos que vio Ezequiel. Hemos dicho que constituyen una clave para entender el futuro del pueblo de Israel, y ahora queremos añadir que si hay algún lugar en donde tenemos profecía cumplida es en estos tres pasos. Y usted bien sabe que nosotros no creemos estar viendo profecía cumplida por todas partes, pero sí la vemos aquí. El pueblo de Israel fue sepultado y esparcida entre las naciones del mundo, y en su mayoría, está muerto espiritualmente para Dios; muerto para las cosas de Dios; este fue el primer paso de los huesos que vimos. Después, desde 1948 ellos regresaron a la escena internacional como nación, pero espiritualmente hablando, hay sectores de ese pueblo que podrían compararse con un cadáver, porque no tienen vida espiritual. Lo que queremos decir es que prevalecen los valores materialistas, intelectuales y todo aquello que es expresión de civilización y progreso, pero no se aprecia la vida espiritual que produce el Espíritu de Dios, que proviene de una relación con El establecida por medio de Cristo Esta condición está simbolizada por el segundo paso que comenzó en los huesos y continuó con los cuerpos, aunque sin vida. Y esa es la condición general de una gran parte de los israelitas en la actualidad.

Entre los versículos 15 al 28 Ezequiel mencionó 2 varas. No vamos a entrar en detalles aquí; solo diremos que ellas tipificaban a los reinos del norte (Israel) y del sur (Judá), que se convertirán otra vez en una nación. Esto significa que nunca hubo "diez tribus perdidas o desaparecidas de Israel" solo extraviadas por un tiempo y si las hay, Dios sabe donde se encuentran. Escuchemos pues, lo que dice el versículo 22, de este capítulo 37 de Ezequiel:

"Haré de ellos una sola nación en la tierra, en los montes de Israel, y un mismo rey será el rey de todos ellos. Nunca más estarán divididos en dos reinos."

Dios los convertirá en una nación. Y añade el versículo 24:

"Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; andarán en mis preceptos, y guardarán mis estatutos y los pondrán por obra."

Ahora, este Pastor no es otro que el Señor Jesucristo mismo. Cuando Él vino a la tierra, nació de la línea de descendencia de David. Como podemos leer en Mateo 1, Lucas 1 y 2, ambos pasajes registraron cuidadosamente que El vino del linaje de David. Así que el que vino de ese linaje será el Pastor y El gobernará sobre ellos. Algunos comentaristas creen que nada en este pasaje exige, que Ezequiel no se esté refiriendo literalmente al rey David, que sería resucitado para ser el príncipe de Israel. David ha sido mencionado por nombre también en otros pasajes que tratan el tema de la restauración futura de Israel (Jeremías 30:9, Ezequiel 34:24 y Oseas 3:5). Por otra parte, algunos comentaristas interpretan aquí la alusión mi siervo David como una alusión a Cristo, el Buen Pastor, teniendo en cuenta, como los otros comentaristas, que El descendió del linaje de David para ser rey sobre Israel. Ahora, en el versículo 28, de este capítulo 37 de Ezequiel, el último versículo leemos:

"Y sabrán las naciones que yo, el Señor, santifico a Israel, pues mi santuario estará en medio de ellos para siempre."

Esto va a suceder. Aun no ha ocurrido, su cumplimiento será al final de los Tiempos.

Dice aquí mi santuario estará en medio de ellos para siempre. Habrá un templo milenario y un templo eterno aquí en la tierra. En Apocalipsis, donde habla de que no habrá templo, se está refiriendo a la Nueva Jerusalén, que es donde estará la iglesia, y que no estará sobre la tierra. Según este versículo, el hogar eterno de los israelitas será sobre esta tierra y el templo de Dios estará en medio de ellos. Aunque no queda duda de que Israel es el tema de Ezequiel, especialmente en los capítulos 37 al 39, con toda seguridad podemos hacer una aplicación de este pasaje a nuestras vidas personales. El mundo en el cual usted y yo vivimos hoy es un valle de muerte, lleno de huesos secos, de personas muertas espiritualmente. Aunque no lo quieran reconocer y consideran estar vivas y actuar normalmente, realmente están muertas en sus delitos y pecados. No tienen vida espiritual. Es por tal motivo que tienen que recurrir a estimulantes de gran variedad, aunque sean dañinos para la salud, para dar animación a un viejo cuerpo sin vida espiritual.

Dios ha dejado bien en claro en 1 Juan 5:12, diciendo: El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Pero si usted tiene al Hijo de Dios, tiene la vida. Si no lo tiene, está muerto espiritualmente “. Solo hay dos clases de personas: personas vivas y muertas. Dijo también en Juan 3:36,” El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que se niega a creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”. O sea que la persona que no tiene a Jesucristo, está muerta espiritualmente.

Estimado oyente, Dios le está diciendo hoy que si usted no tiene una relación con Dios por medio de Cristo, está muerto espiritualmente. Como aquellos huesos secos, tiene que escuchar la Palabra vivificante de Dios, para que el Espíritu Santo la haga realidad en su vida. Usted puede recibir esa vida. Acepte al Señor Jesucristo como su Salvador Personal ahora..

Francis Suarez

Agradecimientos a:

Estudios Bíblicos y Got Questions.Org por sus extraordinarios aportes a la causa de la Predicación de la Palabra de Dios y la búsqueda de Salvación a través del conocimiento de nuestro Rey y Señor Cristo Jesús, Bendiciones de Dios para estas Organizaciones Cristianas.