domingo, 27 de junio de 2021

¿Qué es orando en el Espíritu?

 

¿Qué es orando en el Espíritu?


Algunas personas basados en 1 Corintios 14:15 equiparan la oración en el Espíritu con la oración en lenguas y eso es un error. En el contexto de la discusión sobre el don de lenguas, Pablo menciona “oraré con el espíritu”. 1 Corintios capítulo 14 afirma que cuando una persona habla en lenguas, no sabe lo que está diciendo, puesto que está hablando en un lenguaje que no conoce. Además, nadie puede entender lo que está diciendo a menos que alguien interprete por él (1 Corintios 14:27-28). En Efesios 6:18, Pablo nos instruye y dice, “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”. ¿Cómo debemos orar con toda perseverancia y súplica, y por los santos, si nadie, incluyendo la persona que ora, entiende lo que se está diciendo? Por tanto, orar en el Espíritu debe ser entendido como orando en el poder del Espíritu, por la dirección del Espíritu y de acuerdo a Su voluntad, no como orando en lenguas.

Orando en el Espíritu se menciona tres veces en la Escritura. 1 Corintios 14:15 dice, “¿Qué pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento”. Efesios 6:18 dice, “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”. Judas 20 dice, “Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo”. Entonces, ¿qué significa exactamente orar en el Espíritu?

La palabra griega traducida “orar en”, puede tener diferentes significados. Puede significar “por medio de”, “con la ayuda de”, “en la esfera de”, y “en conexión con”. Orando en el Espíritu no se refiere a las palabras que decimos. Más bien, se refiere a cómo es que estamos orando. Orando en el Espíritu es orar de acuerdo a la dirección del Espíritu. Es orar por las cosas que el Espíritu nos guía a que oremos. Romanos 8:26 nos dice, “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”.

 

Amen.

 


domingo, 20 de junio de 2021

¿Qué dice la Biblia del Ayuno Cristiano?

 

 ¿Qué dice la Biblia del Ayuno Cristiano?


La Escritura no ordena que los cristianos ayunen. No es algo que Dios requiera o demande de los cristianos. Al mismo tiempo, la Biblia presenta el ayuno como algo que es bueno, beneficioso y conveniente. El libro de Hechos registra el ayuno de creyentes antes de tomar decisiones importantes (Hechos 13:4; 14:23). El ayuno con frecuencia va ligado a la oración (Lucas 2:37; 5:33). Creemos casi siempre que el objetivo del ayuno está en la falta de alimento. Por el contrario, el propósito del ayuno debe ser quitar tus ojos de las cosas de este mundo y concentrarte en Dios. El ayuno es una manera de demostrar a Dios, y a ti mismo, que tomas en serio tu relación con Él. El ayuno te ayuda a obtener una nueva perspectiva y una renovada confianza en Dios.

 Aunque en la Escritura casi siempre el ayuno es la abstención de alimentos, existen otras maneras de ayunar. Cualquier cosa que puedas ceder temporalmente con el fin de concentrarte más en Dios, puede ser considerado como un ayuno (1 Corintios 7:1-5). El ayuno debe estar limitado a un tiempo determinado, especialmente cuando el ayuno es de comida. Los largos períodos de tiempo sin comer son dañinos para el cuerpo. La intención del ayuno no es castigar al cuerpo, sino el enfocarse en Dios. El ayuno tampoco debe ser considerado como un “método de dieta”. El propósito del ayuno bíblico no es para perder peso, sino para ganar una relación más profunda con Dios. Sí, todos pueden ayunar, pero algunos pudieran no estar en condiciones para el ayuno alimenticio (por ejemplo los diabéticos). Todos pueden abstenerse temporalmente de algo para concentrarse en Dios.

Al apartar nuestros ojos de las cosas de este mundo, podremos enfocarnos más en Cristo. El ayuno no es una forma de lograr que Dios haga lo que deseamos. El ayuno nos cambia a nosotros, no a Dios. El ayuno no es una manera de aparecer más espirituales que otros. El ayuno es para hacerse en un espíritu de humildad y una actitud gozosa. Mateo 6:16-18 declara, “Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.

domingo, 13 de junio de 2021

¿ Qué dicen las Sagradas Escrituras sobre los tatuajes?


 ¿ Qué dicen las Sagradas

Escrituras sobre los tatuajes?

Hoy quiero invitarte a reflexionar un poco sobre este tema de los tatuajes. Ante todo, ten en cuenta que, generalmente, cuando se tratan temas como la religión o la creencia de las personas, hay quienes encuentran ofensivas ciertas cosas. El respeto es siempre lo más importante.

La Biblia menciona primero los tatuajes en Levítico 19:28, donde dice: “No deben ponerse marcas de tatuaje”. Dios les dio este mandato a los israelitas porque no quería que fueran como los pueblos vecinos que se grababan en la piel los nombres o símbolos de sus dioses (Deuteronomio 14:2). Aunque los cristianos no están bajo la Ley que Dios les dio a los israelitas, sino andan ya bajo la Ley de Cristo en su nueva criatura, la Iglesia; el principio es el mismo.

Los tatuajes son satánicos. Es lo que perfectamente se podría deducir de acuerdo a lo que se señala en la Biblia, osea, yendo directamente a las escrituras. En ella se describe y se transmite la palabra del propio Dios y resulta interesante saber que allí se condenan los tatuajes de forma muy clara. De modo que hacerse un tatuaje va en contra de la palabra de Dios y ¿qué es lo que está en contra de Dios? Lo satánico.

¿Está bien que un cristiano se haga tatuajes?

Analicemos algunos textos bíblicos que pueden servirnos de guía.

“Que las mujeres se adornen [ con modestia y buen juicio.” (1 Timoteo 2:9.) Este principio también es válido para los hombres. El cristiano no debe atraer indebidamente la atención ni incomodar a los demás por su apariencia.

Hay personas que se tatúan para reafirmar su identidad o sentirse libres, dueños de su propio cuerpo. Sin embargo, la Biblia insta a los cristianos: “Presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios, un servicio sagrado con su facultad de raciocinio” (Romanos 12:1). La “facultad de raciocinio”, o la capacidad de razonar, puede ayudar a quien se quiera hacer un tatuaje a analizar sus motivos. Por ejemplo, tal vez desee seguir una moda o demostrar que pertenece a cierto grupo. Pero en ese caso conviene preguntarse: “¿Qué haré si el tatuaje pasara de moda o si me arrepintiera?”. Si uno analiza sus motivos, podrá tomar una buena decisión (Proverbios 4:7).

“Los planes del diligente propenden de seguro a ventaja, pero todo el que es apresurado se encamina de seguro a la carencia.” (Proverbios 21:5.) A menudo, la decisión de hacerse un tatuaje se toma por impulso. Pero quien tome esa decisión tal vez tenga que cargar por mucho tiempo con las consecuencias. Sus relaciones interpersonales o su empleo podrían verse afectados. Además, quitarse un tatuaje es caro y doloroso. Se ha comprobado que muchas personas se arrepienten de tenerlos. Y ese hecho lo comprueba el floreciente negocio de eliminar tatuajes.

Muchas veces hemos escuchado esto, aunque en realidad es algo que a muchos de los que llevan tatuajes poco les interesa. Simplemente lo toman como un prejuicio, pero lo cierto es si ahondamos un poco más en la cuestión, ello de hecho nos muestra la verdadera realidad.  “Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por los muertos, ni imprimireis en vosotros señal alguna. Yo Señor.” (Lev. 19:28)

Es más que claro lo que aquí se está señalando. El Señor no quiere rasguños en el cuerpo ni ningún tipo de señal en él. Algunas traducciones incluso utilizan otros términos aún más determinantes, como “cortadas” o “perforaciones” en lugar de “rasguños” o bien “símbolos”. Incluso, las más modernas directamente dicen “tatuajes” en lugar de “señal”.

 Conclusión:

hacerse un tatuaje esta desaprobado por Dios

La Biblia es el conjunto de libros canónicos mediante el cual se transmiten los pensamientos de Dios según los creyentes del judaísmo y el cristianismo, pero algunos de ellos llevan tatuajes y al ser confrontados ante esta escritura suelen señalar que se trata sólo del Antiguo Testamento, pero es que también en el N.T. hay evidencias de que Dios no aprueba eso:

1 Corintios 6:19 – Dice: ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?  En fin, la Biblia condena los tatuajes y hacerse un tatuaje es un pecado.  2 Corintios 6:16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:

Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.

Considerando que aproximadamente el 35% del mundo cree en el cristianismo, aun asi muchos se han tatuado sin saber lo que se describe en la Biblia

domingo, 6 de junio de 2021

"Ejemplo os he dado"

 

 

"Ejemplo os he dado"


"Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. (Jn 13:15)  "

Como ya hemos visto, servir a los demás no es fácil, entonces, ¿de dónde sacar las fuerzas para perseverar en este servicio santo?

Sin lugar a dudas, nuestra mayor fuente de inspiración será siempre el Señor Jesucristo. Mirando su ejemplo desaparecen inmediatamente muchas de las objeciones que nosotros planteamos para servir.

Jesús enseña sobre la humildad y el servicio (Juan 13:12-17)

(Jn 13:12-17) "Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis."

Jesus dice : "¿Sabéis lo que os he hecho?"

(Jn 13:12) "Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?"

 Esta costumbre del Señor de hacer preguntas constituye un eficaz método de enseñanza. Nos obliga a todos a preguntarnos acerca de las cosas que creemos y practicamos. Esta es una cuestión muy importante, porque fácilmente llegamos a hacer las cosas porque siempre las hemos visto hacer así, pero sin entender cuál es la verdadera razón por la que las hacemos. Incluso podría ser que hiciéramos cosas que ni siquiera agradan a Dios. Una fe ciega e ignorante nunca ha sido el propósito de Dios, por eso siempre es saludable hacernos preguntas acerca de lo que vemos y escuchamos.

El mandamiento del Señor: "lavaros los pies los unos a los otros"

(Jn 13:13-14) "Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy, pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros."

¿Quién establece este mandamiento?

Los apóstoles le llamaban "Maestro y Señor", pero él cambia el orden de los títulos, colocando en primer lugar el hecho de que él es "Señor". Es decir, primero estaba su derecho a darles órdenes, y sólo después podría ser considerado como "Maestro". Esto es lógico, puesto que si no aceptamos su autoridad en nuestras vidas, de nada servirá que nos enseñe. Esa fue la razón por la que el Señor se quejó en una ocasión: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Lc 6:46).

Una vez que tenemos la actitud correcta hacia Cristo y sus mandamientos, entonces él puede comenzar a enseñarnos. Y aquí encontramos una lección realmente importante: "Si yo he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros".

¿Cuál debería ser la razón por la que debemos hacer esto por nuestros hermanos? Pues en primer lugar porque Cristo es el Señor y nos lo manda. Luego, más tarde en esa misma noche, les explicará también que debe ser el amor los unos a los otros lo que les debe mover a hacerlo (Jn 13:34-35).

¿Cómo llevar a cabo este mandamiento?

Servir con humildad a nuestro prójimo nunca resulta una tarea fácil, por eso, para estar capacitados para poderla llevar a cabo será imprescindible que previamente hayamos experimentado en nosotros cómo el Señor ha lavado nuestros propios pies y nos ha servido. Sólo cuando somos conscientes de que hemos sido hechos objetos de la gracia y misericordia de Dios, estaremos capacitados para acercarnos a nuestro prójimo con una actitud humilde y podremos servirle adecuadamente.

Esto nos recuerda que lavar los pies era un servicio humilde propio de un criado o un esclavo, por eso, cuando Juan el Bautista quiso resaltar la superioridad de Cristo sobre él, dijo: "Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado" (Mr 1:7). Juan no se sentía digno ni de desatar encorvado las sandalias de Cristo para lavarle los pies. Y una actitud similar de humildad y servicio la encontramos en Abigail: "Ella se levantó e inclinó su rostro a tierra, diciendo: He aquí tu sierva, que será una sierva para lavar los pies de los siervos de mi señor" (1 S 25:41). Todo esto nos recuerda que al servir a nuestros hermanos debemos estimarlos como superiores a nosotros mismos y actuar con humildad frente a ellos (Fil 2:3).

 ¿Por qué no nos lavamos los pies los unos a los otros con más frecuencia?

Es triste tener que reconocer que no cumplimos este mandamiento del Señor con la frecuencia que deberíamos. Esto no se debe a que ignoremos las imperfecciones o pecados que afean el carácter de nuestros hermanos, sino que es porque en muchas ocasiones preferimos criticarlos y divulgar sus faltas antes que ayudarles a corregirlas. Por supuesto, detrás de esa actitud hay una evidente falta de amor por el hermano. Como dice el proverbio: "El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas" (Pr 10:12) (1 P 4:8).

La santidad implica servicio

Al comenzar a estudiar esta sección dijimos que uno de los temas más importantes que el Señor iba a tratar en ella tenía que ver con la santidad. Y aquí encontramos un aspecto fundamental: la santidad implica servicio. No se trata simplemente de una doctrina teológica para ser estudiada intelectualmente, tiene que implicar también una actitud de la voluntad y del corazón hacia las otras personas, buscando oportunidades para servirles. No es posible la santidad en solitario.

"El siervo no es mayor que su señor"

(Jn 13:16) "De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su Señor, ni el enviado es mayor que el que le envió."

Una vez más el Señor utiliza la fórmula con la que ya había introducido muchas de sus declaraciones: "De cierto, de cierto os digo". Y es que lo que estaba diciendo se revestía de la misma importancia que otras muchas cosas que ya les había enseñado.

La bienaventuranza del servicio

(Jn 13:17) "Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis."

Finalmente el Señor les dice que sólo en este tipo de servicio encontrarían la verdadera felicidad: "Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis".