domingo, 6 de junio de 2021

"Ejemplo os he dado"

 

 

"Ejemplo os he dado"


"Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. (Jn 13:15)  "

Como ya hemos visto, servir a los demás no es fácil, entonces, ¿de dónde sacar las fuerzas para perseverar en este servicio santo?

Sin lugar a dudas, nuestra mayor fuente de inspiración será siempre el Señor Jesucristo. Mirando su ejemplo desaparecen inmediatamente muchas de las objeciones que nosotros planteamos para servir.

Jesús enseña sobre la humildad y el servicio (Juan 13:12-17)

(Jn 13:12-17) "Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis."

Jesus dice : "¿Sabéis lo que os he hecho?"

(Jn 13:12) "Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?"

 Esta costumbre del Señor de hacer preguntas constituye un eficaz método de enseñanza. Nos obliga a todos a preguntarnos acerca de las cosas que creemos y practicamos. Esta es una cuestión muy importante, porque fácilmente llegamos a hacer las cosas porque siempre las hemos visto hacer así, pero sin entender cuál es la verdadera razón por la que las hacemos. Incluso podría ser que hiciéramos cosas que ni siquiera agradan a Dios. Una fe ciega e ignorante nunca ha sido el propósito de Dios, por eso siempre es saludable hacernos preguntas acerca de lo que vemos y escuchamos.

El mandamiento del Señor: "lavaros los pies los unos a los otros"

(Jn 13:13-14) "Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy, pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros."

¿Quién establece este mandamiento?

Los apóstoles le llamaban "Maestro y Señor", pero él cambia el orden de los títulos, colocando en primer lugar el hecho de que él es "Señor". Es decir, primero estaba su derecho a darles órdenes, y sólo después podría ser considerado como "Maestro". Esto es lógico, puesto que si no aceptamos su autoridad en nuestras vidas, de nada servirá que nos enseñe. Esa fue la razón por la que el Señor se quejó en una ocasión: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Lc 6:46).

Una vez que tenemos la actitud correcta hacia Cristo y sus mandamientos, entonces él puede comenzar a enseñarnos. Y aquí encontramos una lección realmente importante: "Si yo he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros".

¿Cuál debería ser la razón por la que debemos hacer esto por nuestros hermanos? Pues en primer lugar porque Cristo es el Señor y nos lo manda. Luego, más tarde en esa misma noche, les explicará también que debe ser el amor los unos a los otros lo que les debe mover a hacerlo (Jn 13:34-35).

¿Cómo llevar a cabo este mandamiento?

Servir con humildad a nuestro prójimo nunca resulta una tarea fácil, por eso, para estar capacitados para poderla llevar a cabo será imprescindible que previamente hayamos experimentado en nosotros cómo el Señor ha lavado nuestros propios pies y nos ha servido. Sólo cuando somos conscientes de que hemos sido hechos objetos de la gracia y misericordia de Dios, estaremos capacitados para acercarnos a nuestro prójimo con una actitud humilde y podremos servirle adecuadamente.

Esto nos recuerda que lavar los pies era un servicio humilde propio de un criado o un esclavo, por eso, cuando Juan el Bautista quiso resaltar la superioridad de Cristo sobre él, dijo: "Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado" (Mr 1:7). Juan no se sentía digno ni de desatar encorvado las sandalias de Cristo para lavarle los pies. Y una actitud similar de humildad y servicio la encontramos en Abigail: "Ella se levantó e inclinó su rostro a tierra, diciendo: He aquí tu sierva, que será una sierva para lavar los pies de los siervos de mi señor" (1 S 25:41). Todo esto nos recuerda que al servir a nuestros hermanos debemos estimarlos como superiores a nosotros mismos y actuar con humildad frente a ellos (Fil 2:3).

 ¿Por qué no nos lavamos los pies los unos a los otros con más frecuencia?

Es triste tener que reconocer que no cumplimos este mandamiento del Señor con la frecuencia que deberíamos. Esto no se debe a que ignoremos las imperfecciones o pecados que afean el carácter de nuestros hermanos, sino que es porque en muchas ocasiones preferimos criticarlos y divulgar sus faltas antes que ayudarles a corregirlas. Por supuesto, detrás de esa actitud hay una evidente falta de amor por el hermano. Como dice el proverbio: "El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas" (Pr 10:12) (1 P 4:8).

La santidad implica servicio

Al comenzar a estudiar esta sección dijimos que uno de los temas más importantes que el Señor iba a tratar en ella tenía que ver con la santidad. Y aquí encontramos un aspecto fundamental: la santidad implica servicio. No se trata simplemente de una doctrina teológica para ser estudiada intelectualmente, tiene que implicar también una actitud de la voluntad y del corazón hacia las otras personas, buscando oportunidades para servirles. No es posible la santidad en solitario.

"El siervo no es mayor que su señor"

(Jn 13:16) "De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su Señor, ni el enviado es mayor que el que le envió."

Una vez más el Señor utiliza la fórmula con la que ya había introducido muchas de sus declaraciones: "De cierto, de cierto os digo". Y es que lo que estaba diciendo se revestía de la misma importancia que otras muchas cosas que ya les había enseñado.

La bienaventuranza del servicio

(Jn 13:17) "Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis."

Finalmente el Señor les dice que sólo en este tipo de servicio encontrarían la verdadera felicidad: "Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis".

1 comentario:

  1. Juan 13:14
    si Cristo, el Señor y el Maestro, lavo los pies de los discipulos,
    nosotros los discipulos también debémos lavarnos los pies los unos a los otros.

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