¿Significado “ ser una sola carne” en un
matrimonio?
Me da pena ver que en esta isla bella que es Puerto Rico, esa institución creada por Dios llamada el matrimonio está en crisis, la mayoría de las parejas no quieren casarse, sobre todo en las mujeres, quieren tener esa independencia; por eso hay tantas madres solteras en esta sociedad, incluso llegando a tener varios hijos con diferentes padres, sin pensar que esto es dañino para los hijos. En lo concerniente a las relaciones emocionales, la nueva unidad tiene prioridad sobre todas las relaciones previas y futuras (Génesis 2:24). Algunas parejas de casados continúan concediéndole un mayor peso a los lazos que los unen con sus padres, que con su nuevo cónyuge. Esta es una receta para el desastre en un matrimonio y es una perversión al propósito original de Dios de “dejar y unirse”. Un problema similar puede surgir, cuando uno de los cónyuges comienza a inclinarse más por satisfacer las necesidades emocionales de un hijo que las de su esposo(a).
Emocionalmente, espiritualmente, intelectualmente, financieramente y en cualquier otro aspecto, la pareja debe convertirse en uno. Así como una parte del cuerpo cuida de las otras partes del organismo (el estómago digiere la comida para el cuerpo, el cerebro dirige al cuerpo por el bien del ser, las manos trabajan para el beneficio del cuerpo, etc.), igualmente en el matrimonio, cada cónyuge debe cuidar del otro. Cada cónyuge ya no debe ver el dinero ganado como “mi” dinero, sino como “nuestro” dinero. Efesios 5:22-23 y Proverbios 31:10-31, nos dan la aplicación de esta “unidad” en el papel del esposo y la esposa respectivamente.
Físicamente, ellos se convierten en una carne y el resultado de esa sola carne se encuentra en los hijos que produce su unión. Ahora estos hijos poseen una composición genética especial, como resultado de la unión. Y aún en el aspecto sexual de su relación, ellos no deben considerar sus cuerpos como propios, sino pertenecientes a su cónyuge (1 Corintios 7:3-5). Tampoco se enfocarán en su propio placer, sino más bien en proporcionar placer a su esposo(a).
La unidad y deseo de beneficiar al otro no es algo automático, especialmente después de que la raza humana cayó en pecado. En Génesis 2:24, le es dicho al hombre que se “una” a su mujer. Esta palabra abarca dos ideas. Una es estar “pegado” a su esposa, una ilustración de qué tan unido debe ser el lazo matrimonial. El otro aspecto es “dedicarse diligentemente a ver por” la esposa. Este “dedicarse diligentemente a ver por” es llevarlo más allá del noviazgo que conduce a la boda y continuarlo a través del matrimonio. La tendencia carnal es hacer “lo que me hace sentir bien” en vez de considerar lo que beneficiará al esposo(a). Y este egocentrismo es la rutina en la que comúnmente caen los matrimonios, “una vez terminada la luna de miel”. En vez de que cada uno de los cónyuges se preocupe por cómo no se satisfacen sus propias necesidades, debe permanecer concentrado en suplir las necesidades del cónyuge.
A pesar de lo agradable que puede ser que dos personas que vivan juntas, satisfagan las necesidades del otro, Dios tiene un llamado más elevado para el matrimonio. Así como debían servir a Cristo con sus vidas antes del matrimonio (Romanos 12:1-2), ahora deben servir juntos a Cristo, como una unidad, y criar a sus hijos para servir a Dios (1 Corintios 7:29-34; Malaquías 2:15; Efesios 6:4). Priscila y Aquila, en Hechos 18, serían buenos ejemplos de esto. En la medida que una pareja busca servir a Cristo, el gozo que da el Espíritu llenará su matrimonio (Gálatas 5:22-23). En el Jardín del Edén había tres personajes (Dios el Creador, Adán, y Eva) y había gozo. Así que, si Dios es el centro de un matrimonio, también habrá gozo. Sin Dios, una verdadera y plena unidad no es posible.
Francis Suarez
Fuentes: Gotquestions.ong
Pinceladas Biblicas
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