La Ley y los
profetas y Cristo
(Mt 5:17-20)
Sermones
sobre el Sermón del Monte
Estos
versículos tienen continuidad con el texto precedente, y al mismo tiempo
constituyen la introducción a diversos
mandamientos de la ley, que se exponen
en el resto del capítulo.
Recordemos
que hasta aquí, el Señor había descrito al cristiano en las bienaventuranzas, es
decir, había expresado cómo somos en Cristo. Después, nos enseñó cómo debemos
manifestar lo que somos, en tanto que somos sal y luz del mundo.
Somos hijos
de Dios y ciudadanos del reino de los cielos. En calidad de tales, la cuestión
que nos plantea ahora en esta porción es
que debe vivir una vida justa.
La palabra
clave que resume la vida cristiana es justicia o rectitud.
¿Cómo se relacionan la ley y los
profetas)
Tal como
vimos en la introducción, algunos piensan que Jesús vino para continuar enseñando la ley y que los evangelios no son
más que ley. Para otros, Cristo abolió por completo la ley y en su lugar
introdujo la gracia. En realidad ambos extremos se tocan, ya que desvirtúan la ley, pero este texto
desmiente a los dos. Lo mejor que
podemos hacer es ver el significado de ley y profetas en este pasaje.
El significado de ley. El sentido
que tiene aquí el vocablo ley es el de toda la ley que Dios había dado al
pueblo de Israel en sus tres vertientes: la ley moral, judicial y
ceremonial. A partir del v. 21, cuando se refiere a la ley, se trata
solamente de la moral. Del mismo modo que la presenta jesus en (Mat. 22:38-40)
·
38 Este es
el primero y grande mandamiento.
·
39 Y el
segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
·
40 De estos
dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. ¿De quién es hijo el
Cristo?
El significado de profetas. Sin lugar
a dudas se refiere al contenido de los libros proféticos del Antiguo
Testamento. Pero de hecho, lo que hicieron los profetas fue interpretar,
enseñar al pueblo la ley y aplicarla a la vida de cada uno, exactamente como
hacemos los predicadores hoy. Pero no se limitaron a este cometido de ser
voceros de Dios, puesto que en su mensaje predijeron la venida del Mesías en
sus dos vertientes: en humillación y
exaltación después de haber realizado su obra salvadora. En otras
palabras, la ley y los profetas, quiere decir el AT.
El significado de cumplir. En dos ocasiones se emplea el término
cumplir. Primero, Jesús dice que él que no ha venido a abrogar, o sea, a
abolir, invalidar o revocar la ley. El término
griego katalusai significa:
destruir totalmente, derrumbar completamente.
Por el
contrario, él ha venido a cumplir, griego plerwstai,
un verbo que debemos verlo en sus dos proposiciones:
la ley de
Dios es absoluta, nunca se puede cambiar ni modificar nada de ella (La Moral). Sus exigencias son permanentes,
ya que jamás se pueden reducir hasta que el cielo y la tierra pasen, es decir,
hasta la consumación de los tiempos. Mientras éstos duran, ni una jota ni una
tilde desaparecerán de ella, ni una yod (י), la letra
más pequeña del alfabeto hebreo, ni la virgulilla más insignificante colocada
sobre una letra; (Mat.5:18)
el Señor no
ha venido a modificar la ley y los profetas porque ha venido para cumplir su contenido,
puesto que el AT señala a Cristo y hasta el más mínimo detalle de lo que está
escrito en él se cumplirá. En la actualidad, algunos dicen que creen en Cristo, pero rechazan el
AT, lo que es una contradicción flagrante. ¡Cuán importante es!
¿Cuál es nuestra relación con la
ley y los profetas?
Tenemos tres
palabras claves con referencia a los mandamientos: anular, guardar y enseñar.
La primera es negativa
porque tiene el sentido de quitar o eliminar, prescindir de la ley y en
consecuencia ser alguien insignificante en el reino de Dios.
Las otras
dos tiene que
ver con la obediencia y la transmisión a otros de los mandamientos y reciben la
promesa bendita de ser llamados grandes en el reino de Dios. ¿ En qué posición
estamos nosotros? Es cierto que nosotros no estamos bajo la ley en el sentido
de tomarla como un camino de salvación, ya que nuestra salvación no depende del
cumplimiento de la ley de Dios, sino de la obra de Cristo en la cruz. Pero este
hecho no nos exime de su cumplimiento como norma de vida, especialmente de la
ley moral, los diez mandamientos.
El problema
que se plantea a muchos es que ven a la ley como algo opuesto a la gracia. Sin
embargo, ambas se complementan, ya que la ley nos muestra que somos
pecadores y nos ha empujado hacia la
gracia que hemos recibido en virtud del sacrificio de Cristo a nuestro favor.
Aquellos que
dicen acogerse a la gracia y prescinden de los mandamientos, en realidad la
menosprecian porque lo que quieren es vivir una vida a su antojo sin nada que
les indique que actúan incorrectamente y de este modo anulan la ley de Dios (La Moral), que
incluso el mismo Cristo cumplió en todos sus aspectos.
¿Cómo debe ser nuestra justicia?
Esta
pregunta se desprende lógicamente de la frase que nos insta a guardar y enseñar
la ley en comparación con la actitud de los fariseos.
La justicia de los fariseos. Éstos eran
hombres reconocidos por su santidad ya que el mismo nombre fariseo significa
separado, así como lo escuchan queridos lectores, Se llamaban a sí mismos los "compañeros" (heb jabêrîm) o
los "santos" (heb.
qedôshîm) en hebreo, del mismo modo que todos lo que hemos nacido en Cristo en
este tiempo de la Gracia. Eran personas que se consideraban especiales porque
habían confeccionado un código de normas ceremoniales y de conducta relacionado
con la ley que era más riguroso que la misma ley de Moisés e intentaban
imponerlo al pueblo.
Hacemos esta
aclaración porque otra cosa es la definición de FARISEO, que tenemos como
sinosimo hoy en dia para atribuirle ese nombre a alguien:
fariseo,
farisea
adjetivo/nombre masculino y femenino
1. 1.
[persona]
Que es hipócrita y finge una moral, unos sentimientos o unas creencias
religiosas que no tiene.
2. 2.
nombre masculino
Persona
que pertenecía a un grupo religioso judío de la época de Jesús que se
caracterizaba por observar escrupulosamente y con cierta afectación los
preceptos de la Ley mosaica; en general, se interesaba más por la manifestación
externa de esos preceptos que por seguir el espíritu de la Ley.
3
Hipócrita
,Falso
Sin embargo,
Jesús dice que si nuestra justicia no es mayor que la de escribas y fariseos no
entraremos en el reino de los cielos. El problema estaba en que ellos
practicaban su religión externamente para ser alabados por los demás y no de corazón.
Por eso en
muchas ocasiones Jesús los tildó de
hipócritas. Se interesaban más por los detalles que por los principios de la
ley. Este es el punto crucial como veremos al considerar la manera en que
entendían cada uno de los mandamientos.
La justicia de los cristianos. El
propósito de la gracia de Dios en Jesucristo es capacitarnos para cumplir
la justicia de la ley. (La Moral), que son
Los Diez Mandamientos; ya que las otras (613) ordenanzas o decretos de La Ley
de Moises no guardan relación hoy dia con el creyente nacido en cristo, esta
fue la que se clavó en la cruz junto con la Ley del Pecado (Colosenses 2:14).
En otras
palabras, lo que se espera de nosotros es que vivamos santamente. Santidad no
es experimentar algo especial, sino obedecer la ley de Dios como estilo de
vida. Las experiencias nos pueden ayudar y tienen su lugar en la vida cristiana, pero la
santidad es ante todo algo que practicamos en nuestra vida diaria, honrando y
observando la ley tal como lo hizo nuestro Salvador.
Vivir en
santidad es actuar en todas las cosas de una manera justa y recta. Quizás
alguno ha podido pensar que Jesús, en este pasaje, está abogando por una
salvación por obras, ya que tenemos que vivir más justamente que los fariseos
si deseamos entrar en el reino. Debemos descartar totalmente esta idea.
Nunca
olvidemos que no hay justo ni aun uno (Rom. 3:10) y que la ley de Dios condena
a todo el mundo. Jesús no está enseñando un camino de salvación por obras o por
nuestra justicia. Quizá alguien piense que al ser la salvación por la justicia de Cristo nosotros no
debemos hacer nada.
Este es otro
error, como si dijera que al hacerlo
todo Cristo ya no importa nuestra conducta o que nuestra manera de vivir a
partir de nuestra conversión es
indiferente. Lo que Cristo nos enseña es que la prueba de que hemos recibido la
verdad de la gracia de Dios en él es que vivamos una vida justa.
Porque
recibir la gracia de Dios en Cristo significa no sólo que nuestros pecados son
perdonados a causa de su muerte por nosotros en el Calvario, sino también que
Cristo se está formando en mí al participar de su naturaleza moral ( 2 P. 1:4)
que se manifiesta por la justicia o rectitud de vida y evidencia que somos
hijos de Dios.
Conclusión
El que ha
nacido de nuevo practica una justicia que excede a la de los escribas y
fariseos. Es un cristiano que quiere glorificar a Dios y cumplir la ley. Ve la
santidad de la ley y nada le atrae más que vivirla en su vida diaria, una justicia que es el fruto de la nueva vida que tenemos
en Cristo.