"El Espíritu
vuelve a Dios que lo dio"
En algunas
ocasiones se utilizan las palabras de Eclesiastés 12:7 para sostener la
creencia en el vuelo del espíritu al cielo al morir el cuerpo, donde se supone
que entra en su herencia eterna; aunque parece que siempre se olvida de que "es
necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que
cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno
o sea malo" (2 Corintios 5:10) Para qué podría ser semejante
juicio, si los hombres van a sus premios o castigos al morir, es inconcebible
para una mente racional.
Ahora bien,
lo primero a lo cual dirigiríamos la atención del lector en el versículo en
referencia es al hecho que Salomón no hace diferencia entre buenos y malos,
sino que habla, sin calificaciones, de que, al morir la persona, el espíritu
regresa a Dios que lo dio. Lo que sea el espíritu del cual se habla aquí, todos
concordarán en que todos los hombres lo tienen, tanto los buenos como los
malos, y que al producirse la muerte ese espíritu abandona al bueno y al malo
por igual; y en vista de que se dice que regresa a Dios que lo dio, se entiende
que vino de Dios.
El hecho que
el espíritu del cual se habla aquí se da a todos los hombres por igual, y que
al producirse la muerte regresa a Dios desde donde vino, muestra claramente que
ese espíritu no es el hombre mismo, bueno o malo, porque ningún creyente en la
teoría popular admitirá que la supuesta entidad espiritual de los malos va a
Dios al producirse la muerte. Porque para que este texto pueda ajustarse a la
teoría de la existencia desincorporada consciente y a la creencia de que se va
al cielo al morir, debe modificarse considerablemente. Habría que recordarle a
Salomón que cometió un grave error al no cuidar sus palabras para que dijeran
que al producirse la muerte sólo el espíritu de los buenos va a Dios, mientras
que el de los malos va en otra dirección; no a Dios, sino al diablo.
Ud.,
estimado lector, no estará dispuesto a admitir que Salomón se equivocó. Más
bien Ud. se sentirá inclinado a concluir que la teoría popular discrepa tanto
de la inspiración que las palabras de la Escritura tendrían que ser modificadas
en gran medida para que pudieran ajustarse a los dogmas de las escuelas
teológicas.
Sírvase
tomar nota de que el espíritu del cual se habla aquí regresa a Dios que lo dio
. Dios lo dio. Es un elemento que Dios dio a algo o a alguien. Es aquello que
fue dado a un ser, y no es el ser a quien le fue dado. Por lo tanto, no es el
hombre mismo sino algo que fue dado al hombre, lo cual, al producirse la
muerte, abandona al hombre al cual le fue dado y regresa a Aquel que lo dio.
Ahora bien,
estimado lector, quiero pedirle que vuelva a leer lo que hemos dicho y los
textos que hemos dado en la Proposición 18 en relación con el tema del
espíritu. Entonces Ud. verá que la palabra espíritu se usa con frecuencia para
referirse a la vida, tanto del hombre como de los animales. La palabra espíritu
en el versículo en referencia procede del término hebreo ruach. Salomón usó esta misma palabra en este mismo libro,
en Eclesiastés 3:19, pero nuestros traductores la vertieron ahí como "respiración" y aquí como "espíritu" (Eclesiastés 12:7)
Con respecto al hombre y a las bestias, ahí se dice: "Una misma respiración [
ruach ] tienen todos". Ahora bien, ¿qué dio Dios al hombre cuando lo
hizo un ser viviente? La respuesta se da en Génesis 2:7-- "Sopló
en su nariz aliento [ ruach ] de vida". ¿Qué ocurre cuando muere
un hombre? "Sale su aliento [ ruach ], y vuelve a la tierra; en ese mismo día
perecen sus pensamientos" (Salmos 146:4) Cuando respiramos
inhalamos el aire que nos rodea, el cual Dios, en sus métodos misteriosos, ha
impregnado con el principio de vida. Cuando, por enfermedad o accidente, nos
vemos impedidos de respirar, nuestro aliento o respiración se va, la vida se va
y quedamos sin vida como estaba Adán antes de que Dios soplara el aliento de
vida en su nariz. Dios es la única fuente de vida; la vida de todos los seres
vivientes. La vida vino de él. Al producirse la muerte, la vida regresa a él.
La vida que Dios dio a Adán no fue una entidad inmortal. Sin duda no fue una
entidad consciente lo que sopló Dios en la nariz de Adán. Tampoco es una
entidad consciente cuando regresa a Dios que lo dio.
Además, el
espíritu o vida de todos los hombres y de todos los animales procede de Dios;
pero el hombre salió del polvo. "Entonces Jehová Dios formó al hombre
del polvo de la tierra" (Génesis 2:7) "El primer hombre es
[formado] de la tierra, terrenal" (1 Corintios 15:47) El hombre
salió del polvo; su vida, o espíritu de vida o aliento de vida, vino de Dios.
Cuando se produce la muerte, hay un retorno de las cosas. El hombre que salió
del polvo regresa a la tierra, y la vida que fue dada para hacerlo un hombre
viviente regresa a Dios que lo dio. Al hacer un hombre viviente, se produce la
formación y otorgamiento de vida. Para que ese mismo hombre muera se le debe
retirar la vida, y el hombre mismo queda expuesto a la descomposición.
Esto es lo
que nuestro texto dice acerca de la muerte: "Y el polvo vuelva a la tierra,
como era , y el espíritu [vida] vuelva a Dios que lo dio". Y lo
que se aplica en esto al hombre también se aplica a las bestias; porque Salomón
dice de ambos: "Como mueren los unos, así mueren los otros,
* * * todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo"
(Eclesiastés 3:19, 20) El hombre que no es mejor que las bestias "es
semejante a las bestias que perecen [...], como a rebaños que son conducidos al
Seol [sepulcro]" (Salmos 49:12, 14, 20) Pero el hombre que
sobrepasa a las bestias en la escala intelectual y moral, y se hace responsable
ante Dios, saldrá a vida otra vez; se producirá una resurrección [ anastasis ---levantarse otra vez]
"para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el
cuerpo, sea bueno o sea malo" (2 Corintios 5:10).
El espíritu que vuelve a Dios
"Y el
polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo
dio" (Eclesiastés 12:7).
Acá tenemos
una descripción de lo que ocurre con el hombre cuando muere. Pero se levanta
naturalmente la pregunta: ¿Qué es ese espíritu que regresa a Dios?
Las palabras
del apóstol Santiago pueden ayudarnos a entenderlo:
"Porque
como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta" (Santiago
2:26). El espíritu, entonces, es lo que mantiene el cuerpo vivo.
Algunas
Biblias tienen una acotación marginal en la cual explican que la palabra "espíritu" puede ser
traducida también por "respiración". Pues el cuerpo sin la
respiración o el aliento está muerto.
Las dos
palabras, "aliento" y
"espíritu se usan indistintamente en las Escrituras. Job 27:3 dice en
la Versión Moderna: "Mientras tanto que mi espíritu esté dentro de mí, y haya hálito
de Dios en mis narices... "
El espíritu
que un hombre recibe de Dios y que vuelve a Dios cuando muere, es lo que Dios
pone en sus narices.
Volvamonos
ahora pues al relato de la creción del hombre otra vez. ¿Qué puso Dios en las
narices del hombre?
"Entonces
Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento
de vida, y fue el hombre un ser viviente" (Génesis
2:7).
Dios insufló
en la nariz del hombre en ocasión de la creación el aliento de vida. Luego, en
ocasión de la muerte, la chispa o el aliento o el espíritu de vida regresa a
Dios quien lo dio. Es el proceso inverso de la creación.
"Entonces
Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra".
¿Describiremos
al hombre tal como salió de las manos de su Creador?
Allí está:
completo con todas sus partes. Tiene un cerebro en la cabeza listo para pensar,
pero no piensa. Hay sangre en las venas lista para fluir, pero no fluye. Tiene
un corazón en el pecho listo para latir, pero no late. Está listo para vivir,
para amar, para actuar, peo no vive, no ama, no actúa todavía.
"Y
sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente".
Desde ese
momento el hombre poseyó una identidad, una personalidad, un carácter. El
hombre llegó a ser "alma viviente",
según la antigua versión de Valera, o un "ser viviente", segun la versión revisada.
Luego,
cuando el hombre muere, de acuerdo con Eclesiastés 12:7, el polvo vuelve a la
tierra como era, y el espíritu de vida, o aliento de vida, sea que se trate de
un hombre santo o pecador, regresa a Dios quien lo dio. La identidad no está
perdida. El carácter está preservado. La personalidad está segura en las manos
de Dios. Pero el hombre deja de estar conciente, porque la unión del cuerpo y
el aliento - unión que da vida y que la mantiene - ha sido quebrantada.
En otras
palabras, si la unión del polvo de la tierra y el aliento de vida produce un
ser viviente, ¿qué le ocurre a ese ser o a esa alma viviente cuando estos dos
elementos son separados en ocasión de la muerte? Por eso Job dice: “ "Si el
hombre muriere, ¿volverá a vivir?" (Job 14:14) y David dice: “Porque
en la muerte no hay memoria de ti; en el sepulcro, ¿quién te alabará? (Salmo
6:5) Tambien : ‘ Los muertos no alaban al
SEÑOR, ni ninguno de los que descienden al silencio. (Salmo 115:17)
Isaias también hablo: “Porque el sepulcro no te exaltará, ni te
alabará la muerte; ni los que descienden a la fosa esperarán tu verdad. (Isaias
38:18) y nuevamente salomon dice: “ Porque los que viven saben que han de
morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es
puesta en olvido.”(Ecle. 9:5)
Cualquiera
puede ver que el hombre deja de existir como un ser viviente hasta que el Autor
de la vida reúna de nuevo los dos elementos en el dia de la resurrección.
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